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Citroën Jumpy - Tecnológicamente avanzada

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La nueva Citroën Jumpy sorprende por muchos motivos. A un diseño realmente llamativo hay que sumarle sus amplias posibilidades de utilización gracias a sus tres longitudes y cuatro motores, propulsores que, por otro lado, destacan por su excelente rendimiento y ajustado consumo.

No vamos a desmerecer a la anterior generación de la Citroën Jumpy, pues durante los años en los que se ha comercializado ha tenido una gran aceptación en el mercado, dejando un “buen sabor de boca” a los miles de clientes que apostaron por el modelo francés.
Pero está claro que ya tocaba renovarse por muchos factores; primero por las nuevas necesidades de los profesionales que precisan de una furgoneta de tamaño medio, encaminadas sobre todo a contar con un vehículo funcional que dé respuesta a las exigencias del día a día. Por otro lado, el cumplimiento de la normativa Euro 6 sobre gases contaminantes y el hecho de tener que ajustar cada vez más la estructura de costes obligaba a la marca a introducir motores más limpios y económicos.
Si a todo ello le añadimos que el incremento de las matriculaciones durante los últimos tres años de forma ininterrumpida exige en cierta medida a contar con un vehículo moderno que pueda competir con el resto de competidores “de tú a tú”, resulta perentoria la decisión de la firma del doble chevron de “reinventar” la Jumpy.



Pisa fuerte
Y realmente el vehículo que presentamos cumple perfectamente con todos los requisitos aludidos. Ya tuvimos ocasión de poder pulsar el comportamiento del furgón galo durante una toma de contacto por los alrededores de París hace unos meses (ver Truck nº 105 julio/agosto) con resultados más que satisfactorios. Ahora bien, en aquella ocasión lo hicimos con una variante que montaba el motor de 150 CV, quedándonos con las ganas de testar el propulsor de 122 CV, que a nuestro parecer se antoja el más adecuado para los requerimientos del mercado español, y esta versión es precisamente la que hemos probado más a fondo.
Antes de dar al botón de arranque -nuestra unidad contaba con llave inteligente-, decir que dispusimos con una versión de batalla extendida, de 3.275 mm, para una longitud de 4.959 mm.
Del diseño del vehículo, decir que la Jumpy sobresale por sus líneas armoniosas, con un frontal y unos faros muy perfilados que recuerda al de algunos de los turismos y SUV de la marca. Precisamente la alta posición de las ópticas, además de transmitir una sensación de dominio sobre la carretera, juega un papel fundamental a la hora de preservarlas de pequeños golpes y roces.
Al entrar al habitáculo, lo primero que advertimos es la posición elevada del salpicadero, al igual que sucede con el puesto de conducción, de manera que, además de garantizar un mayor control visual de todo lo que nos rodea, también facilita enormemente la utilización de los mandos de control de los diferentes dispositivos que incluye el vehículo, que resulta muy intuitiva.
Pero por lo que más destaca el interior de la Jumpy es por su funcionalidad. En este sentido cobra especial importancia el sistema Moduwork, en el que la banqueta doble del pasajero es parte importante del mismo. Así, abatiendo el asiento del lado derecho hacia arriba y abriendo la trampilla situada en la parte baja de la mampara, se gana una longitud extra de la zona de carga de 1,16 metros, desde los 2,51 a los 3,67 metros.
Por otro lado, bajo la misma banqueta se localiza un práctico cofre portaobjetos, mientras que plegando el respaldo central hacia adelante “aparecerá” ante nosotros una pequeña mesa pivotante con una banda elástica antiadherente para sujetar, por ejemplo, nuestro ordenador portátil.

Buen rodador
Como ya hemos comentado, para nuestra prueba dispusimos de una Jumpy con el motor Euro 6 de 122 CV y un par máximo de 340 Nm, lo que asegura una fuerza más que aceptable para hacer moverse al vehículo con soltura aun con una carga más que considerable.
Eso sí, su puesta en escena no resulta muy explosiva, ya que no es hasta las 2.000 vueltas cuando notamos un mayor empuje. A partir de dicho régimen el propulsor muestra un mayor carácter, lo que asegura que nuestro furgón vaya ganando en agilidad en pocos segundos, apoyado también en la rapidez del cambio. Así, no resulta complicado alcanzar la velocidad de crucero ideal en pocos segundos y mantenernos dentro de un espectro del cuentavueltas en el que el motor da lo mejor de sí mismo.
Y es que esta mecánica BlueHDI exhibe un mayor rendimiento a medio régimen,  sin que además en ningún momento se vea penado el consumo de combustible. Incluso es capaz de sacar todo su carácter sin aparente esfuerzo (en 6ª a 120 km/h, el cuentavueltas marca 2.250 rpm). También en carreteras con desniveles considerables muestra un gran empaque, siendo capaz de mantener la inercia a marchas altas siempre que nos mantengamos por encima de las 1.800 vueltas.
Por lo que respecta a su comportamiento, la Jumpy es bastante noble de reacciones, con un guiado que nos permite seguir fielmente la trayectoria gracias a una dirección muy precisa. En este sentido, las suspensiones hacen perfectamente su trabajo; un tren delantero reforzado Pseudo McPherson con barra estabilizadora y uno trasero de triángulo oblicuo garantizan una gran estabilidad en todo tipo de terreno, incluso al afrontar las curvas más cerradas, sin que la carrocería se balancee más de lo necesario. Además, la nueva Jumpy dispone de muelles de dureza variable y de amortiguadores de Amortiguación Variable en Función de la Carga, un sistema que permite variar la amortiguación en función de la carga, de manera que incluso en las versiones con mayor capacidad porteadora (hasta 1.400 kilos), el vehículo alcanza un perfecto equilibrio en cuanto al comportamiento y el confort.
Y todo ello con un filtrado al interior del habitáculo de la irregularidades y rozamientos propios de la marcha prácticamente inexistente, lo que unido al perfecto aislamiento acústico de la cabina hace que la sonoridad durante la marcha sea muy baja.
En ciudad, la Jumpy se desenvuelve sin problemas, gracias a un voladizo muy corto (881 mm) y a un diámetro de giro entre bordillos más que aceptable, de 11,3 metros. A todo ello hay que sumarle un sistema de frenos muy solvente.
Precisamente, el modelo francés destaca por su equipamiento de seguridad, y además de controles de tracción y seguridad, incluye, de serie o como opción, active safety break, vigilancia de ángulo muerto, regulador activo de la velocidad de crucero, alerta de riesgo de colisión o aviso de cambio involuntario de carril, entre otros.
No podemos olvidarnos para terminar de sistemas de ayuda a la conducción como el Citroën Connect Van con pantalla táctil de 7 pulgadas y cámara de visión trasera, el Grip Control, las puertas laterales eléctricas con aperturas manos libres o la proyección de datos sobre el parabrisas.

 

Revista Truck

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publicado en la revista Truck

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Numero 109 - diciembre 2016

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Equipo de redacción de Editorial Primera Linea para la Web de CamionActualidad.es

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Javier Pedroche

Director de la Revista Truck y Editor de Editorial Primera Línea es el jurado en España del TRUCK OF THE YEAR y del VAN OF THE YEAR

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