Opinión: DE HÉROES A VILLANOS
Se acabó el estado de alarma y entramos en la “nueva” normalidad. Nueva para algunos, porque el transporte vuelve a la casilla de salida donde estaba antes de la crisis sanitaria, y ya pocos recuerdan el papel que tuvieron los camiones para evitar el desabastecimiento de la población durante la pandemia del covid-19.
En plena desescalada y ante una difícil recuperación económica ha llegado el momento del reparto de ayudas gubernamentales. El sector de automoción ya tiene prometidos 3.700 millones y otros 4.250 millones irán para las empresas de turismo, dos actividades consideradas como estratégicas para el entramado económico español. ¿Y el transporte?. El transporte bien, gracias.
Pasados, o casi, los contagios y los fallecimientos el transporte de mercancías por carretera se encuentra con que el gobierno está dispuesto a aprobar definitivamente las 44 toneladas, lo que ocurrirá dentro de un año si el Comité Nacional no logra impedirlo; con el anuncio de nuevos peajes en las carreteras navarras o el regreso de los desvíos a las autopistas de pago por parte del Servei Català de Trànsit. Es decir, más de lo mismo, si no peor.
Se acabaron los aplausos y el reconocimiento social a un colectivo, el de los conductores, que, según reflejan las estadísticas, ha sido el que ha soportado el mayor nivel de contagios por coronavirus, doblando incluso el de los sanitarios, que no han detenido su actividad, como otros sectores, conscientes del papel tan fundamental que juegan en la sociedad, una sociedad que ni valora ni entiende de ello.
Otros sectores que durante la alarma se vieron obligados a detener sus operaciones, pero que contaron con apoyo financiero y laboral, mediante ERTEs o aplazamientos de pagos a la Seguridad Social, y que ahora les llega un buen montón de billetes para solventar la crisis, que posiblemente resulte insuficiente, como ya han declarado algunos, pero que siempre será infinitamente superior a los que reciba el transporte.
Las asociaciones patronales llevan siglos demandando el reconocimiento del transporte como actividad estratégica para la economía. ¿Para qué? Pues, entre otras cosas, como se está viendo ahora, para que cuando el gobierno de turno decida inyectar euros en alguna de estas actividades, el transporte no vuelva a quedarse fuera.
Y no solo se queda fuera, sino que sigue siendo penalizado como antaño. El establecimiento de las 44 toneladas va a poner en el tablero la capacidad de negociación de las empresas transportistas para ajustar sus precios a los cargadores, y que de una vez por todas, se cobre por tonelada transportada y no por viaje. Poco a poco, los cargadores, es decir, los clientes de los transportistas han ido ganado batallas, y poco les queda ya para ganar la guerra. Primero, las 60 toneladas, ahora las 44 y la altura elevada a 4,5 metros, y mientras tanto el transporte sigue sin ganar ninguna, dejando en manos de supuestos acuerdos extorsionadores las labores de carga y descarga, por poner un ejemplo, mientras va recibiendo, una tras otra, obligaciones normativas y económicas en base a pagos de nuevos impuestos y peajes.
No sabemos si pecamos de alarmistas al afirmar que no solo está en juego la subsistencia de buena parte de empresas transportistas, sino también de la propia actividad, y eso que como el boxeador buen fajador, el transporte ha sabido levantarse una y otra vez de la lona. Tocado sí, pero K.O nunca.
F. Javier Pedroche
Director de la Revista Truck y Editor de Editorial Primera Línea y jurado en España del TRUCK OF THE YEAR y del VAN OF THE YEAR, hasta el año 2024
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