Museo Jove: historia viva del transporte
El Museo de Automoción e Historia de Galicia (MAHI) es un loable y ambicioso proyecto puesto en marcha por la familia Jove y la Fundación que lleva su nombre, para homenajear y tener presente a uno de sus miembros desaparecidos; Jorge Jove y cuyas primeras piedras fueron colocadas por su padre D. José para ser completado y puesto a punto por Ángel Jove, hermano del finado.
Si alguien piensa que este museo está dedicado a coches, motocicletas y camiones, está en un craso error, ya que desde sus inicios fue proyectado como un espacio multidisciplinar y cultural donde se dieran cita las múltiples actividades de la sociedad moderna y su desarrollo tecnológico, sabiamente engarzadas y expuestas cronológicamente con el mundo de la automoción en todas sus vertientes.
Sus creadores pretenden convertirlo en una opción de ocio cultural vivo y dinámico donde el visitante pueda interactuar con los objetos expuestos y recibir toda la información sobre investigación y desarrollo con elementos de formación profesional y educativa tratando de recuperar y mantener un extraordinario patrimonio histórico y cultural.
Un referente mundial
Ubicado en el Polígono Industrial de Sabón, en la localidad coruñesa de Arteixo, el museo cuenta con unas magníficas y nuevas instalaciones en una superficie de 20.000 metros cuadrados, en los que el respeto medioambiental está siempre presente. Toda la techumbre del museo está recubierta de baterías de placas fotovoltaicas que contribuyen al ahorro energético y a minimizar el impacto en la huella de carbono. También se trata el agua de lluvia y se recicla toda la proveniente de la propia actividad del museo.
Está articulado en diferentes módulos, siendo el primero de bienvenida a los visitantes dedicado a Hispano Suiza y Pegaso, empresas punteras en el desarrollo de la automoción nacional. En el segundo y el de mayor interés para los transportistas, nos encontramos con una exposición permanente de la cesión al MAHI del fondo histórico Pegaso con dos salas exclusivamente dedicadas a los productos de ENASA y su grupo de diseño, el CETA.
El siguiente módulo hace gala a la automoción en general con siete salas en las que se combinan los vehículos y los avances tecnológicos de la sociedad y otros están dedicados a exposiciones temporales para llegar al último módulo del recorrido dedicado a tienda y cafetería. También se ha creado el módulo “Talleres” donde se restauran los vehículos y se imparte formación profesional no reglada de chapa, mecánica y carpintería, disponiendo de varias aulas y salas para las clases teóricas.
Este formidable equipamiento contará así mismo con un “Módulo biblioteca” con el basto e imponente archivo del Centro Histórico Pegaso-Hispano Suiza que tendrá varios niveles de acceso, desde datos disponibles para el gran público hasta los reservados para expertos, universitarios y profesionales previa autorización de la directiva del museo.
Como nos indica Ángel Jove, “la Fundación Jove ha tenido que hacer un importante desembolso para recuperar una parte del material, sobre todo en microfichas, que estaban próximas a su destrucción”. Otra de las singulares características de este museo que lo hacen único es que todas, absolutamente todas las piezas, coches y camiones, están en perfecto estado de funcionamiento. Con ello se podrán realizar actividades y exhibiciones donde las piezas hagan gala de sus propiedades técnicas y dinámicas en el momento que servían a la sociedad.
Pegaso sigue vivo
Tras un deambular histórico bastante incierto desde la desaparición de Enasa/Pegaso como marca y que no merece la pena recordar, lo cierto es que el material histórico de Pegaso se encuentra por fin en buenas manos y listo para que el público de todo el mundo pueda venir a admirarlo en un paseo interactivo en el que vamos desfilando por los distintos ambientes históricos.
El MAHI tiene una muy completa colección de coches, motocicletas, carros, etc. Pero para los amantes de los “fierros vieyos” nuestro polo de atracción, sin desmerecer el resto, son los módulos dedicados a Hispano Suiza/Pegaso que tienen su cobijo en las salas 1 y 2 en las cuales podemos perder el sentido ya que se exponen vehículos que jalonan la historia de ambas marcas con piezas de incalculable valor ya que son prototipos que en algunos casos nunca llegaron a entrar en la cadena de montaje. Trataré de describir la mayor parte de estas maravillas, pero sugiero que la mejor manera de evaluar su alcance museístico y didáctico es visitarlo… y sin ninguna prisa. A buen seguro que el tiempo se detendrá en dicha visita.
La “Hispano” está muy dignamente representada por varios automóviles (huelga hablar de su precio en el mercado de clásicos) y varios camiones y “viajeras” en un estado en el que parecen recién salidas de las calles y carreteras. El nexo de unión entre Hispano y Pegaso es el Pegaso I que es en realidad el último Hispano Suiza 66 G convertido en la primera unidad. Entre las piezas más originales “made in Enasa” merece la pena detenerse en el prototipo del vehículo militar BMR y sobre cuyas experiencias se basó la fabricación en cadena de este.
Y qué decir de Pegaso Solo 500 de Francisco Podadera cuya única unidad deja bien a las claras la imaginación de los diseñadores de Pegaso a finales de los ochenta. Si bien inicialmente era una maqueta inanimada a escala real, más tarde se le acopló una cadena cinemática lo que le permitió hacer de “Pace Truck” en las carreras del Jarama. Llama poderosamente la atención el Pegaso M-3 de tres ejes y tracción total con motor sobrealimentado por compresor Roots.
Podemos continuar la visita con los modelos más carismáticos, representativos y más vendidos de los cuarenta y siete años de Enasa como marca. Así encontramos agrupados a los Barajas, “Cabezones”, Comet, “1065 Europa” en compañía de sus hermanos más jóvenes los Tecno, Mider, Trakker. Entre las piezas inacabadas encontramos un Pegaso 7431 cuatro ejes 8x8 que dabas sus características seguramente tendría un uso militar. Existe una llamemos, “zona deportiva”, donde se atesoran dos Pegaso Troner de carreras y dos modelos 7222 “Dakar” que participaron en este afamado rally.
Por último, llegamos a la pieza clave, al tope de gama de Enasa como constructor. El Pegaso Troner 6x6 porta-carros, que con su motorización de 12,8 litros y 500 CV representó el máximo nivel de evolución de la marca. Fue preparado para presentarse a un concurso de abastecimiento al Ejército que finalmente no ganó.
Nuestro paseo está jalonado por motores, cambios, ejes, etc., completos y seccionados para el deleite de los aficionados. Es importante destacar que todas y cada una de las piezas está identificada con un código QR que permiten al visitante tener acceso desde su I-phone a una completa información de esta, así como a su historia y características técnicas.
Poco más se puede decir, ya que es imposible describir con palabras todas las sensaciones de aprendizaje, admiración y respeto que el MAHI despierta cuando transitas con curiosidad y ganas de aprender por sus pasillos. Solo nos resta recomendar su visita. Seas o no aficionado a los clásicos… y sin cortapisas por la edad. Los niños y la juventud también disfrutarán de este formidable legado que gestiona el patronato de la Fundación Jorge Jove.
Ángel Jove González
Afable, sereno y hospitalario Ángel, “alma mater” de este fantástico proyecto nos recibe a las puertas abiertas de par en par de su museo para contarnos todas las penalidades y fatigas que por fin han llevado a buen puerto esta magnífica iniciativa de la familia Jove.
La actividad empresarial de la familia ha sido tradicionalmente la construcción, creación de infraestructuras y las obras en general por lo que los vehículos siempre formaron parte de la empresa, si bien a día de hoy la empresa está más diversificada en otros sectores.
“La primera piedra de lo que hoy es el MAHI la puso hace más de cuarenta años mi padre Ángel Jove Capellán, cuando comenzó a atesorar coches y motos clásicas, su afición inconfesada, el motor, ya que en sus buenos tiempos había sido piloto de Butaco” nos apunta Ángel. Poco a poco la colección fue aumentando por lo que fue necesario alojarla en una nave que fue tomando las peculiaridades de un museo. Más tarde y con la repentina e inesperada desaparición de su hijo Jorge, el patriarca decide convertirlo en una Fundación que está gestionada por un patronato en el que la familia Jove lleva todo el peso de este. Ángel fue el encargado de pilotar el ambicioso proyecto que hoy es una venturosa realidad.
“Nuestro objetivo es que de una forma plástica y didáctica se despierte la inquietud del visitante y para ello buscamos unos hilos conductores como son la moda, la música, la historia, el arte, la tecnología y así puedan apreciar todos los avances del siglo XX, ligados con la automoción”, nos comenta satisfecho Ángel.
Pese a que la fuerza de choque son los automóviles y las motos, el vehículo industrial siempre estuvo presente y tiene su protagonismo en el museo y esta premisa se ha visto reforzada con la llegada del valioso material del Fondo Histórico Pegaso. Antes de su la Fundación ha realizado pruebas con asociaciones y clubes para matizar cualquier posible error y así se han “tamizado” los coches, las motocicletas y los vehículos pesados.
Pegaso I “Mofletes”
Una de las piezas más emblemáticas del MAHI es el Pegaso I, que es en realidad un Hispano Suiza 66 G de 1947 con ligeras modificaciones y que constituye el nexo de unión de la dramática fusión entre la “Hispano” y la recién nacida Enasa. Se trata de un rígido 4x2 con dirección en la derecha, prueba irrefutable de la conexión de Hispano Suiza con la italiana Alfa Romeo. Se produjeron unas ciento cincuenta unidades.
Contaba con una motorización de seis cilindros en línea y 5.650 cc. que entregaba la modesta potencia de 110 CV. Era de gasolina con sistema “delco” de avance automático del encendido. Montaba una novedosa caja de cambios “Galli” de ocho marchas que era operada por dos palancas. En la principal se disponía de las cuatro marchas adelante y marcha atrás mientras que, en otra bajo el volante, se controlaban las cortas y las largas. Maniobra harto complicada para choferes diestros. El grupo diferencial era de tipo Gleason de doble reducción interna. Estos dos componentes, daba su fiabilidad y con sus pertinentes modificaciones, fueron montados en distintos modelos de Pegaso hasta bien entrados los años ochenta.
Su abombada y original cabina, con aires transalpinos que le valió el mote de el “Mofletes”, era amplia, pero de calidad de vida espartana y ya disponía de espacio para la litera encima del tanque de combustible, ubicación un tanto “sui géneris”. Las puertas eran de peligrosa apertura a contra marcha y fue una de las primeras modificaciones para la versión siguiente.
Esta unidad cuidadosamente restaurada en los talleres de la Fundación Jove proveniente de la cesión de Iveco, participó en el Rally del 20º Aniversario de Iveco y tuve la fortuna de estar a sus mandos.
Este artículo, completo
publicado en la revista Truck
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Numero 183 - septiembre 2023
Camión Actualidad
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