Mack: los bulldogs americanos
A pesar de que Mack pertenece desde los años noventa a grupos europeos, no ha perdido nada de su típico carácter americano, sobre todo en la gama de los camiones pesados, una gran especialidad de la marca.
Con el Bulldog como símbolo de potencia en cada camión, Mack también sugiere en Europa las aventuras y libertades de los camioneros en el gran continente americano, que sólo fue posible conquistar de norte a sur con potentes y cómodos camiones, ya que los caminos suelen ser muy largos.
John Mack trabajaba desde 1890 con un fabricante de carruajes, y su hermano William regentaba una empresa de vagones. Se unieron con el tercer hermano, Augustus, creando su propia empresa a finales del siglo XIX, donde aparte de la producción de vagones también experimentaron con vehículos propulsados por vapor y electricidad. El sueño de John Mack era crear el vehículo industrial más robusto, capaz de aguantar millones de kilómetros sin fallar ni una sola vez. Desde entonces no cesaron en buscar las mejores calidades. En 1900 los hermanos presentaron un autobús para una empresa que proporcionaba viajes turísticos en un gran parque de Brooklyn. El autobús con un potente motor de gasolina de 40 CV. y espacio para veinte pasajeros, fue utilizado durante ocho años, tras los cuales fue reconstruido como camión para poder continuar siendo útil. Tres años más tarde salió el segundo autobús del taller de los Mack, que a parte de la producción de vagones, se ocupaba también de reparaciones de automóviles y carruajes.
A raíz de estas experiencias los hermanos Mack incluyeron la producción de una gama de vehículos industriales en su oferta, dotando a estos modelos del nombre comercial de Manhattan, probablemente para diferenciar esta producción de los vagones y carruajes de caballos. En 1905 los hermanos alzaron una gran fábrica en Allentown, Pennsylvania, aún hoy sede central de los Mack. El mismo año se celebraba la entrega del autobús número 50, en un momento en el que alrededor de 200 fabricantes americanos habían podido terminar unos 400 vehículos. También en1905 nacía la primera gama de camiones sobre los mismos bastidores de los autobuses, y con motores de 50 CV; el pequeño, de 1,5 toneladas de carga útil fue denominado Junior, y su hermano mayor Sénior. También había una versión con cabina adelantada, toda una novedad por aquellos años, una solución que no fue propuesta por problemas de longitud debido a las legislaciones (como sucedió en versiones posteriores) sino porque esta cabina garantizaba una mayor visibilidad.
En 1911 la ya llamada empresa Mack (se había abandonado la denominación de Manhattan) se fusionó con la sucursal que tenía el fabricante suizo Saurer en los Estados Unidos, una empresa que había empezado importando los modelos para posteriormente fabricar los Saurer bajo licencia en América. Aquellos años resultaron ser tumultuosos para Mack, los hermanos se retiraron finalmente de la dirección de la nueva empresa, que se unió al fabricante Hewitt y que actuó en los primeros años como International Motor Company (no tenía nada en común con la más conocida International Harvester). Los tiempos eran difíciles porque muchos fabricantes americanos entraron en el lucrativo negocio de los camiones y la competencia resultó ser muy dura. En lo referente a las denominaciones comerciales de estos camiones, se crearon varias empresas, entre ellas empresas-holding, que, sin complicar más el asunto, dieron el nombre de Mack a toda su gama, dejando morir casi inmediatamente los nombres comerciales de Saurer, Hewitt, Manhattan e International.
Típica imagen de un Mack AP para obras, con su cabina abierta, que en caso de mucho frío se podía cubrir y cerrar con plásticos.Nace el “bulldog”
En 1914 se introdujo el modelo AB, el primer camión de gran serie con piezas estandarizadas, que podía llevar tanto una transmisión por cadena como por tornillo sinfín, que pronto fue reemplazado por una transmisión de doble reducción. Este modelo representaba la clase media en el sector de los camiones, que permitía un sinfín de carrocerías para cualquier uso, adaptando su tecnología a las necesidades del momento. Finalmente fue producido hasta 1937 en unas 55.000 unidades. El conocido modelo AC, con su peculiar morro redondeado, se introdujo en 1916, ganándose la fama de ser de gran dureza, por lo que también fue utilizado como camión militar. Fue producido hasta 1939 en más de 40.000 unidades. Su fama llegó también allende de sus fronteras, y la historia nos cuenta que fue este el modelo que recibía el nombre de Bulldog debido a su peculiar morro, palabra que más tarde fue transformada en símbolo de la marca. La empresa introdujo filtros de aceite y de aire en sus camiones, alargando de esta manera la vida útil de los aceites, y fue pionero en emplear potentes frenos con un sistema de vacío. Otro uso pionero fueron las piezas de caucho para aislamientos en bastidor y componentes, algo que logró una relevancia importante.
Pesado y longevo, el modelo AC con su típico morro que recordaba a los ingleses a los bulldog, mientras que en otros lugares fue descrito como «pala de carbón».
Los años treinta aportaron los sucesores de la gama A, tan famosa por su longevidad y sobre todo por su presencia en las construcciones espectaculares. En los Estados Unidos de entonces, que ni siquiera contaban con buenas carreteras para comunicar capitales con regiones, había un gran boom de grandes construcciones, ya fuesen carreteras, nuevos “lechos” para ríos o grandes edificios: siempre había diferentes modelos Mack allí trabajando. La gama B ya resultaba más cómoda, preparada para las primeras autovías del país, con cabina cerrada y neumáticos de aire. La gama E hasta 10 toneladas de peso total fue suministrada tanto «con morro» como de modelo COE (cab over engine), es decir, con cabina avanzada, además de poseer connotaciones aerodinámicas en sus líneas. Mack también fue uno de los primeros fabricantes en introducir potentes frenos a todas las ruedas en sus grandes camiones. En 1938 entregaron su primer motor de gasóleo preparado por los técnicos de Mack, manteniendo fielmente su filosofía de construir la mayor parte de los componentes necesarios ellos mismos, ya que sólo de esta manera podían garantizar lo que ellos llamaron el «balanced design» con la integración del motor y sus componentes en el diseño equilibrado del vehículo para maximizar sus prestaciones.
Mack suministraba sus camiones a distintos ejércitos, más de 35.000 unidades sólo en la II Guerra Mundial para el ejército americano, que hacía que los camiones con los bulldogs de símbolo estuviesen presentes por doquier. La gama de modelos iba de las 15 toneladas de peso total hasta alcanzar más de 100 toneladas de capacidad. Durante la guerra Mack introdujo materiales ligeros, sobre todo en cuanto a la concepción de sus cabinas; la Serie G de los años cincuenta llevaba cabinas hechas íntegramente de aluminio para reducir el peso vacío del camión. La nueva Serie B, presentada en 1949, iba a ser una de las gamas de más éxito de la empresa, tanto por la gran variedad de versiones ofrecidas como por su diseño peculiar.
Los modelos de la primera serie B (no hay que confundirlos con la serie B de la posguerra) ya llevaban las cabinas cerradas y los neumáticos de aire.
En 1966 esta gama fue reemplazada por la Serie R, que llevaba el motor diesel Maxidyne, con la garantía de una potencia constante, junto con la denominada transmisión Maxitorque de cinco relaciones. La empresa vendió parte de sus acciones a la Signal Oil and Gas Company, una empresa del campo del petróleo, que invertía bastante capital para mantener la calidad de los camiones Mack. En 1969 se introdujo en la gama un sistema propio de freno motor de gran eficacia.
Diez años más tarde pasó lo increíble para los americanos. La compañía europea Renault tomo un 10% de las acciones de la marca Mack, aumentando su participación paulatinamente en años sucesivos, con la misma intensidad que Signal Oil se retiraba del accionariado. Mientras entraban los europeos en el capital americana, Mack preparaba la primera cabina enteramente hecha de fibra de vidrio, reforzada por una jaula de metal. Y hubo ciertos cambios: Mack recibía la serie Midliner der Renault, cuya cabina aún se basaba en el modelo desarrollado en conjunto con Volvo, DAF y Magirus, y Mack a cambio mandaba su potente motor V8 de más de 560 CV a Francia para el Renault AE Magnum. En 1983 Renault V.I. ya tenía el 40% del capital de Mack. Cuatro años más tarde era el propietario de todas las acciones. Miembro del grupo Renault, Mack volvía a ser uno de los más grandes fabricantes de camiones con motor diesel de América, con una amplia gama de modelos, con motores hasta los 454 CV y un sinfín de aplicaciones; además, la presencia en Europa de estos típicos camiones americanos era más patente – sobre todo en España, donde el sueño de poseer uno de estos bólidos del mundo del camión se hizo realidad. Desde el año 2000, Mack pertenece al grupo sueco Volvo.
El tan conocido modelo B61 de la posguerra se vendió en más de 50.000 unidades.Bocanegra y su equipo
Bocanegra y su equipo
Email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.Lo último de Bocanegra y su equipo
Deja un comentario
Asegúrate de llenar la información requerida marcada con (*). No está permitido el código HTML. Tu dirección de correo NO será publicada.