Fiat Scudo furgón largo 2.0 Multijet 130 Pruebas

Prueba: Fiat Scudo furgón largo 2.0 Multijet 130

Pruebas Escrito por Saul Camero Martes, 17 Junio 2014 00:00 tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente 0

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La Fiat Scudo, a pesar de su veteranía, todavía sigue siendo un referente en el segmento de los comerciales medios, y pretende seguir “dando guerra” durante los cerca de dos años que le quedan de vida gracias a su última actualización.

Hasta donde conocemos, para finales de 2015 o principios de 2016 se espera que esté lista la nueva Scudo, si bien en esta ocasión no lo hará de la mano de PSA (Citroën/Peugeot) como parte de la alianza Sevel, ya que a día de hoy el fabricante italiano ha iniciado esta nueva aventura en solitario.

Pero hasta entonces la Scudo promete seguir dando mucha guerra, y para ello ha sido objeto de una ligera actualización para ponerla al día, lo que sumado a la agresiva política comercial que Fiat ha puesto en marcha (extensible a toda su gama de vehículos comerciales), da como resultado un producto muy atractivo con unos argumentos muy a tener en cuenta.

Ligeros retoques

A nivel externo, la modificación más significativa tiene que ver con el rediseño de la parrilla delantera (ahora gris plata), que ahora resulta más llamativa, confiriéndole al vehículo una sensación de calidad muy alta. A ello contribuye el hecho de que tanto el paragolpes delantero como el trasero vayan pintados en el color de la carrocería (salvo las defensas habituales, que son de plástico duro y negras). Eso sí, habrá que tener especial cuidado en las maniobras de aproximación en el momento de aparcar, ya que de lo contrario más pronto de que tarde se harán muy visibles los típicos rozones tan antiestéticos. En cualquier caso, la presencia de los sensores de aparcamiento traseros mitigan en parte esta pequeña contrariedad.

El habitáculo no presenta apenas novedades (tal y como advertimos en el recuadro “La cabina”), ya que todo lo que vimos “nos sonaba” bastante. Aun así, poco echamos en falta, salvo un diseño más actual y unos mejores materiales.

Desde el punto de vista del equipamiento, sí que tenemos que tenemos alguna “queja” que otra. Por ejemplo, en un segmento en el que resulta habitual que la gran mayoría de los vehículos monten de serie (o a modo opcional) el sistema de parada y arrancada Start & Stop, la Scudo no puesta por esta solución; cosas de la edad, supongo.

Y es que en un modelo que en un gran porcentaje va a transitar por entornos urbanos, este dispositivo permite unos ahorros importantes en el consumo, que puede ser incluso superior al litro de media.

Por lo que respecta al resto de la dotación, al tratarse nuestra unidad de prueba de una variante básica, la gran mayoría de los elementos tanto de confort como de seguridad (controles de tracción y estabilidad, climatizador, control de velocidad de crucero, sensores de aparcamiento, etc.) tienen un sobreprecio por poder disfrutar de ellos, si bien Fiat ofrece packs de equipamiento a precios moderados que solucionan este problema.

Muy capacitada

En esta ocasión, la configuración furgón con la que contábamos correspondía a la de paso largo, con el motor de origen Peugeot 2.0 Multijet 130 CV de potencia, un propulsor ya conocido y del que hemos alabado en más de una ocasión (la última con motivo de la realización de la prueba de la Toyota Proace, que recordemos llegó hace unos meses a un acuerdo con PSA).

Y no por ello dejamos de alabar todo lo que es capaz de dar de sí, que es mucho, pues se trata de una motorización muy generosa en el esfuerzo, capaz de adaptarse al nivel de exigencia que le pidamos sin ningún tipo de problema, incluso a plena carga.

Cierto es que su puesta en escena no es de las más “agresivas” que conocemos, pues no es hasta las 2.000 vueltas cuando entrega el máximo para disponible, pero a partir de aquí su empuje va “in crescendo” (ayudado por la rapidez del cambio) hasta llegar al umbral de las 2.500 rpm que nos marca la aguja del cuentavueltas con la sexta velocidad engranada, momento en el que circulamos a 120 km/h.

Una sexta relación muy directa que incluso nos permite exprimir bastante más la mecánica en caso de ser necesario. Ahora bien, conforme vamos incrementando el régimen la sonoridad percibida en el interior se hace bastante patente, que no molesta, aunque todo es mejorable.

En cualquier caso, atendiendo únicamente al rendimiento, todo son parabienes para esta Scudo, tanto por prestaciones las puras de su propulsor –sólo hay que echar un vistazo al apartado de las recuperaciones-, como por consumos, muy ajustados en todos los escenarios por los que circulemos. Nos sorprendió gratamente el empaque y la facilidad con la que es capaz de afrontar desniveles más o menos importantes sin el menor problema aun con las marchas largas engranadas, siempre y cuando no dejemos caer el motor más allá de las 1.800 rpm. Además, es capaz de recuperar la inercia rápidamente en caso de perderla ayudado, una vez más, por su perfecto acoplamiento con la transmisión.

Desde el punto de vista del comportamiento, se trata de una unidad que asegura un rodar que destaca por su firmeza y aplomo, y salvo un pequeño subviraje al negociar curvas cerradas, apenas notamos desplazamientos de la carrocería. Los 3.122 milímetros de distancia entre ejes tiene buena parte de culpa en ello, además de unas suspensiones que “aguantan” bien al vehículo sobre el asfalto, a pesar de que el tren delantero deja entrever cierta tosquedad en determinadas circunstancias, sobre todo cuando el asfalto no resulta tan regular como debería serlo.

Por lo demás, la Scudo también presume de tener unos buenos frenos, bastante firmes y de rápida respuesta, que detienen al vehículo con seguridad incluso al forzarlos, por ejemplo, ante la presencia de un obstáculo inoportuno.

Los motores

Actualmente, la gama Scudo se sirve con tres motores, todos ellos diesel Euro 5. El menos potente parte de un bloque de 1,6 litros de cilindrada para una potencia declarada de 90 CV y un par máximo de 180 Nm; asociado a él, una caja manual de 5 marchas. A continuación se encuentra el protagonista de esta prueba, un propulsor de 2 litros que llega hasta los 128 CV de potencia y un par de 320 Nm. Por su parte, el más poderoso también se basa en una bancada de idénticas características y alcanza 163 CV por 340 Nm de par. En ambos casos, la transmisión elegida es una manual de 6 relaciones.

La cabina

Pocos cambios ha experimentado el interior de la Scudo en los años en los que se lleva comercializando. Lo más significativo es el tono del salpicadero, que tras la última actualización de la que fue objeto es de color gris, al igual que los paneles de las puertas. Eso sí, el tacto de los plásticos sigue siendo bastante duro. A pesar de ello, todo está perfectamente ordenado, con varios huecos para dejar objetos repartidos por toda la cabina, como los cofres superiores ubicados por encima del parabrisas. A destacar el display que preside el panel central que recoge toda la información relativa al vehículo. Compartimento de carga de la Fiat Scudo

Compartimento de carga

La Scudo se sirve con dos longitudes (4.805 y 5.143 mm) y otras tantas alturas (1.942 y 2.276 mm), lo que da lugar a una capacidad volumétrica entre 5 y 7 m3, y cargas útiles de hasta 1.200 kilos. En este caso, la variante que teníamos entre manos respondía a una configuración de paso largo y techo bajo, con un volumen útil de 6 m3 y una carga efectiva de 1.062 kilos. Un compartimento que cuenta con una longitud de carga de 2.584 mm por una anchura de 1.600 mm (1.240 mm entre los pasos de rueda) y una alzada de 1.449 mm.