Vuelta a las fronteras
Es una situación que casi nadie quiere. Los más mayores todavía se acuerdan de las largas colas que había que hacer cada vez que se pasaba una frontera. 10 años después de entrar en la Unión Europea, todo eso desapareció, pero parece que puede volver.
LAS CLAVES
- La UE dice que derogar Schengen costará al transporte de mercancías 3.400 millones de euros, y para el de pasajeros, 2.600 millones.
- Bruselas asume que Europa no volverá a la normalidad hasta 2017, como mínimo.
- Aumentar personal para los controles en frontera costaría entre 600 y 5.800 millones de euros.
Todo empezó en 1985, cuando cinco Estados de la Unión Europea (Bélgica, Alemania, Francia, Luxemburgo y los Países Bajos) se reunieron para eliminar los controles entre sus fronteras y agilizar así el movimiento de ciudadanos. Nacía así el Tratado de Schengen (tomaron el nombre de la ciudad donde se reunieron para firmar el acuerdo, situada en Luxemburgo, y muy cerca de las fronteras con Francia y Alemania).
Existen países que pertenecen a la Unión Europea pero que tienen excepciones en la aplicación de algunos puntos y no pertenecen al espacio de Schengen. Por ejemplo, Reino Unido e Irlanda no forman parte del espacio de Schengen pero participan en la cooperación policial y judicial y en la lucha contra estupefacientes. Otros países, como Bulgaria, Rumanía y Chipre todavía no pertenecen al espacio de Schengen porque no cumplen con los requisitos de seguridad establecidos, aunque sí aplican otras partes del acuerdo. Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, que no son miembros de la Unión Europea, llegaron a un acuerdo para formar parte de la zona Schengen, aunque Suiza ha votado en referéndum abandonarlo. Croacia, último país en incorporarse a la Unión Europea, quería integrarse en el acuerdo en 2015, aunque todavía no lo ha hecho.
Así las cosas, hasta ahora el tratado permitía que cualquier ciudadano, mercancía o capital de la Unión Europea viajara sin cortapisas por el territorio europeo y sin tener que enseñar la documentación (en el caso de los viajeros) o los certificados pertinentes (en el caso de las mercancías). Pero los problemas que están causado el terrorismo yihadista, el conflicto de los refugiados sirios, o el caos en el paso de Calais, en Francia, para llegar a Reino Unido, con miles de personas sin documentación escondiéndose en camiones, ferries o lo que sea para llegar a Gran Bretaña, están obligando a las autoridades a tomar medidas excepcionales.
Vuelven las fronteras
La comisaria de Transporte de la Comisión Europea, Violeta Bulc, ha explicado que “se están analizando y cuantificando los efectos potenciales que tendría en el sector del transporte una reintroducción generalizada de los controles fronterizos. Basándose en las pruebas y los datos de los que disponemos, estimamos que el impacto potencial se situaría, sólo en costes directos, entre 5.000 y 18.000 millones de euros, correspondiendo al sector del transporte por carretera, según la hipótesis que barajamos, un coste de 3.400 millones de euros”. La estimación corresponde a calcular una espera en frontera de una hora por camión, a un coste de 50 euros la hora.
Pero eso no es todo. Derogar un tratado de esta envergadura tiene más consecuencias. La Comisión de Transporte también ha calculado que se necesitarían más de 200.000 euros al mes para reforzar la seguridad en torno al Eurotunnel (el túnel que une el continente con el Reino Unido por mar), un millón de euros mensuales para llevar a cabo los controles de identidad en los trenes entre Dinamarca y Suecia, más otros 100.000 euros cada vez que navíos se vieran obligados a participar en operaciones de rescate en alta mar. Y así, suma y sigue.
Todo esto supone un coste que, en primer lugar, asume la Unión Europea. Pero el siguiente en asumir la factura sería, con bastante probabilidad, el transporte internacional (ya sea por carretera, ferrocarril, barco o avión). Así, Bruselas calcula que la reaparición de los controles fronterizos puede costar al transporte por carretera entre 1.700 y 7.500 millones de euros al año (según se incluyan a pasajeros o no).
La intención de la Comisión Europea es presentar un plan para intentar recuperar la normalidad en la zona Schengen antes de finales de año. Sin embargo, creen que hasta 2017, no se podrá conseguir. Y todo debido a las tensiones que hay entre Estados, unos más partidarios de suspender la libertad de circulación y otros, más a favor de que el tratado siga vigente. En concreto, siete Estados han decidido reimplantar controles en Europa. Ha sido de forma unilateral (es decir, sin consultarlo con nadie), sólo informando a la Comisión Europea que, hasta ahora, ha aceptado el aviso, aludiendo que la decisión estaba justificada, lo que prueba que Bruselas está, de momento, de acuerdo en derogar el tratado.
Así las cosas, mientras los burócratas se reúnen y deciden qué hacer para arreglar la situación, el transporte por carretera se ve cada vez más afectado, como muestran las filas de camiones en los lugares donde han vuelto a aparecer los controles fronterizos, como en la ruta desde los Balcanes hasta Alemania o entre Francia y sus países vecinos, incluida España.
Más afectados
En la crisis de los refugiados, el transporte podría ser un daño colateral, pero el origen del problema está en qué hacer con las miles de personas que intentan cruzar cada día las fronteras pidiendo asilo en la Unión Europea. El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, ha explicado que “Schengen es uno de los logros más preciados de la integración europea, y los costes de su pérdida serían enormes. Nuestro objetivo es levantar todos los controles en las fronteras interiores lo más rápido posible. Para ello, necesitamos un enfoque europeo coordinado de los controles fronterizos temporales en el marco de las normas de Schengen, en lugar del actual mosaico de decisiones unilaterales”.
Pero el que tiene la sartén por el mango en este tema es la Comisión de Inmigración, Interior y Ciudadanía. Su comisario, el griego Dimitris Avramapolulos, ha diseñado un plan para solucionar el problema y causar los menores contratiempos posibles a los usuarios que pasan diariamente por las fronteras (bien sea por carretera, tren o aire).
El plan que ha ideado la Comisión se basa en la creación de una guardia europea de fronteras, además de levantar controles y remediar las deficiencias en las fronteras exteriores. La idea ya la planteó en diciembre de 2015 el presidente de la Comisión, Jean-Claude Junker, que fue recibida por los Estados miembros con cierta indiferencia. Ahora parece que cobra más actualidad.
Qué pasa entonces
Para las empresas que se dedican al transporte internacional, que la Unión Europea decida anular el tratado y volver a la situación anterior es un escenario que no quieren ni imaginar. Transportes Alfonso, una empresa ubicada en Vigo y cuya mayor actividad se encuentra en Portugal, que se termine la libertad de circulación de mercancías y se vuelvan a implantar las fronteras es, resumiendo, “una pérdida de tiempo enorme. Recuerdo cuando aún estaban las fronteras con Portugal, las colas que había para visar papeles, mercancía, etc. Ahora el tránsito es muchísimo más fluido: llegamos a Tui, pasamos el puente internacional sobre el río Miño y entramos en Portugal. Si restablecen las fronteras, no sé cómo lo harían, porque el antiguo paso está totalmente abandonado. Hay varios puentes que comunican España con Portugal en esta zona (siempre cruzando el río), pero tendrían que construir pasos fronterizos. Hay que tener en cuenta que si no hay controles y el camino está libre, se tarda lo que se tarde en recorrer una determinada distancia, pero si se ponen fronteras, creo que ni las autoridades pueden saber lo que se puede llegar a tardar. Tendría un coste altísimo y, sobre todo, sería una vuelta atrás. Lo que no se puede hacer es estar cerrando fronteras cada vez que hay un problema. Habrá que buscar otro tipo de soluciones y buscar las zonas más conflictivas, pero no cerrar todas las fronteras. Por ejemplo: hoy he cargado un camión por la mañana que vuelve por la tarde. Si hubiese una frontera, eso sería inviable, porque tendría tiempo de espera para ir y tiempo de espera para volver”.
Vuelta atrás
José María Quijano, director de normativa y relaciones con la UE de CETM, la patronal del transporte, cree que si se suspende Schengen (y, por lo tanto, se termina con la libertad de circulación de mercancías y personas), “sería una vuelta atrás en los sistemas de intercambio de tráfico de personas y mercancías dentro de la Unión Europea. Un retroceso que iría en contra, primero, de la unidad de mercando y, segundo, de la propia filosofía de la construcción de la Unión Europea. Volver a poner los controles en frontera es dar un paso atrás que creo que la propia Unión no se puede permitir”.
No obstante, Quijano cree que, si vuelven las aduanas, tal y como existían antes, “sería un control selectivo, porque no necesariamente se para a todo el mundo. Lo que sí es cierto es que cuando está en funcionamiento el Tratado de Schengen, se supone que no hay una frontera física y, en algún caso concreto de sospechas de terrorismo, se hacen controles más activos, seleccionando parar a ciudadanos. O, en un momento dado, todo el mundo que intenta cruzar la frontera tiene que pasar un control. Pero yo creo que, incluso volviendo atrás y poniendo una frontera física, los controles podrían ser desde, simplemente, mostrar el permiso de conducir, o ser más exhaustivo: pedir al conductor que aparque para comprobar qué lleva dentro del vehículo".
Potenciales costes
Haciendo un ejercicio de qué pasaría si se derogara o desapareciera este tratado, los comisarios europeos implicados en el tema han llegado a la conclusión de que no todos los Estados miembros se verían afectados por igual. Por ejemplo: países como Polonia, los Países Bajos o Alemania tendrían que hacer frente a más de 500 millones de euros de costes adicionales para el transporte de mercancías por carretera. Asimismo, empresas de España o la República Checa (por poner dos ejemplos de dos países periféricos) tendrían que pagar más de 200 millones de euros de costes adicionales. Los controles fronterizos costarían, a los 1,7 millones de trabajadores transfronterizos (es decir, los que viven en un Estado pero, por proximidad, trabajan en otro) entre 2.500 millones y 4.500 millones de euros en tiempo perdido.
Qué es Schengen
El Tratado de Schengen es el acuerdo que firmaron, en 1985, los primeros cinco Estados que dieron lugar a la Unión Europea para suprimir, de forma gradual, los controles en las fronteras comunes. Cinco años más tarde, este acuerdo fue completado por el Convenio de Aplicación de Schengen, que ampliaba las premisas iniciales y lo extiendía a todas las fronteras interiores, es decir, entre Estados miembros.
Además, se reforzaban las fronteras exteriores (con otros Estados no pertenecientes a la Unión Europea), definía cómo había que expedir los visados a los ciudadanos no europeos, establecía el Sistema de Información de Schengen (SIS), intensificaba la cooperación policial en las fronteras interiores y mejoraba la lucha contra el tráfico de drogas.
Objetivo: la seguridad
Todos los cambios que están haciendo las autoridades comunitarias en cuanto a los acuerdos ya existentes en materia de fronteras es, según sus palabras, por la seguridad. Se ha incrementado la cooperación policial, en particular mediante la persecución “en caliente”, la vigilancia transfronteriza, la creación de centros y equipos policiales conjuntos y el uso del SIS, el sistema de información de visados.
Con estructuras de cooperación reforzada, los Estados Schengen han creado en Europa unos 50 centros de cooperación policial bilateral o multilateral. Las normas de Schengen permiten a las autoridades nacionales reintroducir de forma excepcional y temporal controles fronterizos internos en caso de grave amenaza para la seguridad o de deficiencias graves en las fronteras exteriores que puedan poner en peligro el funcionamiento del espacio europeo.
Durante el periodo 2014-2020, la Unión Europea dará 2.760 millones de euros para mejorar la gestión y los controles de la frontera exterior, con el fin de abordar mejor la migración irregular y agilizar la tramitación de las solicitudes de visados. Además, para optimizar la cooperación policial y el intercambio de información en el espacio Schengen, la Unión Europea aporta 1.000 millones de euros con cargo a la parte del Fondo de Seguridad Interior destinada a la Policía.
Qué pasaría con el tacógrafo
El Reglamento que regula los tiempos de conducción y descanso (el conocido 561/2006) es la modificación de otro previo, el Reglamento 3821/85, que se encarga de regular la jornada laboral del conductor profesional y las paradas reglamentarias que debe hacer al día, a la semana y hasta dos semanas.
A este respecto, se plantean dudas sobre cómo cumplir con los tiempos de conducción (y, sobre todo, los descansos) si cuando se aprobó esta normativa ya habían desaparecido muchas de las fronteras entre Estados, y ya no hay que parar para entregar documentación, mostrar pasaportes o esperar a que un agente de la autoridad controle el interior del vehículo.
En ese hipotético caso, habría que colocar el tacógrafo digital en “tiempo de disponibilidad”, ya que el conductor no está ni conduciendo, ni descansando. Pero seguiría en su jornada laboral.
Qué pasa en “circunstancias excepcionales”
El 24 de junio de 2011, el Consejo Europeo acordó que los Estados de la Unión Europea integrados en Schengen podrían suspender la libre circulación de personas en circunstancias excepcionales -como un gran éxodo migratorio-, restableciéndose temporalmente las fronteras interiores (medida que ya habían adoptado en los meses anteriores Francia, Italia, Dinamarca y Grecia).
Según el acuerdo, «la reintroducción de fronteras interiores» solo se podrá adoptar «como ultimísimo recurso» y en «circunstancias verdaderamente críticas en que un Estado no sea capaz de cumplir sus obligaciones», y para «un ámbito y un periodo de tiempo estrictamente limitados».
El acuerdo se adoptó a partir de la propuesta hecha por la Comisión Europea en respuesta a las decisiones unilaterales (es decir, sin consenso con los demás Estados) de varios países de restablecer los controles fronterizos.
Este artículo, completo
publicado en la revista Truck
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Número 103 - mayo 2016
Raquel Arias
Periodista especializada en transporte.
Sitio Web: www.linkedin.com/pub/raquel-arias/6/b8a/8aa Email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.Lo último de Raquel Arias
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