Asociaciones en el transporte
CETM, Fenadismer, Conetrans, Fitrans, Fetransa, Astic…son sólo unas de las asociaciones de transporte activas en España. El Comité Nacional de Transporte aglutina a las más representativas, pero no son las únicas. Analizamos el panorama asociativo en nuestro país.
Las claves
- La mayoría de las asociaciones que existen hoy nacieron a partir de 1977
- Fomento da cada año casi 4 millones de euros en formación a las asociaciones
- Para estar en el Comité Nacional, se necesita el 10% de representatividad empresarial
Una auténtica sopa de letras. Así ha definido Marcos Basante, presidente de Astic (la asociación de transporte internacional), el panorama asociativo español del transporte por carretera, donde hay tantas organizaciones que pocos pueden presumir de conocerlas todas.
La mayoría de ellas nacieron en cuanto acabó la dictadura de Franco y comenzó la democracia, ya que la Constitución Española es el primer documento consensuado que reconoce el derecho “a la reunión y asociación” y, con él, a la creación de asociaciones de todo tipo.
Para el transporte, se trataba de un momento crucial porque, por primera vez, las empresas podían agruparse para defender sus intereses. Superados los extintos sindicatos verticales, grupos de empresarios inquietos empezaron a agruparse en asociaciones, federaciones y poder negociar con los interlocutores en la Administración.
Las históricas
Una de las asociaciones (o mejor dicho, confederaciones) con mayor representatividad en el transporte de mercancías por carretera es CETM, que nació en 1977. La creación de esta organización fue de la mano del trabajo de personas en varias provincias españolas que crearon, años más tarde, una asociación local para crear Conetrans, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales de Transporte por Carretera.
Manuel García Abárzuza, el primer presidente del germen de la CETM, resume los principios de la organización: “se trataba de organizar formalmente, en entidad patronal, un colectivo variado y numeroso. La tarea no fue fácil, porque han sido y son múltiples las voces que surgen en un sector tan diverso y porque, por otra parte, el móvil de la operación era francamente ambicioso”.
Precisamente por ese calado tan variado, son muchas las críticas lanzadas desde el exterior hacia esta confederación, ya que reúne en una misma sigla a flotas de varios cientos de camiones con transportistas autónomos de un solo vehículo. Y no sólo eso: en su estructura se encuentran incluso agencias de transporte (la Federación Española de Auxiliares de Transporte, Fedat), que son los clientes de muchos empresarios que están en sus filas, lo que resulta a veces chocante a la hora de negociar precios, plazos de pago, etc.
Otra federación con un peso específico en el mundo asociativo del transporte del país es Fenadismer, que nació en 1977 por un activo grupo de transportistas que querían solucionar los problemas que el sector tenía en aquellos momentos. Con un origen marcadamente autónomo, contaba como principal objetivo con la creación de una organización de pequeños transportistas para asumir el compromiso de transformar del sector y mejorarlo.
Hoy, la federación ha actualizado sus objetivos y ha modernizado sus estructuras, descentralizándolas en 58 asociaciones territoriales que cubren todo el país. No sólo están presentes en los órganos de representatividad del transporte (Comité Nacional, sobre todo), sino que ofrecen servicios para el asociado, como contabilidad, asesoría laboral, fiscal y jurídica, internacional, formación, tramitación de documentos públicos ante las distintas administraciones, seguros, tarjetas de combustible, telefonía…Además, también participa en las Juntas Arbitrales de Transporte nacional e internacional, en las que cuenta con dos vocales como representantes de las empresas de transporte para todos los litigios que se pueden solucionar por esta vía.
Esa es, muchas veces, las razones que llevan a las empresas de transporte a estar representadas en una asociación: un ente que se ocupe de los asuntos legales, el papeleo, asesoría laboral y que, además, les den ventajas económicas al conseguir descuentos en carburante, seguros, telefonía…aparte de estar representados ante los organismos públicos cuando se han tenido que negociar aspectos tan importantes como la LOTT, la Ley del Contrato de Transporte o una huelga sectorial.
Las escindidas
Una de las últimas asociaciones que se han formado en el panorama español es Fitrans (Federación Interregional de Asociaciones de Transporte), formada en febrero de este año, y que es el resultado de la unión de las asociaciones de León, Soria, Burgos y Guipúzcoa, anteriormente inscritas en Conetrans. La excisión se produjo por divergencias de estas cuatro asociaciones con la junta directiva de la confederación, por lo que decidieron irse y crear una federación. Su unión ha dado como resultado un órgano de representación que reúne a 2.700 empresas y 8.000 vehículos.
“Los empresarios de transporte que hemos creado Fitrans estamos convencidos de que hay soluciones y que es posible desarrollar líneas de trabajo y negociación para sentar las bases de un sector moderno y competitivo, capaz de trabajar con criterios de rentabilidad, progreso y sostenibilidad” afirman en su carta de presentación. La federación aspira a formar parte del Comité Nacional de Transporte, “órgano que debe ser capaz de acoger las distintas sensibilidades del sector”.
“Que nadie se lleve a engaño y piense que esta federación nace por enfrentamiento u oposición a nadie, ya que desde esa postura no se pueden aportar soluciones e ideas para propiciar la innovación que requiere el sector. Necesitamos poner nuestro transporte a la altura de otros países como Francia o Alemania, que cuentan con verdaderas medidas de protección y cobertura de su tejido empresarial que les permiten afrontar con otras garantías la delicada coyuntura económica actual” explica su presidente, Ignacio Cepeda.
Las nuevas
En el otro lado de la moneda están las asociaciones que se unen para crear una confederación. Es el caso de la CETCV (Confederación de Empresarios de Transporte y Logística de la Comunidad Valenciana), que nació el pasado mes de julio mediante la unión de tres organizaciones provinciales de la comunidad autónoma (FVET, de Valencia, ACTM, de Castellón y Fetrama, de Alicante).
Su presidente, Francisco Corell, explica que “la idea de formalizar esta confederación es algo que siempre ha estado en nuestra agenda, pues somos el único sector de actividad en la comunidad que hasta ahora no contaba con un interlocutor único. Además, nos guste o no, el valor que están adquiriendo las comunidades autónomas es cada vez mayor, por lo que no era lógico que cada uno estuviésemos por nuestro lado”.
Según sus palabras, han empezado de forma modesta, por lo que han tenido que minimizar costes: “hasta el punto de que la organización no va a contar con una estructura propia, ni gasto alguno, ni cuotas, ni nada parecido. Nos vamos a apoyar en lo que tenemos, y de ahí para adelante”. Para el presidente de la recién fundada confederación, “tenemos que poner en valor nuestro sector y a nuestras empresas. En esta actividad hay empresas serias que saben trabajar y apuestan por el futuro. Hay un cambio de época, consecuencia de lo cual alguno se tendrá que retirar porque el tiempo nos supera, pero tenemos que tener las ideas muy claras para superar esta crisis, y si es ayudándonos a nosotros mismos, mejor”.
Críticas al Comité
El Comité Nacional de Transporte por Carretera es un órgano consultivo, formado por asociaciones de transporte con representatividad sectorial. Algunas asociaciones que están en él tienen un concepto distinto de lo que deberían ser esos requisitos de representatividad: en estos momentos, existe la paridad 80/20, que quiere decir que el 20% está representado por el número de empresas y el 80% por el número de vehículos.
Para Benito Armero, presidente de Tradismer y del Comité Madrileño de Transporte (su equivalente en la Comunidad de Madrid) “eso hace que una federación con 5.500 socios tiene menor representatividad que una asociación de 290 ¿por qué? Porque la asociación puede tener socios con muchos vehículos (flotas) y eso sobrepasa a las empresas. De esta manera, es imposible que el Comité Nacional funcione como debería”.
Su queja tiene, además, otro argumento: “nosotros pedimos que las reuniones se hagan por secciones, porque es imposible que lleguemos a acuerdos porque los transportistas tienen un problema con los cargadores, y ellos, que están allí mismo, hay que negociar conjuntamente. Y eso no puede ser, porque lo que nosotros pedimos, a ellos no les conviene”. En su opinión, para solucionar esto, “en las próximas reuniones se tendría que anular la representatividad 80/20 y además, hacerlo por secciones (que sólo hay dos, prácticamente)”.
Para demostrar esto, Armero pone un ejemplo: “la representatividad mayoritaria de la sección internacional la tenía Astic, que antes estaba en la CETM. Ahora, que Astic se ha ido y funciona como asociación independiente, CETM se quedaría sin representatividad (o poca), de internacional. Pues no: tiene la misma que tenía cuando estaban juntas, y Astic, también. Es decir, son los mismos socios, con lo cual creemos que esto no es de recibo y que hay que aclararlo. Por eso reclamamos que cada uno tenga su representatividad, sea la que sea”.
¿Y qué tiene que decir a esto Fomento? Según Benito Armero, “dice que se haga y se lo demos por escrito. Y tiene razón, yo creo que aceptarían. Pero el tiempo se nos echa encima y la mesa de negociación no está constituida para negociar cómo va a ser la representatividad del próximo Comité. Si se elimina la representatividad 80/20, el vuelco de las asociaciones sería total. En este caso, nuestra federación estaría entre la segunda y tercera posición, con una representatividad real de cada uno”.
El chocolate del loro
Todos los que están involucrados en el panorama asociativo saben, de alguna manera u otra, que la formación es una de las grandes bazas que tiene en este momento el sector. Los fondos que el Ministerio de Fomento concede cada año en esta partida (para 2013 se van a destinar casi cuatro millones de euros) se conceden a los transportistas por la vía de las asociaciones, que deben reunir una serie de requisitos para recibir esos fondos y dar cursos en sus instalaciones.
En este sentido, Francisco Corell lamenta que, “muchas veces, cada asociación provincial apuesta por poner en marcha acciones formativas supuestamente subvencionadas para luego no ver el dinero, con lo que pagamos dos veces: un primer pago que va implícito en las nóminas de nuestros trabajadores y un segundo que es lo que nos cuesta el profesorado, el material utilizado para dar la formación, el aula, etc. Y así no podemos seguir, pues nos deben mucho dinero”.
Benito Armero, presidente de Tradismer y del Comité Madrileño de Transporte, dice que “nosotros somos los que menos recibimos y los que gastamos íntegramente en cursos todo lo que nos dan. Otros no es así. En nuestra federación, repartimos los fondos públicos en cada asociación para los cursos que tengan que darse. Y puedo garantizar que se dan todos los cursos y se gasta todo el dinero, y hay veces que hasta hay que poner más, cuando otros están viviendo del dinero que les dan para hacer los cursos”.
Así es la representatividad en el comité
En 2010 quedó concluída la renovación del Comité Nacional del Transporte por Carretera, un proceso que se actualiza cada cuatro años.
Este artículo, completo Numero 65 - diciembre 2012 |
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