Las claves

• El sector dice que hay demasiadas reglas y normas.
• Muchos transportistas y cargadores desconocen aspectos claves de normative.
• Algunos se quejan de que la formación obligatoria es cara.

Gestionar una empresa de transporte o conducir un camión hoy no tiene mucho que ver con lo que ocurría hace años: los medios han cambiado, y las herramientas y los métodos también. Pero lo que ha cambiado sobremanera es un aspecto fundamental: la formación de los transportistas.

No hace tanto tiempo, para entrar en el mercado laboral del transporte, a efectos de requisitos administrativos sólo había que tener el carné de conducir (el que comúnmente se conocía como “el especial”) y poco más. El resto era cosa del emprendedor, de su suerte y de su tesón para conseguir clientes y tener cargas. Muchos de los empresarios o conductores de hoy lo son gracias al permiso de conducir que se sacaron cuando cumplieron el servicio militar, ya que les salía gratis. Pero las cosas han cambiado, y mucho: hoy, para trabajar en una empresa de transporte como conductor, aparte de sacarse el permiso reglamentario, hay que seguir una formación. La norma es europea, por lo que afecta a todos los conductores de camiones y/o autobuses de la Unión Europea, y que España ha adaptado ya a su ordenamiento jurídico en forma de Real Decreto. La Ley dice que, los que acaban de empezar tienen que hacer un curso de 280 ó 140 horas (dependiendo de si la formación que se sigue es cualifi cación inicial o acelerada) y superar un examen. Y para los que ya están trabajando (desde 2007, año en que se aprobó la norma que regula el Certifi cado de Aptitud Profesional, el CAP), hay que hacer un curso de formación continua (o reciclaje) de 35 horas que hay que repetir cada cinco años.

Y todo esto ¿por qué? Porque las autoridades públicas consideraron en su momento que los profesionales del transporte por carretera tenían que tener una formación mínima para poder trabajar en el sector. Ya no se podia consentir que un permiso de conducir fuera el único requisito para llevar un camión o un autobús, ya que la profesión ha ido evolucionando y todo ello exige un grado de formación mínimo.

No sólo por las nuevas tecnologías aplicadas (por ejemplo, uso del tacógrafo digital, sistemas de gestión de flotas, etc.), sino por la legislación en materia de transporte, que cambia continuamente. Otra cuestión: hace 20 años, casi nadie se preocupaba por la política de prevención de riesgos laborales. Hoy esta materia forma partede la formación que se da en el CAP, por ejemplo. Y todas las empresas (con independencia de a lo que se dedican) deben tener a un trabajador formado en esta especialidad.

Preguntados algunos formadores sobre cómo está la formación en material de transporte en España, la opinión de Alfonso Cabrera, profesor especialista en transporte de mercancías, comercio exterior e incoterms es que, la formación no obligatoria (es decir, toda la que no se impone por ley para poder trabajar) “es claramente insuficiente. Se desconocen en gran medida aspectos claves de la gestión y contratación del transporte de mercancías. Si nos centramos en el transporte por carretera (que representa el 87% de las mercancías en España), tanto cargadores como transportistas desconocen casi por complete la normativa que regula la norma de transporte, tanto la española (documento de control, nueva LOTT, regulación de las Juntas Arbitrales de Transporte) como la internacional (convenio CMR de 1956).”

A su juicio, aspectos básicos como responsabilidades del porteador y su relación e independencia del contrato de seguro, el límite de indemnización del porteador ante pérdidas, daños o entregas con retraso, causas de exoneración de responsabilidad del transporte, formalización de la carta de porte y su integración en el documento de control, quién está obligado a hacer la carga y descarga, cómo se regulan aspectos como paralizaciones, la actualización del precio ante variaciones del precio del gasóleo, plazo y forma para realizer las reservas, plazo de preinscripción, jurisdicción…son cuestiones que no todos los empresarios de transporte de este país podrían contestar con seguridad al 100%, según explica Alfonso Cabrera. Y eso (recalca), que "son normas básicas para el ejercicio de la profesión y el día a día de una empresa de transporte". “Otro aspecto clave, sobre todo desde el punto de vista del cargador, es la relación y correcta coordinación entre el contrato de compraventa y la contratación, gestión, asunción de coste y riesgo de transporte sobre la base de dichas reglas” explica el formador.

“Algunos de estos aspectos se incluyen en el temario del título de capacitación, pero a un nivel que considero absolutamente insufi ciente por la importancia que tiene respecto al desarrollo de las operaciones y la optimización del servicio al cliente”.

A la vista de esto ¿qué aspectos creen los formadores que son necesarios mejorar? Pues, según Cabrera, los relacionados con la gestión de flotas, gestión de costes (control y optimización), las opciones que ofrece la multimodalidad (alternar el camión con barco, tren o avión), seguros de transporte, etc.

En resumidas cuentas, para este formador “en general, el mercado conoce "de oídas” las normas que van entrando en vigor y se adapta a ellas cuando éstas conllevan sanciones. En el terreno “no sancionable”, el sector es menos permeable, simplemente porque, tratándose de un sector tan altamente regulado es difícil adaptarse a todo. De hecho, la sensación general es de “inseguridad jurídica” por la excesiva regulación y su continua actualización”.

Problema añadido

Una posible razón que explica esto (aparte de la difi cultad de adaptarse a una legislación en continuo cambio) podría estar también en el tejido empresarial español, “claramente decantado hacia el autónomo, que dificulta la inversión en formación por el escaso tamaño de las empresas y la dificultad de acceder a ella sin difi cultar la explotación diaria del negocio". En general, las empresas de reducido tamaño van gestionando el día a día (“apagando fuegos”, como se suele decir vulgarmente) y les cuesta mucho invertir en formación que dé resultados a medio y largo plazo. “Sin embargo, esta percepción a veces no es real, puesto que, por ejemplo, el mejor conocimiento de las normas que regulan el contrato de transporte aporta beneficios (en materia de mayor seguridad jurídica ante reclamaciones) sin apenas inversión y en el corto plazo. Otra cosa es que lo que una empresa proponga en cuanto a contratación se lo acepte el cliente: ya sabemos que, en general, en el mercado actual, el cargador tiene mayor poder de negociación que el transportista, más aún si éste es de tamaño reducido debido a la brutal competencia existente” explica el formador.

La opinión de los expertos en este tema es que la formación es clave para modernizar el sector y que toda empresa que invierta en ella obtiene retornos casi inmediatos que le ayudan a mejorar su posición competitiva en el mercado. Alfonso Cabrera explica que la formación que imparte él “tanto presencial como a distancia, es bonificable y su valoración es muy positiva, por lo que entiendo que hay un enorme trabajo por realizar en el futuro”.

En progreso

No obstante, para hacerse una idea del nivel formativo de los transportistas hoy en día, conviene hacer un ejercicio comparativo y darse cuenta de lo que se ha avanzado. Es lo que piensa Miguel Martínez de Lizarrondo, director general de CETM y secretario de CEFTRAL, la Confederación Española de Formación del Transporte y la Logística. “Por definirlo en pocas palabras, diríamos que “estamos progresando”.

Es de justicia señalar que en los últimos años hemos conseguido, entre todos, un avance considerable en el ámbito de la formación especializada de nuestros profesionales. Pero también hemos de insistir que permanece el problema del excesivo peso de la formación no formal y no reglada que tiene para algunos en nuestro sector, que hace, en muchos casos, destinar fondos y recursos en formación de tipo transversal, en detrimento de la formación específica, obligatoria y mucho más necesaria en la actualidad”. En su opinión, la directiva que regula la formación obligatoria para conductores (en sus dos vertientes: cualificación inicial y formación continua) es “realmente positiva, entendiendo que todavía estamos en su comienzo. Los verdaderos análisis y sus efectos de esta norma tardarán en notarse dentro de unos ocho a 10 años”.

Aún así, Martínez de Lizarrondo echa en falta redefinir y crear una “familia profesional de transporte, dentro del Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales, que garantice la disposición de un área de formación professional específica en transporte y logística”. La crisis económica que afecta a todos los sectores, y también al transporte, podría tener un elemento positivo en este sentido: conductores desempleados aprovecharían este periodo sin trabajar, con tiempo libre y una oferta considerable de cursos, para ampliar su formación y mejorar su currículum. Esto es algo que han notado en CEFTRAL: “sin duda hemos tenido una mayor demanda de formación, especialmente en la catalogada como obligatoria. En el caso concreto de la formación CAP, podríamos decir que la crisis ha acelerado el ritmo de implantación. Sin embargo, al haberse introducido acertadamente la obligatoriedad de forma escalonada (según el número del permiso de conducir), unido a la gran crisis económica y de empleo que nos afecta, todo ello está hacienda que el ritmo de implantación sea, de momento, atendible por los centros de formación existentes”. Un problema añadido a éste es el de la financiación: “con la llegada del nuevo Gobierno, se han visto reducidos todos los apartados de ayudas a la formación, muy especialmente y de manera significativa, para los fondos de la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo, cuando, en mi opinión, debería ser en estos momentos, precisamente, cuando más necesidad y atención sedebería prestar en este capítulo”.

La opinión de este experto en formación para el transporte sobre si los profesionales actuales están al día de las novedades en materia de normativa, tacógrafo digital, CAP o, más especialmente, mercancías peligrosas es que “todavía hay mucho camino por recorrer. De momento, hemos de esperar los resultados generados del reciclaje obligatorio de los conductores para recoger sus frutos, dado que enestas acciones formativas se imparten estas materias específicas para el major ejercicio de su profesión (normativa social, tacógrafo digital, seguridad, etc.)".