Tanto es así, que 6 de cada 10 profesionales del transporte consideran que su continuidad no está garantizada, en una situación de crisis agravada por la invasión de Ucrania.

Además, el gasóleo ha subido hasta 80 céntimos por litro en el último año, y para el 70 % de los transportistas consultados, asumir ese incremento en los precios ha supuesto dejar de ingresar entre un 25 % y un 40 %. Y uno de cada cuatro del total han visto reducirse sus ingresos más de un 40 %.

Por otro lado, la fluctuación del precio del combustible está complicando la negociación de los contratos, y la mayoría de los transportistas aseguran que están perdiendo márgenes de beneficios y clientes por este motivo. Concretamente, el 31 % de los encuestados admite que ha perdido margen de beneficios y renunciado a clientes debido al encarecimiento del gasóleo. Asimismo, un 27 % asegura no haber tenido pérdidas, pero que sí se han visto reducidos sus márgenes al mínimo. Sí registran pérdidas un 16 % de los transportistas consultados.

En este marco que viene arrastrándose desde hace meses, el sector del transporte por carretera ha adoptado diferentes medidas de presión para hacer oír sus reivindicaciones, como el paro patronal que tuvo lugar el pasado mes de marzo. No obstante, el 69 % de los encuestados cree que estas movilizaciones no han tenido el efecto deseado, mientras que el 35 % sí considera que se lograron resultados.

En lo referente al paquete de medidas aprobado por el Gobierno para paliar la crisis de Ucrania (entre las que destaca la prórroga de la bonificación de los 20 céntimos, el incremento del 30 % al 40 % de la cláusula de revisión del precio del combustible y la obligación de facturar el coste del combustible como concepto independiente), no ha convencido demasiado al sector.

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