Camiones, más necesarios de lo que parecen
Los camiones están ahí, aunque muchos no los ven. Y cuando los ven, no les tienen demasiada simpatía ¿o es al contrario? Analizamos la imagen del transporte entre la opinión pública española.
LAS CLAVES:
- Casi 3 millones de personas se dedican al transporte de mercancías en Europa
- Un humano “contamina” más en un día que un camión en 100 kilómetros
- El 6% de los accidentes en carretera tiene implicados a camiones
Si se hiciera un encuesta a gran escala (como las que se hacen en todo el país para conocer la intención de voto o cualquier otra cuestión) sobre qué imagen tiene uno del transporte de mercancías por carretera, las respuestas serían del tipo “los camiones contaminan” o “provocan muchos atascos” o incluso “tienen muchos accidentes”. Pero, si observamos las estadísticas de accidentalidad, o vemos las colas de retención que se producen en las carreteras, o a la entrada y salida de las grandes ciudades, la realidad es otra.
Un estudio llevado a cabo por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) señala, tras presentar datos sobre su peso en la economía española y su implicación en la sociedad de consumo, que “el sector no está considerado por el entorno social, económico ni por las Administraciones con el suficiente reconocimiento, acorde al valor añadido que aporta al sistema económico y social, a través de la generación de empleo y garantía de abastecimiento de productos de consumo”.
“De cara a la sociedad, la imagen del sector se ve erosionada por la constante presión sobre el transporte por carretera, como las restricciones al tráfico rodado en domingos y días de festivo en algunas comunidades autónomas o en algunas zonas de ciertas ciudades, que llega a establecer una relación directa entre el sector y la responsabilidad en el efecto invernadero, la siniestralidad vial, el ruido y la contaminación en las ciudades”.
La realidad es que la inmensa mayoría de las mercancías que se mueven en nuestro país lo hacen por la carretera (el porcentaje varía según quién lo analice, pero está entre el 70 y el 85%). Además, existe una relación directa entre el volumen de transporte por carretera y el crecimiento del Producto Interior Bruto (que mide la riqueza de un país). Por eso, desde la patronal se insta a que la Administración tome las medidas adecuadas para no imponer más restricciones al sector, ni aumentar la fiscalidad, así como apoyarlo de forma activa a través de las acciones adecuadas.
Cómo mejorarla
Visto que la imagen del transporte entre la opinión pública no es la mejor (ni se acerca a lo que, sobre la base de las ventajas que aporta a la economía, debería ser), se propone mejorarla “a través de una dimensión social adecuada en la política europea de transportes y la adopción de medidas contra el envejecimiento de la mano de obra”. Según la CEOE, el 26% de los trabajadores del transporte tiene más de 50 años, frente al 22% de trabajadores mayores de esa edad en otros sectores productivos.
CO2
Desde el punto de vista medioambiental, el dióxido de carbono emitido por los camiones depende, en gran medida, de la ocupación, el peso y la velocidad del vehículo, el combustible utilizado y la distancia recorrida. Son las empresas las más interesadas en reducir este parámetro, pues cuanto más CO2 estén emitiendo, más combustible consumen, y eso es lo que tratan de evitar al máximo, porque el consumo se traduce en costes.
En todo caso, los que se dedican al transporte saben que los camiones son, cada vez, menos contaminantes, debido a las estrictas normas de emisión EURO (que va ya por la EURO 6). Los fabricantes trabajan para reducir ambos factores (consumo y emisión de partículas) y han conseguido que los motores emitan, por cada 30 litros de diesel, 0,8 kilogramos/kilómetro, por cada 32 litros consumidos a los 100 kilómetros, 0,86 kilogramos por kilómetro y por cada 35 litros cada 100 kilómetros, 0,94 kilos por kilómetro.
Pero ¿cuánto significa esto en términos reales? Se puede hacer una comparación con el CO2 que emite un humano cada vez que respira (al soltar el aire, emitimos ese gas). Se calcula que nuestro cuerpo expulsa 42,2 gramos cada hora, es decir, 1 kilogramo al día o, lo que es lo mismo, 365 kilos al año.
Además, desde hace ya tiempo, los fabricantes de camiones están investigando fórmulas para sustituir el combustible diesel por otros menos contaminantes: gas natural, metano…y para las furgonetas: pila de combustible, hidrógeno, electricidad. Todo para reducir al máximo las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.
La culpa, de los medios
Saber quién es el culpable de esa imagen que tiene el transporte, y más concretamente, los transportistas (camioneros, en este caso) daría para un estudio mucho más en profundidad. Sin embargo, para Ovidio de la Roza, presidente del Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC), sección mercancías, “la imagen que tiene la sociedad del transporte se debe a muchas cosas: pero las películas americanas que dan una imagen distorsionada, los programas de televisión…nada de eso tiene que ver con la realidad. Creo que los medios de comunicación, en general, han contribuido muchísimo a esa imagen. Seguro que nosotros hemos aportado algo también, qué duda cabe”. En su opinión, “son creadores de opinión, y si no dieran esa imagen tan tópica (camionero con el calendario de la mujer desnuda, cliente de prostíbulo, gordo, fuerte, peleón y camorrista), sería bien distinto. Luego, en contraste con esa imagen de caballero maravilloso, que siempre ayuda en carretera…creo que todo ello no conduce más que a tópicos”.
Lavar una imagen tan negativa de todo un colectivo parece un trabajo más bien arduo, porque está instalada en el inconsciente de la opinión pública. Pero ¿sería conveniente lanzar una campaña para mejorar la imagen del transporte, como se hace desde la Administración con la Dirección General de Tráfico? Ovidio de la Roza no tiene dudas al respecto: “sería fundamental, pero necesitaríamos muchísimo dinero, que en la organización no tenemos, y necesitaríamos una campaña fortísima. Al Ministerio de Fomento lo hemos pedido un millón de veces y nunca ha querido. Tanto en el Petra I como el Petra II se incluyó, dentro de las líneas de actuación, hacer una campaña de mejora de imagen del sector entre la sociedad. Fue una de las siete líneas prioritarias de actuación, pero al final no se hizo nada al respecto”.
Al parecer, años atrás, el Ministerio de Fomento quiso dedicar una cantidad de dinero bastante irrisoria para este fin pero, al consultarlo con el Comité Nacional, sus miembros se opusieron, ya que no tenía el objetivo que se el sector perseguía. Para que las campañas de concienciación tengan resultado (como las de la DGT con el peligro de la velocidad o las de malos tratos), es necesario invertir grandísimas cantidades de dinero y con muchos impactos en medios generalistas, televisión, radio, prensa, internet, etc.
Pero Francia, como en muchas otras cosas, se nos adelantó en esto de mejorar la imagen del transportista. Hace años, hubo una campaña de publicidad que decía “si usted toma este yogur cada mañana, es porque llega al supermercado en un camión, y si juega a este deporte también es gracias a un camión”, poniendo en evidencia la importancia del transporte por carretera en nuestra vida cotidiana.
Conduces bien
Ya en nuestro país, hace justamente cuatro años, surgió una iniciativa que pretendía evaluar la pericia al volante de un conductor profesional. Bajo la pregunta ¿conduzco bien? situada en la parte trasera del camión y con un número de teléfono bien visible, el conductor de atrás podía llamar para decir si le parecía que ese chófer era un buen profesional o, por el contrario, estaba haciendo algo incorrecto o peligroso en carretera.
Si había alguna incidencia, la centralita recibía la notificación y abría expediente, informando a la empresa de transporte del mensaje (tanto negativo como positivo). Según los responsables de la iniciativa, “la premisa básica que permite que el modelo funcione es que el hecho de llevar el anuncio influye de forma disuasoria y positiva sobre las prácticas de los conductores de empresas adscritas al programa”.
La iniciativa surgió en 2008 como proyecto de una escuela de negocios. Viendo las posibilidades que tenía de ser llevado a la práctica, se transformó en realidad con el apoyo de instituciones y empresas para reducir la siniestralidad y las muertes en carretera y, de paso, como una forma más de mejorar la imagen del sector.
La experiencia en países como Reino Unido, Canadá o Estados Unidos en los últimos 15 años, permite cuantificar el número de accidentes a raíz de la aplicación de este tipo de servicios en un 17,2% de media y, por tanto, de los costes, que se traduce, incluso, en una bajada de las pólizas de sus seguros.
La iniciativa tenía una serie de ventajas para la sociedad y las empresas que lo llevaron a la práctica: en el primer caso, porque mejora la seguridad vial y la reducción de accidentes por parte de los vehículos industriales, y en el segundo caso, porque se logra una reducción de costes, un incremento de la productividad como consecuencia de una mayor actividad de la flota, una mejora de la imagen corporativa ante los clientes y ante la sociedad en general ya que, menos accidentes supone un mejor servicio, así como una diferenciación frente a la competencia.
Menos ruido
Conscientes de que la polución de los vehículos industriales también es sonora, el Parlamento Europeo ha aprobado una nueva directiva que impone límites más estrictos al ruido generado por el motor de los camiones. La Eurocámara recomienda la introducción de etiquetas para informar a los compradores de los niveles de ruido de los vehículos nuevos, como ya existe para determinar la eficiencia del combustible, la sonoridad de los neumáticos o las emisiones de CO2.
En este caso, la directiva incluye a todos los vehículos de menos de 12 toneladas de masa máxima autorizada (MMA), lo que quiere decir que también afectará a turismos. En líneas generales, el límite baja de los 74 decibelios actuales a 68, aunque a los vehículos más potentes se les permitirá superar este límite en nueve decibelios como máximo.
Por su parte, los camiones que superen las 12 toneladas de MMA deberán reducir su nivel de ruido de 81 a 79 decibelios.
La gran paradoja que se presenta en este campo viene de la mano de los vehículos híbridos y eléctricos, ya que, debido a sus motores silenciosos, pueden provocar accidentes porque los peatones no los oyen aproximarse. En este sentido, el Parlamento Europeo ha indicado que los fabricantes deberán instalar un sistema de alerta acústica en todos los vehículos híbridos fabricados a partir del 1 de julio de 2019. A la Comisión Europea le toca presentar una propuesta sobre los requerimientos dos años antes, es decir, hasta julio de 2017.
Este artículo, completo Numero 81 - mayo 2014 |
Raquel Arias
Periodista especializada en transporte.
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