De un tiempo a esta parte, los transportistas (especialmente los autónomos) están viviendo con intensidad una crisis económica que se está alargando más de lo cabía esperar. Aunque algunos analistas económicos la daban por finalizada este año, lo cierto es que muchas empresas penden de un hilo por múltiples razones: bajada de la actividad, brutal subida del precio del gasóleo y escasa capacidad de negociación con las empresas que les piden cargas.

Hace seis meses, en septiembre del pasado año, un transportista de Lérida llamado Jordi Linares, llamó la atención en los medios de comunicación generalistas por emprender una curiosa iniciativa: dar vueltas con su camión alrededor del edificio del Congreso de los Diputados, en Madrid, hasta que se terminara el combustible de su depósito. La razón: protestar porque la Administración estaba permitiendo que el transporte se estaba yendo a la ruina, con un montón de cierre de empresas y multitud de impagados. La iniciativa, bautizada como “camión de la esperanza” llamó la atención de varias mujeres, esposas de transportistas, que vieron en las palabras “camión” y “esperanza” un motivo para movilizarse y empezar a hacer cosas, “desde otro punto de vista que no sean simplemente los camioneros” explican.

Blanca Salmón, de Santander, ha venido a Madrid, como tantas otras, para apoyar la creación de Unicaes, la asociación que reivindica el trabajo de los transportistas autónomos y que se cumpla la ley. Antes de nada, quiere recalcar que ellos no piden “ni subvenciones, ni ayudas, ni dinero, pero si tenemos una Ley aprobada, simplemente queremos que el Gobierno se encargue de vigilar que esa Ley se cumple. Es tan sencillo como eso. Y la empresa que no cumpla, que tenga una sanción aplicada a esa ley”. Ella, como muchas esposas de autónomos, se encarga del papeleo de la empresa, mientras su marido trabaja al volante. También, como la mayoría, no se puede permitir trabajar fuera de casa porque, sencillamente, no le da tiempo. “Tal y como está la cosa, es difícil compaginar un trabajo con ser la mujer de un transportista. Porque en una reunión ¿quién viene? Las mujeres. En cualquier sindicato de cualquier provincia, si no se hace en un sábado que, mayoritariamente (y recalca esta palabra), los transportistas, el sábado por la tarde no trabajan, si la hacen entre semana, vamos las mujeres ¿quién lleva los papeles a Hacienda? Las mujeres ¿por qué? Porque la gestoría te cobra 300 euros al mes. Entonces tienes que ir recortando gastos y vas aprendiendo a hacer cosas a fuerza de no pagar ¿quién va al banco? La mujer ¿quién lleva los pagarés, talones, etcétera? La mujer ¿quién reparte, ordena y guarda las facturas? La mujer. Cuando nuestros maridos llevan un camión y se da el caso que tienen otro, cuando hay un problema con el conductor que lleva ese camión, hay que solucionar algo con ese conductor o con ese camión ¿quién se encarga? La mujer. Entonces, hacemos de taxistas, oficinistas, recepcionistas, contables…”.

Las mujeres de los transportistas autónomos aseguran que tienen apoyo de ninguna institución, todo ha sido por iniciativa de Jordi Linares. Se pusieron en contacto con él, se agregaron al grupo que tenía formado en Facebook, a partir de ahí se unieron a Unicaes, que es la asociación que ha creado y luego, individualmente, decidieron crear uno, el “Colectivo Mujeres de Transportistas”. Se trata de un grupo donde toman decisiones entre ellas, como la de escribir una carta conjunta al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y a la ministra de Fomento, Ana Pastor, donde les explican cómo están viviendo los transportistas autónomos.

Otra iniciativa salida de sus reuniones ha sido presentar un escrito ante el Congreso de los Diputados, junto a otros colectivos, para exigir “medidas urgentes que pongan fin a los delitos que, amparados en las leyes vigentes, se están cometiendo” y que reproducimos en estas páginas.

Economía familiar

Blanca Salmón asegura que “hemos decidido unirnos para hablar entre mujeres, nosotras nos veíamos más cómodas hablando de los problemas que teníamos en casa porque ellos, como transportistas, ven el problema de una manera, pero nosotras lo sufrimos de otra, o tenemos que aportar soluciones de forma distinta: la economía familiar. Para nosotras, que suba el gasoil, a ellos les enfada cuando lo pagan con la tarjeta, y a nosotras, cuando el día 5 de cada mes viene la factura, de los 1.000 euros que traían, vienen 400 euros menos”.

Luisa Sempere, que vive en Alicante que también es esposa de transportista, comparte la opinión de Blanca. Nos explica que pretenden “poner voz a la situación que estamos viviendo, que miles de familias nos estamos yendo a la ruina, simplemente, por querer trabajar. Y ante la imposibilidad de nuestros maridos de “parar la rueda” (porque es imposible), venimos nosotras. Este es el único sector que muere trabajando, porque no puede sobrevivir. Y van cayendo uno a uno y nadie, aparte de nosotros, es consciente de la realidad. Empezamos a seguir a Jordi Linares, nos conocimos, vimos que teníamos las mismas inquietudes y las mismas metas: poder seguir trabajando”.

Sus medios de contacto son el teléfono e Internet, donde tienen un grupo en Facebook (Mujeres de Transportistas), que invitan a todas las que quieran unirse a hacerlo.

“Queremos cambiar la visión que se tiene de un transportista, más allá de ver un camión por la carretera o un camionero comer en un restaurante. Lo que no se ve ahora realmente son los 200 euros que la gente se gasta en un microondas (que es muy triste mandar a tu marido con un microondas en un camión) y llevar la comida de casa toda la semana porque no se pueden permitir los ocho o 10 euros que cuesta un menú” lamenta Blanca.

Para ella, una cosa que demuestra muy bien cómo está el transporte es fijarse en cualquier carretera y comprobar que hay “un montón de ruedas reventadas: mejor marcador de la actividad que ése, ninguno ¿Por qué se revientan las ruedas? Con el peligro que ello conlleva, porque realmente es tu vida la que va encima del camión (no solamente revientas la rueda, sino que puedes tener un accidente y arriesgarte a perder aún más) ¿por qué pasa eso? Porque no te puedes permitir el lujo de gastar un mes 500 euros para cambiar una rueda. Se está aprovechando todo al máximo, poniendo en peligro su propia vida. Esto es lo que estamos viendo nosotras como mujeres”.