Las subcontrataciones en el transporte, cuando el transportista es el cargador
Subcontratar portes es algo que se hace todos los días en las empresas, especialmente en momentos de mucho trabajo. Sin embargo, el más perjudicado es el último eslabón de la cadena.
Cuando, por problemas de operatividad, un transportista recibe un pedido que no puede cumplir, pero quiere quedar bien con su cliente, contrata a su vez a otro transportista para que haga ese viaje. Esto, que popularmente se conoce como subcontratar, es una práctica bastante común en la profesión, de la que se benefician casi siempre los transportistas autónomos.
O no. Porque, si bien subcontratar una carga supone cumplir con lo requerido y realizar el trabajo aunque no lo haga uno mismo, implica una cascada, no sólo de responsabilidades, sino de tarifas.
Esto quiere decir que si en un contrato de transporte participan varios operadores, cada uno intentará llevarse un porcentaje del precio final, lo que redundará en el último eslabón de la cadena, que es quien realmente hará el porte.
Práctica habitual
Los profesionales del sector saben que este fenómeno se da con bastante frecuencia, sobre todo, cuando el trabajo abunda y no hay forma efectiva de sacarlo adelante. En principio, no hay ninguna ley que lo limite, ni en número de subcontrataciones, ni en la forma de hacerlas.
La posibilidad de limitar las subcontrataciones implica abordar un tema más polémico: qué se está haciendo mal en el transporte. “Si se subcontrata demasiado se corre el riesgo de variar los precios a la baja, con el consiguiente riesgo de que el último eslabón de la cadena se lleve la peor parte”.
Así las cosas, y preguntando a los propios transportistas, se llega a la conclusión de que esta práctica es tan antigua como la profesión. Un conductor que lleva 14 años en el sector, nos explica que esto, lo único que lleva es “a abaratar y tirar precios. Nadie te da nada por la cara, pero lo que hace muchos es lo siguiente: un viaje vale equis, te quitan una parte de lo que pagan y se lo dan a otro, y así varias veces. Al final, estamos hablando siempre del tema de tarifas y de portes, y hay gente que lo único que hace es cambiar dinero de manos con este asunto. Y todo por no perder un cliente. Aunque soy chofer, conozco a mucha gente que trabaja así. Lo normal es que un porte cambie dos veces de manos, pero se pueden dar casos de bastantes más, especialmente transportistas que vienen de países del Este, que cobran unas tarifas muy por debajo de lo que sería aceptable”. Este transportista asegura que, aunque dicha práctica no es nueva, ahora se da con mucha frecuencia, aunque él considera que “sale más a cuenta dejar un camión parado o hacer un porte bien pagado que hacer lo que salga y gastar aceite, ruedas, pagar al chofer, multas que te pueden caer y que te arriesgas que te pongan. Aunque los precios están como están, por mucho que digan de tarifas, hay una realidad que es que siempre hay alguien que lo hace, aunque salga perdiendo. Porque el que ofrece el viaje, por ejemplo, por 1.500 euros, sólo tiene que hacer un par de llamadas y puede ganar 200 euros, por ejemplo, sin haber gastado ni uno sólo en gasóleo, ruedas o sueldo. Y es el pan nuestro de cada día”.
Otros sectores
En la construcción, donde el fenómeno de la subcontratación es el pan nuestro de cada día, esta práctica está regulada por ley. De hecho, existe una norma de hace dos años que establece cómo y de qué forma se contrata a una empresa para que desempeñe un determinado trabajo. Como en este sector se necesita la colaboración de una empresa de transporte, éstas tienen algunas obligaciones que cumplir. Veamos cuáles son:
En primer lugar, antes de firmar cualquier contrato con la empresa para la que van trabajar, tienen que estar suscritas en un censo, llamado “Registro de Empresas Acreditadas” en la autoridad laboral correspondiente, dependiente de cada comunidad autónoma.
Este registro le sirve a la Administración para conocer qué empresas trabajan subcontratadas y bajo qué condiciones para actuar en caso de que se produzca algún incidente o tema relacionado con la seguridad laboral. Las empresas deben aportar datos sobre su solvencia, atestiguar que tienen una organización preventiva y un personal con la formación necesaria en materia de prevención de riesgos laborales.
Entre otras obligaciones, tienen el deber de informar a dicha autoridad de cualquier cambio que se produzca en la empresa dentro del mes siguiente al hecho (cambio de dirección, aumento o reducción de flota, etc.).
Por su parte, las obligaciones de dicho registro son tramitar los procedimientos sobre las solicitudes de preinscripción, renovación, cambio de datos y cancelación, expedir las certificaciones sobre las inscripciones registrales y dar acceso a los datos en el registro a cualquier entidad que lo pida y que tenga capacidad para exigirlo.
En este registro, están obligados a inscribirse todas las empresas contratistas o subcontratistas, pero no los trabajadores autónomos ni los que sólo actúan como promotores.
Una vez inscrita la empresa, el documento tendrá validez durante tres años, renovables por periodos iguales, aunque se deberá pedir la renovación seis meses antes de que se cumpla esa fecha de caducidad.
Raquel Arias
Periodista especializada en transporte.
Sitio Web: www.linkedin.com/pub/raquel-arias/6/b8a/8aa Email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.Lo último de Raquel Arias
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