Las claves:

• 300 conductores profesionales mueren al año en accidente laboral.
• La fatiga y el estrés están detrás de muchos accidentes laborales.
• Los asalariados tienen cubiertas más contingencias que los autónomos.

El transporte y la logística es uno de los sectores económicos que más estrés generan en sus profesionales. Trabajar a contrarreloj, tener siempre una hora de entrega y, además, transportar mercancías sin que se produzcan desperfectos ni roturas provoca tensiones en toda la cadena, desde el productor, al distribuidor, pasando por el personal del almacén o el transportista y el conductor.

Desde estas páginas se ha hablado muchas veces de las diferencias sustanciales que hay entre trabajadores por cuenta propia y ajena en el sector del transporte. Y en el caso de la normativa laboral, tampoco hay una excepción.

Por ley, el accidente de trabajo para el trabajador autónomo se define como “aquél ocurrido como consecuencia directa e inmediata del trabajo que realiza por su propia cuenta y que determina su inclusión en el campo de aplicación del régimen especial”. Por su parte, en la definición del accidente de trabajo del asalariado se incluye “toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo, sin exigirle una inmediatez en la lesión”.

Sin embargo, la diferencia más importante está en que a los autónomos no se les reconoce el accidente in itinere, es decir, en los desplazamientos desde y hasta el centro de trabajo, mientras que a los asalariados sí se reconoce. Según Emilio Cardero, secretario federal del sector de Carreteras y Urbanos de Transportes, Comunicaciones y Mar de UGT, “la siniestralidad in itinere está creciendo una barbaridad. En la Comunidad de Madrid hay personas que necesitan dos horas y media y hasta tres horas en desplazarse hacia y desde su lugar de trabajo, lo que aumenta el riesgo de sufrir un accidente”. Para los sindicatos, la crisis está provocando un repunte de la siniestralidad debido, en su opinión, a la “bajada de guardia” de la seguridad vial. Otro problema añadido es que algunas mutuas de trabajo no reconocen ciertos accidentes laborales como tal, sino como de tráfico.

Para los sindicatos, es necesario establecer en las empresas planes de reeducación vial y crear una cultura preventiva en las empresas. E insisten en que la fatiga y el estrés están detrás de muchos accidentes laborales. Aún así, el curso de formación continua del CAP, para profesionales que ya están trabajando, dedica 22 de sus 35 horas a conocer la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. No obstante, algunos son críticos con esto y consideran que aún queda mucho trabajo por hacer en este sentido, como Miguel Pereira, director del departamento de Relaciones Laborales de la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM).

En el tema de la seguridad vial, existe una ecuación que casi siempre se cumple: a mayor actividad, mayor número de accidentes y viceversa. Esta máxima se recoge en el Informe Duran, elaborado en los años 90, que analiza la seguridad y la salud en trabajo en España y que preparó un estudio para la elaboración de un informe sobre riesgos laborales y su prevención.

Un estudio hecho hace años por sindicatos y patronal puso de relieve la falta de formación específica del puesto de trabajo por parte de los directivos de las empresas de transporte en materia de prevención de riesgos laborales. Para el responsable de Salud Laboral del sector estatal de Carretera de la FSC-CCOO, Juan Munera, “esto es una cuestión pendiente que las empresas deberían solucionar”.

Un problema en este asunto es qué se entiende por accidente laboral en el sector del transporte para que se pueda dar una baja. Algunos hechos, como caídas, contusiones, lesiones, etc., no se contabilizan como tales porque se producen cuando el trabajador está haciendo labores que no son propias de su trabajo (carga y descarga, acarrear ciertas mercancías…). Para Munera, “hay que avanzar legislativamente y dejar muy claro qué se entiende por accidente de trabajo”.

Dolencias comunes

Mutuas de trabajo como Asepeyo aseguran que es “altísimo el porcentaje de empresas con trabajadores que tienen problemas de espalda. En el caso del transporte, no se tiene en cuenta la enfermedad, y mucho menos, el accidente” explica Ricardo Castaño, técnico superior de la organización de Seguridad e Higiene de Asepeyo.

En ese sentido, Emilio Cardero, de UGT, considera que “si a los bomberos no les reconocen la enfermedad profesional ¿cómo lo van a hacer a los conductores profesionales? Esto es un problema de dinero, porque puede dar lugar a prejubilaciones o jubilaciones anticipadas. Los sindicatos lo hemos pedido muchas veces en el Ministerio de Fomento, pero es evidente que no se quiere reconocer”.

Para Juan Munera, de UGT, “la Ley de Prevención de Riesgos Laborales es muy clara, porque el artículo 19 dice que el empresario tiene que dar formación teórica y práctica a los trabajadores de los posibles riesgos que se puedan encontrar. Además, hay un altísimo índice de accidentalidad en operaciones de carga y descarga que no se imputan al centro de carga, sino al transportista”. Claro que, para cumplir esta premisa, hay que gestionar una gran cantidad de documentación, lo que, para las empresas representa una carga muy grande de trabajo, “lo que conlleva tiempo para formación y concienciación” explica Miguel Pereira, de CETM.

Un problema que tiene el trabajo de transportar es que “el trabajador no depende de él, sino de la carga que le den, dónde tiene que ir, las condiciones meteorológicas, etc. Hay que ser realistas, y la realidad obliga. El transporte y la logística son dos sectores que dependen de los demás” analiza Emilio Cardero, de UGT.

Hay que tener en cuenta que el proceso logístico conocido como “just in time” (que obliga a tener la mercancía disponible en todo momento, provocando que la cadena de suministro esté siempre en movimiento) provoca muchas exigencias. “Y hay empresas que no les interesa la prevención ni la seguridad vial” señala Munera, de UGT.

La reforma laboral, en medio

Para los sindicatos, hay dos problemas que favorecen el crecimiento de la siniestralidad en el sector del transporte: la crisis económica y la reforma laboral ya que, en su opinión, ambos colisionan de manera frontal con la Prevención de Riesgos Laborales. Sin embargo, para la patronal, esto no es del todo correcto. Según Miguel Pereira, “se ha producido una reducción importante de accidentes laborales en el sector del transporte entre 2008 y 2012. Y la reforma laboral es de 2012, lo cual demuestra que no tiene que ver. Se puede correr el riesgo de perder la perspectiva, y de echar la culpa de todo al empresario. En nuestro caso, CETM está haciendo una labor de concienciación a sus empresas y trabajadores para prevenir riesgos laborales y trabajar más en el ámbito de la seguridad”.

Para las mutuas de trabajo, la implicación de las empresas en los programas de prevención de riesgos laborales “tiene que ser mayor. No vale sólo con tener una certificación ISO 9000. Las empresas pequeñas tienen que competir con las grandes, y eso se traduce en riesgos. Además, hay que concienciar a todos los trabajadores, incluso a los más escépticos” señala Ricardo Castaño, de Asepeyo.

Esa concienciación se traduce, también, en no ver la prevención como un coste: “desde el punto de vista económico, al empresario le interesa que sus trabajadores no se accidenten. Se necesita un cambio generacional para adaptarse a la regulación” cree Miguel Pereira, de CETM.

Para los sindicatos, “el problema que tiene el transporte y la logística es que no todos los que tienen empresas son empresarios. Se trabaja ocho horas porque está regulado (si no lo estuviera, se obligaría a trabajar más). Y el Ministerio de Fomento también tiene su parte de culpa, porque va a reducir costes, sea como sea. Y se salta la Ley, cuando es él quien la hace” opina Emilio Cardero, de UGT. Para el secretario federal del sector Carreteras, las empresas grandes han ido cumpliendo la Ley, “pero las pequeñas las van incumpliendo siempre que pueden”.

Qué es el Informe Durán

El Informe Durán es un trabajo hecho en 2000, encargado por el Gobierno al Centro Económico y Social con el que se quería analizar la siniestralidad laboral en España, sus causas y consecuencias y las medidas que podrían contribuir a mejorar la seguridad y la salud en el trabajo. Se recopiló tal cantidad de información que se presentaron dos volúmenes: “Riesgos laborales y su prevención” y “La seguridad y la salud en el trabajo en España”.

De la lectura del informe se llega a la conclusión de que la prevención es la mejor arma para luchar contra la siniestralidad laboral. En el caso del transporte, hay un factor determinante: que el 77% de las empresas están formadas por menos de seis trabajadores pero donde el 60% de los trabajadores está empleado en empresas de más de 250 trabajadores y en el que, según todas las evidencias disponibles, hay una presencia considerable de economía y empleo sumergida.

En líneas generales, el informe señala que la relación entre siniestralidad y sistema productivo tiene que ver con los trabajadores que tienen poca capacidad de negociación de sus condiciones laborales (en concreto, jóvenes, trabajadores con contrato no fijo y quienes llevan poco tiempo en su puesto de trabajo). La subcontratación también juega en contra de la seguridad laboral y, en el caso del transporte, vial.