¡Maldito bichito!

La gripe es una enfermedad infecciosa respiratoria aguda y contagiosa, causada por el virus ARN, que puede provocar manifestaciones clínicas desde muy leves hasta algunas que pueden poner en peligro la vida del que la padece, siendo una de las complicaciones más graves la neumonía. Este virus se transmite de una persona a otra a través de la tos, estornudos y de objetos directamente contaminados, como peculiaridad tiene que se presenta en forma de epidemias y con carácter periódico entre la población. En nuestro país la época más común para que se presenten estos brotes es entre los meses de octubre y abril

Sus síntomas, que a veces son confundidos con los de un resfriado común, se manifiestan con dolores de cabeza, fiebre alta, somnolencia, malestar general, tos seca, ronquera, dolor de garganta -síntomas de laringitis- y, en ocasiones, con signos de trastornos gastrointestinales, como dolor abdominal, náuseas, vómitos, y diarrea.

Una vez incubada la enfermedad poco puede hacerse, por lo que, en este caso nunca mejor dicho, es mejor prevenir que curar. Existe una vacuna preventiva recomendable sobre todo en otoño, pero si además de esta vacuna tomamos otras precauciones podremos prevenir la enfermedad antes de que nos ataque.

Prepararnos antes

Lo más importante es preparar nuestro cuerpo durante el resto del año reforzando nuestro sistema inmunológico proveyéndole de vitaminas y minerales a través de la alimentación.

La Vitamina C, presente sobre todo en naranjas, y algunas verduras como los tomates o las coles, es uno de los nutrientes capaces de estimular nuestro sistema inmunológico haciendo nuestras defensas más fuertes antes cualquier amenaza externa.

Existen además otros nutrientes cuya deficiencia aumenta un mayor riesgo de contraer este y otros virus como son el selenio, presente en los huevos, los cereales, las legumbres, la carne y el pescado; o el zinc del hígado, el queso curado, los mariscos, las legumbres, el huevo y los frutos secos.

Evitar el contagio

Una vez reforzado nuestro sistema inmunológico a través de la alimentación, cuando llega la época de la gripe debemos tomar otras medidas para ayudar a prevenir la propagación de este virus.

Es importante evitar cualquier contacto con las personas que estén enfermas. Y en el caso de estar padeciendo la gripe, se recomienda quedarse en casa para que de este modo evite que otros puedan infectarse.

Un síntoma muy típico del virus es el estornudo, cuando lo hagamos debemos hacerlo tapándonos la boca y nariz con la mano o con un pañuelo. Recordamos que este virus se transmite a través del aire.

También deberíamos lavarnos las manos con frecuencia para protegernos de los microbios, así como evitar tocarnos los ojos, la nariz o la boca con las manos.

Un lavado adecuado con agua y jabón antes de manipular los alimentos y antes de comer es una buena manera de evitar que los microorganismos penetren en nuestro cuerpo.

Por otro lado debemos evitar aquellos espacios cerrados donde haya mucha gente ya que en estos sitios el riesgo de contagio es muy alto. Es por esto que también es importante ventilar bien nuestras habitaciones para evitar que los virus se concentren.

En casa debemos tener un ambiente con un grado de humedad adecuado porque un ambiente reseco hace que las mucosas respiratorias sean el mejor lugar para el desarrollo de la gripe. El uso de humidificadores o vaporizadores durante el invierno, especialmente en sitios con calefacción, es importante para evitar que las fosas nasales se resequen.

Es importante evitar de cualquier manera el estrés, factor que también hace que bajen nuestras defensas.

Por último pero no menos importante es evitar el consumo de tabaco y de alcohol ya que está demostrado que el tabaco hace disminuir nuestras defensas quedando más expuestos a cualquier virus.

Qué hacer frente a la gripe

Una vez que se ha contraído la gripe, es inútil tomar cualquier tipo de de antibiótico, ya que éstos no ejercen ningún efecto sobre los virus.
Conviene tener en cuenta que aún con la gripe, la alimentación sigue jugando un papel fundamental. Los líquidos tienen una función esencial, ya que en caso de fiebre, evitan la deshidratación y la sequedad de las mucosas además de eliminar otras toxinas del organismo.
Un truco es tomar infusiones de plantas como el eucalipto, la echinácea o la verbena, ya que de este modo además de aportar líquidos al organismo, se consigue aprovechar todas las propiedades beneficiosas que estas plantas ejercen sobre las vías respiratorias.

Como distinguir la gripe del resfriado