Las altas temperaturas que se dan en el estío, hacen que en aspectos como la alimentación, la hidratación y la protección de la piel tengamos que tener una mayor atención que en el resto del año. La diferencia que hay con otras estaciones es que si se tiene frío, basta con ponerse un abrigo, pero en el caso del verano, si se tiene calor y desaparecen las capas de ropa que se llevan, la piel queda expuesta al sol dando lugar a posibles infecciones o alteraciones muy graves.

Por otro lado es más peligroso el cambio de calor a frío que de frío a calor. Volviendo con el ejemplo de antes, si en invierno se toma un caldo bien caliente, el cuerpo entra en calor sin ningún riesgo. Sin embargo si con altas temperaturas se toma una bebida muy fría se pueden sufrir faringitis, resfriados, etc.

Efectos del calor

Las altas temperaturas causan ciertos efectos en el organismo que pueden ser causa de enfermedades o trastornos en el mismo.
El calor puede aumentar la temperatura corporal hasta niveles peligrosos ya que puede simular incluso la sensación de fiebre superando los 38 ºC. Todo esto provoca un aumento de la frecuencia cardiaca, elevando el esfuerzo que tiene que soportar el corazón. Si se fuerza de esta manera el corazón, disminuye la capacidad de trabajo, tanto física como mental, pudiendo llegar al desmayo.
Al mismo tiempo, es inevitable hacer mención de la deshidratación. El sudor sirve para regular la temperatura corporal, y si no hay una buena hidratación, se provocarán desajustes en la temperatura del cuerpo.
Al aumentar los grados centígrados en el interior del organismo, también se siente fatiga muscular, la musculatura no responde adecuadamente y se pueden sentir calambres o tirones.
Por último, si no se está acostumbrado a las altas temperaturas, se deben prevenir las lipotimias, golpes de calor, cortes de digestión, etc.

La piel

La piel es el órgano más extenso del cuerpo (en un adulto puede llegar hasta los dos metros cuadrados) y está constituida por tres capas: la epidermis es la más superficial, la dermis, y la hipodermis que es la más profunda. La principal función de estas capas es la de proteger nuestro cuerpo de los agentes externos y es por eso por la que está formada por dos mil millones de células que se renuevan periódicamente.
La piel protege de golpes sirviendo de amortiguación ante éstos, evita la penetración en el organismo de ciertos cuerpos químicos, y limita su deshidratación.
Otra función de la piel es la regulación térmica del cuerpo para mantenerlo a 37ºC aproximadamente. Podemos decir que la piel es un termostato, cuando hace calor, hace que salga agua (sudor) para mantener la temperatura intracorporal.
Es por todo esto, por lo que se debe tener un especial cuidado de este gran órgano, para mantener una temperatura corporal óptima y de este modo un cuerpo más saludable.

La insolación

Otro gran protagonista en el verano, es la insolación, también llamada golpe de calor. A medida que la temperatura del aire sube, el cuerpo de mantiene fresco gracias a la evaporación del sudor, pero en días calurosos y húmedos, el sudor se evapora más difícilmente haciendo que suba la temperatura corporal y provocando desmayos y lipotimias. Entre los síntomas más comunes destacan la debilidad, el dolor de cabeza, el mareo, los calambres, las náuseas y la frecuencia cardiaca muy elevada.

Peligros del verano

• Exposición prolongada al sol: No hay nada que se pueda hacer ante esto más que pasar menos tiempo bajo el astro. Ni siquiera la protección solar más potente puede evitar trastornos en esta situación.
• Dieta incorrecta: Las comidas copiosas e hipercalóricas unidas a las altas temperaturas pueden provocar mareos, nauseas o debilidad.
• Baja hidratación: Con el calor se suda para mantener la temperatura interior. Sin no hay una buena y constante hidratación no se regulará el calor corporal, dando lugar a diarreas o desmayos.
• Corte de digestión: Cuando se termina de comer, hay mucha sangre que va al estómago para hacer la digestión. Para esto, es necesario una temperatura normal (unos 37ºC). Si tras la comida (principalmente comidas abundantes y pesadas) hay un cambio brusco de temperatura al zambullirse al agua, el cuerpo reacciona expulsando los alimentos ingeridos ya que ese cambio tan brusco produce un bloqueo en la digestión.
• El ejercicio: El ejercicio es bueno siempre que no se haga en los momentos en los que el sol azota con más fuerza y siempre con una hidratación superior a otros momentos del año.