En particular, lamenta que no se contemple la aprobación de tipos impositivos reducidos o exenciones en el Impuesto Especial sobre los Hidrocarburos (IEH) para los combustibles renovables, que son una alternativa sostenible y viable para la transición energética y la lucha contra el cambio climático, uno de los pilares de la política actual del Ejecutivo.

Qué son los combustibles renovables y por qué importan

Los combustibles renovables son líquidos con baja o huella neutra de carbono que se producen a partir de materias primas no alimentarias, como los residuos agrícolas, forestales, industriales o municipales. Estos incluyen los biocombustibles o biocarburantes y los e-fuels (combustibles sintéticos), que se obtienen a partir de hidrógeno renovable y dióxido de carbono. Esta alternativa energética tiene el potencial de reducir la huella de carbono de los combustibles en un promedio del 82%, alcanzando incluso una reducción total del 100% en comparación con los combustibles fósiles.

Incentivos fiscales: ¿realmente efectivos?

El Gobierno ha decidido prorrogar hasta el 31 de diciembre de 2025 la deducción del 15% en el IRPF en la compra de vehículos eléctricos enchufables y de pila de combustible, con un límite de 20.000 euros. Esta medida, que ofrece un ahorro de hasta 3.000 euros, se complementa con una exención del Impuesto de Matriculación durante los primeros dos años del vehículo, pasando a una bonificación del 75% a partir del tercer año. Sin embargo, estas medidas están enfocadas exclusivamente en los vehículos eléctricos y dejan de lado a los combustibles renovables que, según los expertos, podrían ser igualmente efectivos en la reducción de emisiones.

¿Por qué los combustibles renovables también deberían recibir incentivos fiscales?

Ramón Valdivia, vicepresidente ejecutivo de ASTIC y miembro del Comité Ejecutivo de la Organización Internacional del Transporte por Carretera (IRU), subraya que los objetivos del Gobierno para los vehículos eléctricos también podrían lograrse utilizando combustibles renovables. La transición de los combustibles fósiles a fuentes de energía renovables producidas localmente contribuiría a mejorar la competitividad de las empresas españolas, a luchar contra el cambio climático y a fortalecer la seguridad energética. Sin embargo, los combustibles renovables continúan estando sujetos a la misma carga impositiva que los combustibles fósiles, lo que frena su adopción.

Potencial económico de los combustibles renovables

Si se aplicara una carga impositiva tipo cero a la fracción bio en los carburantes, como sucedía en España hasta 2012 y como ocurre actualmente en Francia, utilizando altas proporciones de biocombustibles como E85 y B100, se podría reducir el Coste Total de Propiedad (TCO) de los vehículos de gasolina y diésel en hasta 6.000 euros (24%) y 5.000 euros (24%), respectivamente. Estas medidas son una muestra clara de cómo los incentivos fiscales pueden ser determinantes para fomentar el consumo de combustibles sostenibles.

Petición de políticas fiscales para los combustibles renovables

Como parte de la Plataforma para los Combustibles Renovables, ASTIC, junto a otras 29 asociaciones, solicita al Gobierno políticas fiscales que fomenten la producción y consumo de combustibles renovables. Esta solución es una de las más rápidas y eficaces para reducir los gases de efecto invernadero, especialmente en sectores como el transporte pesado por carretera, la aviación y el transporte marítimo, donde las alternativas tecnológicas a los combustibles fósiles aún no son viables o requieren nuevas infraestructuras.

La importancia del sector del transporte por carretera

El directivo de ASTIC también destaca que, si bien se celebra la decisión de no aplicar la subida fiscal al diésel, la realidad es que el 96% de los camiones en España siguen utilizando gasóleo, lo que subraya la relevancia estratégica del transporte por carretera para la economía española. La falta de consenso político para aplicar esta subida ha beneficiado a las empresas transportistas, que dependen del gasóleo para su competitividad.

En conclusión, la transición energética en el sector del transporte por carretera no debe limitarse a los vehículos eléctricos, sino que también debe incorporar a los combustibles renovables como una opción viable, eficiente y sostenible.

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