II Concentración Asociación Española Pegaso en Albacete
Una buena parte de nostálgicos de Pegaso se han reunido en torno al concesionario de Iveco en Chinchilla para reivindicar la memoria histórica de la esta mítica marca española y su importancia en la industria automovilística de nuestro país.
A juzgar por la pasión que sigue levantando entre los transportistas españoles, parece como si Pegaso estuviese promocionando el lanzamiento de un nuevo modelo, y es que la marca sigue teniendo un nombre muy vivo gracias a gentes como los miembros de la Asociación Española Pegaso y los vehículos que conservan en perfecto estado de marcha.
Y eso es lo que se vio en la concesión Iveco Hermanos Parada de la localidad manchega de Chinchilla, Albacete, que recuperó durante un fin de semana su antiguo carácter pegasista. De hecho nunca lo perdió del todo, a tenor de la espectacular flota de grúas Pegaso con que esta concesión realiza sus labores de asistencia en carretera.
Así, sus amplias instalaciones, situadas en el Polígono Camporroso de Chinchilla, sirvieron para albergar la II Concentración de la Asociación Española Pegaso, que reunió a más de 80 camiones clásicos, en su inmensa mayoría pertenecientes a la antigua marca española, aunque también se dieron cita joyas de Hispano Suiza, Barreiros, Ford, Avia, Iveco, Volvo, Scania-Vabis o Leyland, entre otras.
Hispano Suiza en el origen
Pegaso era la marca comercial con que se reanudaba la actividad de una emblemática industria automovilística española, casi destruida durante la Guerra Civil Española. Así se creaba la Empresa nacional de Autocamiones, S.A. (ENASA), entidad estatal dependiente del Instituto Nacional de Industria (INI), con la voluntad de producir camiones. Aquello resultaba vital si se quería que algún día la economía del país lograse normalizarse mínimamente.
Sin embargo, ENASA no partía de cero, ya que heredaba la base de lo que quedaba de Hispano Suiza, marca emblemática de automóviles de lujo, motores de aviación que le dieron fama mundial durante la Primera Guerra Mundial, y, como no podía ser de otro modo, vehículos industriales. Así en sus años de existencia, desde 1904 hasta 1936, Hispano Suiza creó una completa gama de autobuses, camiones y furgonetas.
Como testimonio de aquella época en Albacete se pudo ver una pequeña camioneta Hispano Suiza, un vehículo mucho más humilde que las lujosas limusinas que dieron tanto prestigio a la Hispano Suiza pero que luce con orgullo el mismo logo con las alas y las banderas suiza y española. Esto era así porque la firma nacía en Barcelona fruto de la colaboración de los industriales locales Mateu y Seix, junto al ingeniero suizo Birkigt.
Parada, una familia de pegasistas
Así nos define uno de los miembros más jóvenes del clan de los Hnos Parada, la actual concesión Iveco para Albacete, su relación con la marca Pegaso: “Tenemos una completa flota de vehículos de rescate Pegaso. Algunos ya sólo los usamos como clásicos pero hay dos, como la grúa Troner 400 tres ejes y el cabezón 260 con grúa de 26 toneladas, que siguen trabajando diariamente sin problemas”.
De hecho los Parada se han hecho famosos entre los aficionados a los camiones clásicos y Pegaso en particular, dado el excelente estado de revista en el que mantienen los Pegaso de su flota.
Comet para todo
Eso fue cierto en la España de hace medio siglo, prácticamente no hubo rincón del país donde un Pegaso Comet no cargase o descargase cualquier tipo de mercancía. El Comet, sin embargo, pese a ser el Pegaso más popular no era ni mucho menos un modelo enteramente original, sino que obedece a los acuerdos industriales entre ENASA y la británica Leyland, cuya tecnología en el ámbito de los vehículos industriales se encontraba en la primera fila mundial en la década de los 50 del pasado siglo.
El Pegaso Comet, en su versión inicial y una de las más populares, era un camión de talla media, con un peso total de 13 toneladas lo cual dejaba una carga útil legal, que no habitual, en torno a las 8 toneladas. Aquel camión equipaba un motor diesel de 125 CV que era una evolución del que montaba el británico Leyland Comet. Por ello en una concentración como ésta no es rara la presencia de algún Leyland Comet, un vehículo con más en común frente al Pegaso Comet de lo que su cabina de morro hace suponer a primera vista.
Mazo: desde Alzira a toda Europa
Transportes Mazo, fundada por José Mazo Ferrer en 1930, es en la actualidad uno de los grandes grupos en el transporte internacional de mercancía refrigerada, con una flota de centenares de camiones. Sin embargo, la modernidad de la logística en este caso no está reñida con tratarse de una empresa con 80 años de historia.
Su hijo mayor, Toni Mazo, estuvo en esta concentración de pegasistas, junto a dos de las joyas clásicas de su flota: uno de los primeros Pegaso Comet de la firma junto a un Scania Vabis de morro perfectamente restaurado. El propio Mazo nos permite hacernos una idea de lo mucho que ha cambiando el transporte internacional para esta empresa de Alzira: “Primero no teníamos permisos para ir a cualquier sitio. Te daban permiso para una ruta. Con este mismo Pegaso Comet íbamos a Perpignan con fruta, después con otros como los Leyland Comet a Marsella y Lyon. Con el Leyland Comet en 1951 yo mismo, junto a otro chófer, habíamos estado haciendo la ruta Alzira-Frankfurt. Aquellos camiones corrían hasta los 90 km/h y como apenas parábamos los viajes eran casi más rápidos que los de ahora”.
Un Pegaso con efectos curativos
José Manuel Camacho es un transportista de Níjar, Almería, que ha encontrado un personalísimo sistema para evadirse de los problemas cotidianos: ”Los domingos me monto en mi Pegaso y le hago al menos 60 kilómetros. Así me evado de todo y vuelvo como nuevo”.
Este Pegaso de efectos milagrosamente curativos es una estupenda tractora 2080, un “cabina cuadrada” de las primeras que se produjeron y que representó un enorme éxito para Pegaso en la década de los setenta. Unían un motor turboalimentado de 260 CV, una cabina de modernas líneas y un confort interior hasta aquel momento inigualado. Después llegarían las versiones de 306 CV e incluso el especial de 352 CV
Camacho además ha decorado y personalizado esta tractora como era típico entre los transportistas andaluces y murcianos de la época, recuperando el inconfundible estilo de los 70 del pasado siglo que tan popular fue en rutas como la N-340.
Uno de Barreiros
Rafael Belmonte, de Hermanos Belmonte, lleva toda la vida dedicado al transporte de cereales y productos cerveceros y todavía recuerda con añoranza su origen a los 21 años conduciendo un Barreiros: “Era otra vida, dura pero sin tantas preocupaciones ahora ni duermo pendiente del teléfono de si suena con este o aquel problema de algún chófer. Por aquel entonces yo conducía mi tractora Barreiros, un Turbo 300, el primero de cabina abatible y mi lema era: Cuesta arriba quiero motor en mi camión que en la bajada ya corre mi corazón”.
Este artículo, completo
publicado en la revista Truck
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Número 75 - noviembre 2013
Joan Garriga
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