Un americano en la Route 232, Santiago y su Peterbilt 379
A veces las horas al volante pueden llegar a jugarte malas pasadas como bien sabéis... Puede incluso que de repente veas aparecer algo extraño en el parabrisas y pienses; ¿Estoy en Aragón o en Oregón?
Sí, esta pregunta empieza a ser habitual para quienes recorren la Route 232, perdón, la N-232, a su paso por la localidad aragonesa de Alcañiz, dado que justo en el polígono industrial Las Horcas, punto tradicional de encuentro para muchos transportistas de la zona, un espectacular Peterbilt 379 suele aparecer aparcado en el restaurante de igual nombre y que sirve para recuperar fuerzas tanto a la parroquia local de currantes como a muchos de los camioneros que por allí transitan. Y por lo visto la N-232 últimamente también se ha convertido en paso obligado para los truckers más auténticos de la ruta. Es decir, para los que lleva un camión de verdad; un Peterbilt.
Más americano que el caballo del malo
Desde luego pocas cosas resultan tan típicamente, a la vez que tópicamente, americanas como un Peterbilt. Podemos decir que un “Pete” es mucho más que un camión, se trata casi de un símbolo de los USA, al mismo nivel del Cañón del Colorado, el Monumental Valley o la emblemática Miss Liberty. De hecho, para los truckers un Peterbilt es mucho más que un simple camión, se trata de la marca que ha sabido mantener el espíritu tradicional de la carretera directamente heredado de los cowboys y el Viejo Oeste, con un carácter tan indómito como el de cualquier motocicleta Harley, aunque eso sí, con 10 ruedas y un poderoso motor Caterpillar con 430 CV, unido a una caja Fuller de 13 relaciones.
Sí bueno, puede que no sean unas cifras especialmente espectaculares para lo que hoy en día vemos en la carretera, pero no están nada mal teniendo en cuenta que esta tractora Peterbilt tres ejes es un vehículo clásico, un histórico, de 1987 y que luce en su marcador 1.600.000 millas recorridas. Vamos, que queda claro que al otro lado del Atlántico hacen los camiones para durar.
El sueño de Santiago
Y es un Peterbilt el que se está ya convirtiendo en un monumento más de esta espectacular tierra, Alcañiz, tan ligada al mundo del motor y su historia. De hecho es visitado a diario por decenas de transportistas, que no dudan en aparcar sus camiones y aprovechar para admirar una tractora tan típicamente americana como ésta, donde los cromados y pilotos luminosos marcan un estilo que muy poco tiene que ver con la eficiencia europea, que nos da unos camiones más prácticos aunque también bastante más sosos.
“No puede ser más americano. Es un Peterbilt 379 con motor Caterpillar y lo compré en Tennessee”. Vamos, tan norteamericano como el buen bourbon. Así nos presenta a su gran amor, con permiso de su santa, Santiago García. Lo encontramos atareado entre la barra y los fogones del Restaurante Las Horcas en Alcañiz. Nuestro protagonista de hoy está habituado a las largas jornadas laborales. Desde las siete de la mañana atiende a los parroquianos de este polígono industrial y no para. Mientras sirve un café con leche pregunta a Antonio sobre cómo fue la noche de fin de año, saluda a Pedro y le dice que no se preocupe por la ITV del coche, que si le cambió las ruedas eso está hecho, a la vez que se cuida de tomar nota al último cliente que cruzó el umbral de la puerta con cara de necesitar un café bien cargado.
“Si bueno, la hostelería te tiene que gustar y a mí me gusta. El trato con la gente es especial”.
Un hostelero muy camionero
Desde luego queda claro que Santiago es un hostelero auténtico, desde 2008 regenta junto a su esposa este local, aunque nuestro amigo no es ni mucho menos ajeno al mundo del motor y especialmente del transporte. “Desde crío corrí en coches y motos. Soy de Alcañiz y esta ciudad es la cuna del motor en España, con su famoso circuito urbano y ahora con las instalaciones de Motorland que están aquí al lado del polígono. De hecho yo mismo trabajé con un camión de obra en los movimientos de tierra para su construcción”.
Sí, bueno, no había que ser demasiado buen detective, con el Peterbilt aparcado a la puerta del restaurante, para intuir que algo unía a Santiago y los camiones. “No es simplemente que me gusten los camiones, trabajé con ellos por toda España y de hecho soy hijo y nieto de transportista. La verdad es que anduve un tiempo con el camión tanto con mi padre como de chófer para otras empresas pero ya estábamos mirando un vehículo para comprarlo y dedicarme a ello. Fuimos a mirarlo a Madrid y por el camino mi padre, transportista de toda la vida, me fue convenciendo de no hacerlo. Me dijo que si no estaría mejor otro oficio que me permitiera estar cada día en casa y vivir la vida de familia como una persona normal... La verdad es que me convenció y no compramos aquel camión”.
Lo cierto es que al final Santiago no tuvo más remedio que ponerse al volante de un camión, él mismo nos lo explica: “Estuve algunos años que entre semana hacía ruta por España en camión y el fin de semana trabajaba en el restaurante que teníamos entonces. No lo hacía por dinero sino porque necesitaba sentir la carretera, pero luego surgió la oportunidad de tener este restaurante en el polígono industrial de Alcañiz y aquí pude unir mis dos oficios, el de la hostelería junto al transporte”.
Estilo camionero
Desde luego resulta evidente nada más entrar en este local que el transportista es bien recibido y se ha hecho todo lo posible para que se sienta como en casa. “Muchos de nuestros clientes –nos dice Santiago- son del propio polígono, trabajadores, pero aquí estamos al pie de la nacional, además junto a la ITV y en este mismo polígono hay 8 empresas de transporte a la vez que varios talleres dedicados al vehículo pesados. Así que decoramos el comedor con detalles muy camioneros”.
Bueno, lo cierto es que los detalles incluyen desde maquetas de todo tipo de camiones, hasta unas espectaculares tallas en madera de dos Kenworth K100 que lucen estupendos en la pared, pasando por posters de carreras de camiones... Sin embargo el gran “detalle” camionero que está haciendo famoso al local queda aparcado en la calle.
“La verdad es que tener uno de estos camiones para mí siempre fue un sueño. Un deseo de toda la vida. Un año fuimos al Jarama a ver las carreras y allí hablé con algunos de los participantes en el desfile de camiones con sus tractoras americanas. Me animé y aquí está. Es un camión estupendo. Auténtico, trabajó durante años en las rutas de Estados Unidos y ahora cuando me preguntan les digo que este Peterbilt vino a España para disfrutar de la jubilación. Ahora su ruta diaria son los siete kilómetros que hay desde mi casa al restaurante. Lo disfruto así. Voy de casa al trabajo y a veces a comprar en el supermercado cuando vuelvo por la tarde. Y eso sí, para los camioneros es como un imán. Desde que lo dejo parado en la puerta del bar vienen muchos a verlo. Gente que pasa y luego ves que dan la vuelta a la rotonda y hacen la pausa mientras miran el Peterbilt y le hacen fotos”.
Y claro, alguno hasta se tomará un café aunque sea para intentar averiguar algo más sobre esa tractora tan espectacular que hay aparcada ahí delante... Queda claro que si los americanos inventaron el marketing, en Alcañiz cuentan con buenos alumnos, que además han sabido reconvertir una tractora en artículo promocional, para de paso disfrutar al volante de un maquinón como este.
Este artículo, completo
publicado en la revista Truck
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Numero 89 - febrero 2015
Joan Garriga
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