Dodge C17 y Pegaso 1217, veteranos rivales

Dodge C17 y Pegaso 1217 Reportaje

Reportajes Escrito por Joan Garriga Lunes, 22 Agosto 2016 02:00 tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente 0

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Visitando el Parque de Bomberos de Ponferrada con estas dos reliquias, un Dodge C17 y un Pegaso 1217, en un extraordinario estado de conservación, hasta el punto de que uno de ellos, el Pegaso, todavía está operativo en la capital del Bierzo.

El Bierzo es un territorio leonés que para muchos ha resultado mágico a lo largo de los siglos. Ello lo atestiguan restos históricos que van desde minas auríferas de la época del Imperio Romano hasta restos de su abundante historia minero-industrial, pasando por el castillo templario de Ponferrada. Hoy vemos como también en lo camionero es una tierra de grandes tesoros históricos.

Gracias a nuestro amigo Rogelio Cerezales, un verdadero apasionado de la tierra y de los viejos Pegaso, ya os hemos acercado algunos retazos de la historia del transporte en esas tierras. Pero a riesgo de abusar de la buena amistad, volvemos a viajar en el tiempo por tierras del Bierzo y lo hacemos para acercarnos a cómo era la realidad entre los camiones de bomberos en los años 80. Para ello no sólo hemos contado con la ayuda de Rogelio, sino con todo un equipo de amantes de la memoria de los vehículos industriales del pasado, con la colaboración del Parque de Bomberos de Ponferrada y del Museo de la Energía.

Parque de Bomberos de Ponferrada

Reliquias de los ochenta

Y fue visitando el parque de Bomberos donde descubrimos dos camiones que nos hicieron retroceder a una especie de recreación hiperrealista de la última temporada de la televisiva serie “Cuéntame”.

Y si en esa recreación alguien gritase “¡Fuego!” seguro que veríamos aparecer a nuestro alrededor algunos de los modelos que allí se guardan, y entre los que destacan un Pegaso 1217 y un Dodge C17. Este último fue un modelo bastante avanzado en su época, que finalizaría su vida en el mercado como Renault D17, una simple actualización tras la compra por parte de RVI (Renault Vehículos Industriales) del fabricante Dodge, que había estado en manos de la multinacional americana Chrysler desde que éstos tomasen el control del fabricante nacional Barreiros.

Este Dodge C17, y su posterior denominación como Renault D17, era un camión de 17 toneladas de peso total en carga y un motor de 170 CV, lo cual lo convertía en un camión veloz, con muy buena relación entre el peso y la potencia para aquella época. Este camión destacaba porque, además, su fabricante ofrecía la opción de equipar cabina corta y larga equipada con litera, de modo que podía ir más allá del simple camión medio para el corto recorrido atreviéndose con largas rutas en el segmento en torno a las 8 toneladas de carga útil.

Esta serie, la de los Renault D, fue la última en mantener la imagen de los camiones Barreiros casi hasta inicios de los años 90 del pasado siglo y sería sustituida por las series Midliner y Manager, ya con cabinas y motores de diseño Renault Trucks propiamente dicho.

La versión de bomberos

En su versión de bomberos, el Dodge C17 aprovechaba la maniobrabilidad y su potencia, 170 CV. Este camión ha cumplido 33 años de servicio en el Parque de Bomberos de Ponferrada, bajo la atenta mirada de su conductor Fabio: “El camión y yo entramos en el cuerpo de bomberos el mismo día, hace 33 años. Lo tenían allí impecable el mismo día en que yo me examinaba. Ahora ya se dio de baja y nos gustaría conservarlo, porque ha sido parte de la historia de la ciudad. Lo cierto es que, si bien el camión funciona a la perfección, está muy bien cuidado, ya no tiene las prestaciones que necesitamos. Es un motor fuerte pero no tiene la rapidez necesaria en las salidas”.

El veterano Dodge C17, aunque corresponde a un modelo de cabina corta, con dos plazas como los de distribución, está equipado con una carrocería de bomberos que lo convierte en una doble cabina para una dotación completa para transportar más pasajeros en la parte trasera. Y es que esta caja cuenta con un habitáculo con un gran asiento corrido, que se comunica con la cabina a través de un túnel interior.

La carrocería corresponde al modelo Luna Kronenburg, fruto de la colaboración entre la de la firma aragonesa, con sede en Huesca, Luna, y Saval Kronenburg, una firma holandesa dedicada a la fabricación y diseño de equipos de extinción de incendios, que históricamente rivalizaba con el pionero Magirus en el dominio del sector. Kronenburg finalmente terminaría siendo absorbida por Rosenbauer y durante algunas décadas trabajó fabricando en nuestro país gracias a la colaboración con Luna. Este fabricante, que llegó a ser muy popular por sus grúas autopropulsadas de uso industrial, también acometió el mercado de los camiones de extinción de incendios. Este Dodge para uso urbano es buena prueba de ello, pero de hecho llegó incluso a fabricar camiones de bomberos para uso en aeropuertos, con componentes mecánicos estadounidenses, fabricación en Huesca y diseños de la casa madre en Holanda.

El rival alado

En los años 80 el panorama camionero nacional estaba todavía dividido en dos grandes bandos que, aunque ya entraban de un modo creciente los primeros camiones importados del resto de Europa, dominaban el mercado casi en exclusiva. Pegaso, fabricado por la estatal ENASA, tampoco iba a renunciar a su parte de protagonismo en los parques de bomberos.

En las instalaciones del cuartel de Ponferrada pudimos admirar un camión poco común. Se trata de un ligero 1217, correspondiente a la misma serie de los conocidos como “Bocanegra”, que en el interior de su cabina se identificaban por los tonos marrones. Este camión es una autoescala que todavía hoy sirve en la capital del Bierzo y es muy apreciada por los profesionales que trabajan con ella. Fabio nos explica: “El diseño de este vehículo es muy compacto y por ello te permite acceder a edificios de la parte vieja de la ciudad ya que necesita poco espacio“.

Se trata de una escala realizada por el especialista galo Riffaud, fabricante que actualmente se engloba en el grupo Gimaex, también galo, y ya en 1919 suministraba autoescalas para los bomberos de París.

Pegaso

El gran bidón

Aunque estamos habituados a ver cómo un camión de bomberos trabaja en la ciudad y por tanto debe ser un vehículo que a la vez de transportar la dotación, una escalera o bien los litros de agua y el material con el cual luchar contra el fuego, debe maniobrar ágilmente en el tráfico urbano, lo cierto es que existen vehículos de emergencias diseñados para trabajar en todo tipo de ambientes. Desde la ciudad a las montañas, pasando por otros tan específicos como pueden ser túneles, aeropuertos o grandes centrales eléctricas.

Y en este sentido nos encontramos con otro ilustre veterano matriculado en 1980, un Pegaso 1183 con el cual participamos en esta sesión de fotos junto a los camiones más veteranos de la flota de los bomberos ponferradinos. En este caso el gran camión de bomberos, en configuración tres ejes 6x2 de doble carro directriz con 26 toneladas de peso total en carga, es un camión pensado para un uso muy distinto al de una ciudad.

El propio Rogelio Cerezales nos explica los pormenores de este modelo. “Este fue durante muchos años un camión del servicio de bomberos de Endesa, que cuidaba las instalaciones de una central eléctrica. Por eso cuenta con una gran cisterna y un cañón de agua a presión en la parte superior. En las centrales eléctricas existen grandes transformadores que utilizan aceite para refrigerarse y por tanto es común que se puedan ocasionar incendios”.

Esta ha sido la excusa que tras visitar el Parque de Bomberos de Ponferrada hemos utilizado para proseguir la sesión de fotos con el Pegaso 6x2 de bomberos en unas instalaciones que, como este camión, pertenecen a la historia industrial de nuestro país. En este caso nos referimos a las instalaciones de “La fábrica de la luz”, el Museo de la Energía de Ponferrada que nos permite ver como hace un siglo la técnica más vanguardista permitía transformar el carbón del Bierzo en electricidad.

Pegaso 1183 Cambio de bola

El Pegaso 1183 presentó soluciones que en aquella época eran desconocidas. Montaba un motor Pegaso de 12 litros, con turbocompresor en versión de 260 CV. La cabina, con muy pocos cambios en su diseño respecto a los primeros “cabina cuadrada”, era la primera de la marca que podía abatirse, mientras ya hacía algunos años que los Dodge se estaban ofreciendo con una cabina de este tipo para facilitar las tareas de mantenimiento.
Otra de las novedades de este 1183 fue su caja de 8 velocidades, conocida como “cambio de bola” que, aunque ahora suene antiguo, representó un gran avance respecto los anteriores “palanqueros” en el que una segunda palanca en la caña de la dirección completaba la palanca en el piso. Esto hacía que solo los muy expertos fuesen capaces de manejar correctamente los Pegaso con cambio de palancas, pues había un paso, de marcha corta a la siguiente larga, en el que el conductor se veía obligado a soltar el volante y dedicar una mano a cada una de las palancas de la caja de cambios.

“Antes de la aparición del cambio de bola -nos cuenta Rogelio-, era imposible manejar la caja de 8 velocidades con una sola mano. Por eso este cambio fue una gran mejora, aunque ahora parece complicado en exceso. Simplemente se trata de tener en cuenta un juego de muñeca, porque para saltar de una marcha corta a la larga pisas el embrague y giras el pomo de la palanca. Tenías que acostumbrarte, pero es mucho más seguro que el sistema anterior”.