Homenaje a Johnny Cash
Aunque en principio pueda chocar y parece que pocas cosas puedan estar fuera de lugar sobre un camión matriculado en Irlanda, pocas cosas casan tan bien como este Scania irlandés y las canciones del gran ídolo de la música country.
“I walked the line” fue uno de los mayores éxitos en la vida artística de Johnny Cash, el cantante de Arkansas, nacido en 1932 en una pequeña aldea que ya entonces se llamaba Kingsland., es decir, “la tierra del rey”. De modo que aunque Elvis no tuviera a bien nacer en aquel humildísimo rincón de Norteamérica, no es menos cierto que Johnny Cash se terminaría convirtiendo para los amantes de la música country en lo más parecido a un rey a lo largo de su fructífera y agitada vida que como no podía ser de otro modo terminaba en Nashville, Tennesse, la meca de la música country western en 2003.
Pero ¿qué tiene que ver el country con la carretera? Aunque muchos han tratado de dar con la respuesta a tan vieja pregunta, lo cierto es que no se sabe muy bien porqué pero los camiones y la música country van ligados desde que estos empezaron a rodar por las rutas estadounidenses.
No es de extrañar que en una época en que las carreteras de asfalto empezaban a cruzar las praderas los camioneros pronto tomasen el relevo de la figura del viejo cowboy, que antes era el único colectivo que regularmente desafiaba aquellas desoladas extensiones de terreno al trasladar inmensos rebaños. Y claro, no siempre se trabajo y tarde o temprano quien más y quien menos se toma un respiro y entonces aparece la música. Y durante muchas décadas la única música que aparecía en territorios como Tennessee, Texas, Arkansas, Colorado fue el country.
I walk the line
Aunque el bueno de Cash casi siempre se inspiraba en una historia de amor para escribir sus canciones, lo cierto es que con su I walk the line sirvió en bandeja, en 1957 cuando se colocaba en lo alto de las listas con este single un auténtico himno a tantos y tantos trucker que no paraban de recorrer la línea, en este caso la línea de negro asfalto que tenían bajo las ruedas de sus camiones. Sin embargo Cash recorría otras líneas, menos amables, al límite entre el bien y el mal, entre la genialidad y el abismo, pues su vida y su carrera artística estarían sembradas de altibajos.
Folsom Prison Blues
Quizás por esa vena de hombre conflictivo que Cash nunca se quitaría de encima, ni trató de hacerlo en parte, el cantante insistía en realizar una de sus reapariciones el 13 de Enero de 1968 nada más y nada menos que actuando en directo para los dignísimos huéspedes de la prisión californiana de Folsom. El ambiente era pésimo, el alcaide había dudado en autorizar o no el espectáculo hasta el último minuto, pero las autoridades buscaban dar una imagen moderna y quizás se hiciera verdad aquello de que la música amansa las fieras… El comedor penitenciario casi explota y termina en motín cuando Cash sale al escenario, pide un vaso de agua turbia de la que sirven a los presos antes de iniciar su recital y escupe, diciendo la que sería su famosa frase: “Esto no se lo deberían dar ni a los animales.” Al final la conexión entre Cash y su público resultó tan formidable que en el álbum final donde se recogió el concierto se incluía una composición de uno de los presos.
Ring of Fire
El anillo de fuego, lejos de referirse a la zona volcánica del Océano Pacífico conocida por el mismo nombre, cuando en 1963 Cash lanzaba este impresionante himno del country de nuevo, se refería a la pasión que sentía al enamorarse. Desde entonces la canción sigue sonando con su grave tono de voz y cada cual cuando la escucha decide que provoca en su interior un Ring of Fire.
Este artículo, completo Numero 71 - junio 2013 |
Joan Garriga
Email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.Lo último de Joan Garriga
Deja un comentario
Asegúrate de llenar la información requerida marcada con (*). No está permitido el código HTML. Tu dirección de correo NO será publicada.