El origen del motor diesel

El origen de MAN (la abreviación de Maschinenfabrik Augsburg Nürnberg – lo que no significa otra cosa que fábrica de maquinaria de Augsburgo y Nuremberg, ciudades donde se situaron sus fábricas iniciales) se encuentra en 1840, cuando se concede la licencia de una fábrica de maquinaria a Ludwig Sander en Augsburgo, donde fueron fabricadas prensas de imprimir y maquinaria a vapor, a las que en 1847 siguió la primera turbina de agua. Al mismo tiempo, en 1841, nació en la ciudad de Nuremberg otra empresa de características similares dedicada a proyectos de gran envergadura tales como la construcción de puentes para trenes, a partir de 1860, o proyectos de gran responsabilidad, como la construcción, en 1893, del primer puente hecho íntegramente de acero. En la fábrica de Augsburgo se llevaron a cabo los primeros motores inventados por Rudolf Diesel (ver recuadro) y en 1898 se unieron las dos empresas formando la célula de MAN (o mejor dicho M.A.N.) en 1908. En aquellos años se desarrolló también una inmensa central eléctrica con motores diesel y se dio forma a la bomba de hélices. Con tanta maquinaria diferente no es de extrañar que los responsables apostasen por un posible gran futuro dentro de la producción de vehículos industriales.

Durante los albores de la primera contienda internacional, se optó por comprar la licencia de un producto ya introducido en el mercado de merecida y comprobada calidad. MAN eligió el camión Saurer agenciándose la sucursal alemana de esta marca suiza ubicada en Lindau, pero trasladándola a Nuremberg. Los camiones con tracción cardán en sus versiones de dos hasta 3,5 toneladas, y con cadenas hasta las cinco toneladas, recibieron diferentes motores de entre 30 a 45 CV de potencia. MAN optó por ofrecer toda una gama de distintos camiones, incluyendo varios autobuses y autocares.

Los primeros Saurer-MAN llevaron un motor de gasolina de unos 37 CV de potencia y tracción por cadena.

El desarrollo fue constante. Los camiones MAN se fueron alejando cada vez más de su origen. Los técnicos alemanes montaron equipos eléctricos de luz y de arranque, cambiaron los neumáticos de goma maciza por otros de aire y se avanzó mucho en el ámbito de los frenos al incluir el servofreno y los frenos en las cuatro ruedas. El resultado fue tan sorprendente que durante algunos años estos camiones tuvieron que llevar bien visible un letrero en la parte trasera que avisaba: “mantengan la distancia, lleva frenos a las cuatro ruedas.”

Tras la guerra, en el sector de los camiones ligeros hasta las tres toneladas, hubo mucha y muy dura competencia, a pesar de la elevada demanda. MAN eligió ampliar su gama con modelos más pesados y presentó en 1927 un camión de tres ejes para diez toneladas de carga útil, equipado con motor de gasolina de 150 CV, junto con otro modelo de hasta 6 toneladas con motor de 100 CV. A raíz de ello surgió una gama de motores de seis cilindros con potencias entre los 80 y 120 CV, con cámara de combustión. MAN concentró todos sus esfuerzos en esta gama, que cosechó buena fama, aunque su producción era tan reducida que no era un negocio rentable, lo que obligó a tomar decisiones más drásticas.

Decisión acertada

MAN actuó en dos frentes. Una decisión importante era sin duda la modernización de las plantas para una producción en cadena, y otra fue optar por el motor diesel, sin duda el futuro en el mundo de los camiones. La empresa desarrolló un nuevo motor de seis cilindros diesel para futuros camiones de gran potencia, del cual nació pronto una completa gama aprovechando muchos componentes en común. Con este concepto acertaron, y pocos años más tarde, en pleno auge económico, MAN pudo demostrar de nuevo todo su poderío industrial. La empresa lanzó diferentes tipos de camiones desde las 2,5 toneladas de carga útil hasta grandes pesos pesados, todos ellos con las letras MAN Diesel estampadas en sus morros cuadrados. El resultado fue tal que la empresa tuvo que ampliar las instalaciones para poder cubrir la gran demanda. MAN adquirió las instalaciones de Austro-Fiat en Viena, creando la Ö.A.F., cuyas fábricas aún hoy aportan vehículos MAN a la producción global.

El más potente camión diesel del mundo, el 10 ton de 1931, con motor diesel de seis cilindros y tracción trasera con tres diferenciales.

A pesar de contar con unas fábricas muy dañadas por la contienda, para las navidades de 1945 MAN tuvo terminado su primer camión de la posguerra, y pudo empezar algunos meses más tarde con una pequeña producción. Aprovechando sus buenos contactos en el extranjero, la empresa consiguió con preferencia la materia prima para poder fabricar estos camiones, a pesar de las limitaciones de importación de aceros y demás materiales. A mediados de los años cincuenta el mercado pedía un camión mediano de entre 4 y 6 toneladas de carga útil, un gran desafío para MAN, que pretendía crear un modelo muy moderno de reducido consumo, poco mantenimiento y reducidos costes. Su fábrica de Nuremberg estaba entregando más de 1.600 unidades de camiones pesados al año, sin disponer de mayor capacidad. Así que para poder afrontar este desafío, se buscaron unas nuevas instalaciones para el modelo mediano. Las encontraron en Munich, comprando a BMW su fábrica de motores de aviones, que había quedado bastante intacta tras los bombardeos y que fue utilizada por los americanos como taller de reparación. Estas grandes naves estuvieron listas en poco tiempo para la producción de camiones. Hoy es una de las principales fábricas del consorcio. Entre los grandes avances de entonces figuran el turbocompresor para los motores diesel, que aumentaba la potencia de manera considerable, con un motor en línea de 8,7 litros y 175 CV de potencia como punto de salida ya en 1951. A partir de 1954 apareció un motor de gasóleo más silencioso al incorporar un nuevo sistema de combustión.

Colaboraciones y adquisiciones

En 1963, MAN firmó un contrato de colaboración con la empresa francesa Saviem, que le suministraba piezas de acero a cambio de motores MAN, para desarrollar en 1967 una nueva cabina en conjunto. Más adelante, en 1971, MAN compró su gran rival en el mercado, la marca Büssing, que contaba con una amplia gama de productos, y que aportó sus reconocidos motores “bajo piso”, motores planos ubicados por debajo del bastidor. Desde entonces los clientes de MAN podían elegir entre distintas soluciones tecnológicas. Pocos años después, aprobó una colaboración con Volkswagen para la producción de una gama ligera, y también colaboró con Mercedes-Benz en el intercambio de componentes, principalmente puentes y motores, con el fin de reducir costes.

Los camiones pesados fueron suministrados con morro o con cabina adelantada con sus características mofletes, aquí el modelo 15.212 de 1966.

En los años ochenta se abandonaron las cabinas redondeadas, sucesores de los típicos modelos cuadrados con las letras MAN Diesel, para introducir la nueva gama con las cabinas adelantadas. En 1986 los modelos F90 ganaron el premio “Truck of the Year 1987”. Tres años más tarde la empresa se convirtió en Sociedad Anónima y compró la marca Steyr. En el año 2000, M.A.N. se quedó con el fabricante británico ERF, que pertenecía al grupo canadiense Western Star, y con la marca polaca Star. Con nuevos camiones en todos los segmentos se asentaron las bases para las futuras gamas, y con su internacionalidad garantiza su presencia en muchos mercados en todo el mundo.