De una muerte anunciada puede calificarse la decisión de Nissan de deshacerse de sus plantas españolas tras dos años en los que la reducción de la producción y la falta de inversiones ha sido la tónica general.

Aunque una de las razones que ha esgrimido la multinacional japonesa para justificar esta decisión se basa en la nueva estrategia de la alianza entre Renault, Nissan y Mitsubishi, que centraba sus esfuerzos en los mercados japonés, chino y norteamericano, donde Nissan se muestra más fuerte, la cierto es que su abandono de España empezó mucho antes.

El cambio de estrategia de ser líder absoluto en vehículos comerciales hasta 14 toneladas a la fabricación y comercialización de turismos primero, y la posterior apuesta por los modelos crossover y eléctricos no ha dado el resultado esperado a los responsables de la marca en Europa.

En el apartado de vehículos comerciales la estrategia de Nissan ha sido muy errática. Cuando en 2007 se presentaba la furgoneta NV200 el entonces vicepresidente de la unidad de Vehículos Comerciales de Nissan Motor Co., Andy Palmer, anunciaba la intención de la multinacional nipona de mantener su propia política en este segmento, al margen de la alianza con Renault, cuya Trafic era compartida por fabricantes como Opel.  La NV 200 se fabricaría exclusivamente en España para todos los mercados europeos.

Sin embargo, en 2011, apenas cuatro años más tarde, y casi por sorpresa, Nissan lucía en aquel Salón de Barcelona su nueva NV400, homónima de la Renault Master, en un nuevo cambio de rumbo.

En aquel momento Nissan centró toda su actividad en sus gamas de turismos y comerciales, manteniendo a duras penas la producción de su planta de Ávila, dedicada a la fabricación de los camiones ligeros Cabstar y Atleón, que más tarde pasarían a llamarse NT 400, que compartiría con Renault Trucks y NT 500.

La falta de una política clara en cuanto a los vehículos industriales llevó a Nissan a cesar la producción del NT 500 en 2017 y del NT 400 un año después, dedicando las instalaciones abulenses a almacén de componentes con muchos menos empleados.

Durante los dos últimos años la planta de la Zona Franca ha vivido en continua incertidumbre, viendo como las inversiones y nuevos modelos no llegaban y como se dejaba de fabricar, por ejemplo, las versiones térmicas de la NV200, quedándose solo con la variante eléctrica para un mercado todavía muy limitado. Y eso que la planta barcelonesa era la responsable de la producción del pick compartido por Nissan, Renault y Mercedes-Benz. Aun así, la fábrica recibió un recorte de plantilla el pasado año afectando a 600 trabajadores y desde entonces operaba por debajo del 30% de su capacidad total.

La decisión ahora de Nissan afecta a las instalaciones de Zona Franca, Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca, aunque la empresa ya ha comunicado a los representantes de los trabajadores que en las posteriores negociaciones tiene previsto incluir el centro Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca, que cuentan con una plantilla de 200 trabajadores.

Nissan posee potras dos instalaciones, la de Ávila, que es posible que mantenga para abastecer de recambios al parque circulante actual, y otra en Cantabria, concretamente en Los Corrales de Buelna, donde fabrican diversos componentes con 600 trabajadores, y cuyo futuro, a pesar de las garantías dadas por Nissan, puede estar en peligro por el cese de actividad de las plantas catalanas, de las que depende buena parte de su producción.

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