Y todo ello con la calidad que se le presupone a un vehículo de la marca de Stuttgart, lo que es una garantía en todos los sentidos. Cierto es que Renault tiene gran parte de culpa en este nuevo concepto, pues como es de sobra conocido por nuestros lectores la Kangoo es la “base” de la Citan, pues del modelo francés toma gran parte de las soluciones técnicas que incorpora, incluidos los motores y los cambios.

Eso sí, en Mercedes han querido dejar claro desde un primer momento, por eso de diferenciarse de su “socio” en esta aventura, que su nuevo comercial de tamaño compacto ha sido objeto de una operación de cirugía para, según sus responsables, ponerlo a la altura de lo se espera de un Mercedes.

Cambios justos

En realidad, la mayor modificación de la Citan tiene que ver con algunas de las partes que no se ven, especialmente con los trenes rodantes, algo en lo que entraremos en profundidad más adelante. Pero lógicamente, existen algunas diferenciaciones a nivel externo que la diferencian de su primo hermano. Como la parte frontal, que se ha diseñado siguiendo los cánones del resto de modelos de la marca, con un frontal muy Mercedes, es decir con unas líneas muy agresivas que incluso le dan un toque deportivo al conjunto en el que destaca una parrilla muy marcada presidida por la estrella de tres puntas. Luego, desde el pilar A hasta la parte trasera pocas son las modificaciones en relación al vehículo original –tan solo ligeros detalles en la zaga la diferencian , pero no por ello diremos que se trata de un diseño anticuado, pues todavía hoy resulta bastante actual.

Luego, una vez dentro, la mejor posición de cara a la marcha se alcanza sin el menor problema, gracias a una visibilidad más que buena y la posibilidad de regular el asiento en varios puntos. El único pero en este sentido, tiene que ver con el hecho de que el volante no se puede regular en altura, algo que nunca hemos llegado a entender, pues no tiene sentido prescindir de una solución que a nivel técnico no representa ningún misterio.

Motor consistente

Como decíamos al comienzo, los motores son de origen Renault, y en esta ocasión contábamos con el intermedio de la serie diesel, el 109 CDI de 90 CV de potencia y un par de 200 Nm –el propulsor de 110 CV llegará a los concesionarios en las primeras semanas del año- que acopla una caja de cambios de cinco relaciones.

En líneas generales, se trata de una mecánica que sorprende por su capacidad de respuesta a pesar de no presentar unos números muy llamativos, sobre todo por una elasticidad bastante acusada que permite siempre contar con la fuerza suficiente para poder llevar una marcha ágil y nada forzada.

Un empuje que, por otro lado, ya se nota a bajas revoluciones, pues a las poco más de 1.700 vueltas el propulsor obedece nuestro requerimiento con decisión. Cierto es que tampoco su puesta en escena es su mayor virtud tanto como lo es su capacidad para ir ganando en consistencia a medida que subimos de vueltas, teniendo en cuenta que su máximo par está presente en buena parte del régimen de utilización, lo que deja clara una gran elasticidad que nos permite rodar con gran soltura en todo momento.

No podemos sin embargo dejar de advertir que la relación del cambio resulta algo corta en las primeras marchas, lo que en la práctica nos posibilita ganar agilidad con celeridad hasta llegar a una quinta velocidad muy larga que aunque a ritmos altos da la sensación de tener que “trabajar” en exceso –a 120 km/h el cuentavueltas marca 2.750 rpm-, en ningún momento el motor marcha forzado –la insonorización en este caso es perfecta-, tal y como queda constancia una vez medimos el consumo al finalizar nuestro recorrido por autovía/autopista, con medias que no van mucho más allá de los seis litros.

Comportamiento ejemplar

Comentábamos anteriormente, que una de las grandes diferencias entre la Citan y la Kangoo, diseño aparte, guarda relación con el trabajo que se ha realizado a nivel de suspensiones, sobre todo en el caso del eje delantero, apostándose para el mismo por un conjunto telescópico McPherson con brazo rectangular inferior y estabilizadora convenientemente ajustado, que junto con una dirección de accionamiento eléctrico muy directa, nos permite afrontar cualquier tipo de giro, por muy cerrado que éste sea, con enorme solvencia y una precisión casi de cirujano.

También ayuda en este sentido el ajuste del tren trasero, de brazos combinados con muelles helicoidales y estabilizadora, de manera que los desplazamientos laterales son inexistentes, incluso cuando no vamos muy cargados.

En tránsito urbano, la Citan se maneja a las mil maravillas, en tanto que resulta muy manejable gracias un radio de giro perfecto y –otra vez- a una dirección tremendamente precisa, todo lo cual, callejear no resulta nada embarazoso precisamente.

Pero la mejor noticia cuando circulamos por la ciudad es comprobar al final de nuestra prueba el consumo obtenido, unos irrisorios 5,5 litros de media, lo que para un “urbanita” como la Citan es mucho decir. También es cierto que el Start & Stop – que forma parte del paquete BlueEFFICIENCY (320 €), el cual incluye gestión de la baterías, neumáticos específicos y recuperador de la energía de frenado- hace su trabajo a la perfección, en tanto que rebaja el gasto en medio litro cada 100 kilómetros más o menos, por lo que invertir en él es muy recomendable.

Llegados a este punto, sólo nos queda hablar del precio, que en este caso y a versiones idénticas, implica desembolsar alrededor de 1.500 euros por la Citan que por la Kangoo, si bien, tal y como aseguran sus responsables, un Mercedes es un Mercedes. En cualquier caso siempre tendremos un Plan PIVE dispuesto a “ayudarnos”.

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publicado en la revista Truck

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Número 66 - Enero 2013

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