Lo malo de comer fuera es que, muchas veces, se nota que las cosas no están hechas con mimo y esmero. Por fortuna, todavía quedan sitios donde se come como si estuviéramos en nuestra propia casa, aunque nos encontremos a cientos de kilómetros.

Si nos preguntaran por el órgano más grande de nuestro cuerpo, poco acertarían a señalar la piel, y sin embargo, así es, a pesar de que le dediquemos menos cuidados de los aconsejables.

En esta ocasión nuestra parada para reponer fuerzas al pie de la carretera se ha realizado fuera de nuestras fronteras, a lo largo de la ruta A75 francesa, la más directa entre la Junquera y París.

Las largas horas al volante pueden ocasionar problemas en las extremidades inferiores, es decir, las piernas, debido a prolongados tiempos de inactividad. Sepamos como combatirlo.