Palentino sin fronteras
Hay multitud de oficios que no exigen sacrificar la vida familiar y el tiempo libre diario al obligarte a estar semanas fuera del hogar, incluso mejor pagados que el de camionero, pero algunos ya sabían de niños lo que les faltaba para ser felices, como diría Loquillo, un camión.
Nuestro protagonista era y es de esos que desde pequeño ya sabía lo que quería ser. Como él mismo nos explica mientras conduce el MAN TGA de la compañía palentina Hispacarrier con el cual realiza ruta internacional: “En el barrio de crío mientras casi todos jugaban al fútbol, dos o tres siempre estábamos por los montones de grava con camioncitos y excavadoras… ¡Y claro después al hacernos mayores salimos camioneros!”
En los tiempos que corren este joven de 33 años ha logrado toda una proeza, trabajar desde los 18 años y encima hacerlo en lo que más le gusta: “Mi padre andaba con camiones Ebro. A mí siempre me atrajo la carretera y por eso en cuanto pude me fui a trabajar con camiones.”
“La música militar…”
Tomando prestada la letra de otra de las canciones popularizadas por el gran Loquillo, si bueno haber es viajado dos días en el Rock & Roll Express debe haber dejado cierta huella en quien os escribe esto, sería a ritmo de música militar como José Ramón Barba iniciaba su ya larga trayectoria como conductor profesionales de camiones.
“Entre en el ejército como soldado profesional y desde el primer día tuve en mente dedicarme a los camiones. Allí estuve tres años. Empecé con los “Egipcios”, como se conoce a los antiguos Pegaso todoterreno militares que eran unos camiones durísimos. Lo mejor de esa época es el recuerdo de los estupendos compañeros y amigos que allí haces, algo que todavía dura años después y que es algo que tienes para toda la vida.
Como militar comprobé que los camiones eran lo mío, tanto fuera trabajando en el taller como en unidades de conductor. Sin embargo en el estamento militar hay algo que funciona totalmente al contrario que en el transporte. A veces los mandos comentaban; este Barba tiene iniciativa. Eso para un camionero que siempre andas de aquí para allá y no se sabe cuántos problemas pueden surgir es algo muy positivo, pero allí resultó que siempre lo comentaban como un problema… En fin que al final me saqué los carnets que me faltaban para la vida civil y me busqué trabajo en la ruta.”
De la obra a la ruta
En su primer empleo de camionero civil nuestro protagonista iba al volante de una hormigonera, algo que no era precisamente detrás de lo andaba el inquieto Barba: “Todo eran pequeños desplazamientos desde la planta a las obras, salía a la carretera y en un rato ya había llegado a destino. No paraba de darle vueltas a la cabeza que yo valía para más, quería ir más lejos y llevar los mayores camiones que pudiera.”
Vamos, que a nuestro amigo el virus de la carretera le había dado de lleno, así que dicho y hecho se buscó un empleo más rutero, en este caso en Transportes y Mudanzas BUJ, donde tras cinco años atesorando anécdotas y kilómetros Barba pasaría a su actual empresa donde hasta el día de hoy sigue tan satisfecho recorriendo las rutas españolas y europeas: “Entré en BUJ, una de las empresas de Palencia de toda la vida, siendo un chaval. Ellos hacen transportes y también mudanzas y la verdad es que me resultó alucinante el mundo de las mudanzas y las anécdotas que genera. Porque aquí en el camión haciendo largo recorrido en algunos viajes vas muy solo pero en cambio con las mudanzas trabajas con dos o tres compañeros, cada viaje es distinto al anterior…”
Tener oficio
Bajo el aspecto de rockero descubrimos en José Ramón a un profesional del transporte preocupado por su oficio: “Tanto mi amigo David como yo desde que empezamos a trabajar conduciendo camiones apenas hemos parado. Pero claro, en la época que andábamos por Palencia pidiendo un empleo como conductor sólo los extranjeros tragaban con un empleo que te tenía cuatro o cinco días fuera de casas y a veces también el fin de semana fuera. En cambio para nosotros ese era nuestro sueño. Otros iban a la obra y ganaban el doble que tú, pero ahora no hay para elegir y nos sentimos muy afortunados por poder continuar en esto. Yo por mi parte trato de poner el máximo: la formación no son solo los carnet, aunque no me haga falta ahora también tengo el ADR e incluso la capacitación de transportes, por si algún se tercia lo de ser autónomo.
Además procuro cuidar mi camión al máximo. Soy un chófer, pero este camión es mi herramienta y mi casa durante la semana y lo cuido al máximo. Además estoy muy contento, trabajo a gusto pese a los problemas que algunas semanas surgen. Héctor, el jefe, es otro compañero más y eso se nota. “
Cuando José Ramón se refiere a cuidar su MAN TGA XXL no se limita al cuidado aspecto exterior y al esmero con que cuida el interior de su amplia cabina, sino por ejemplo a detalles como llevar una libreta de control de todos los mantenimientos y reparaciones de un camión, que aunque luce perfecto ya suma más del millón de kilómetros: “Este camión bien cuidado puedes hacer que viajando a Galicia casi siempre en las 40 toneladas, no supere los 36 lts/100 km. Eso no es sólo conducción sino llevar los mantenimientos al día, preocuparte de cuando conviene un reglaje de válvulas, etc.”
Vamos, un camionero a la antigua usanza, con oficio.
Este artículo, completo Numero 73 - septiembre 2013 |
Joan Garriga
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