El pequeño de la familia

La nueva reglamentación europea ha revolucionado tanto el mercado de los camiones pesados como el de los destinados a la distribución, y en este sentido el fabricante holandés DAF se ha posicionado de forma clara por la tecnología SCR (Reducción Catalítica Selectiva), con la que se realiza una inyección de urea a los gases de escape en el catalizador.

Al igual que ha ocurrido con la gama superior e intermedia, esta nueva exigencia ha motivado un profundo cambio en los motores de los modelos ofrecidos por la casa de Eindhoven, aunque no han sido los únicos elementos que han mejorado.

 

A destacar

- Cambio automatizado

- Automatismos en el volante

- Freno motor

 

Mejorable

- Climatización de cabina

- Parasoles laterales

- Tacto del freno de servicio

Una de las consecuencias de esta remodelación es la necesidad de añadir los tanques para la urea y esto ha supuesto algunas transformaciones en la distribución de los elementos en el chasis encaminados principalmente a dejar espacio suficiente a equipos extra sin penalizar los depósitos de combustible, dato a tener en cuenta por aquellos transportistas que necesiten añadir sistemas para algún trabajo específico.

Los técnicos de DAF han dado una gran importancia a la comodidad del conductor aportando soluciones para facilitar el día a día sin que por ello haya perdido atractivo su cabina, de hecho el LF probado presenta un aspecto exterior con el que causan una muy buena primera impresión, gracias a una nueva imagen más actual y aerodinámica.

Entre estos novedosos sistemas, sin duda el que resulta más llamativo es el actual cambio automatizado con el que el fabricante holandés está equipando a su gama de reparto.

Atracción y eficacia

Este nuevo LF presenta una renovación interior y exterior que se ha basado en las gamas superiores representadas por el XF 105. Concretamente y para este test, hemos elegido la cabina diurna sin litera que equipa a un camión destinado principalmente al transporte de distribución.

Desde fuera no resaltan de forma muy llamativa los cambios introducidos y es que según nos comentan los responsables de DAF, la intención ha sido la de no dejar desfasados los modelos LF anteriores. De esta forma sólo notaremos cambios en las calandras, los retrovisores, los grupos de luces y en el parachoques que ahora se fabrica en metal. Resaltar, desde el punto de vista estético, la moldura plateada que rodea la parrilla inferior con la que el fabricante holandés dota a todos los vehículos de su gama que cumplen con Euro 4.

El acceso a la cabina es uno de los aspectos más cuidados por el fabricante, y en la práctica se ha notado este esmero. La puerta, capaz de abrir hasta en un ángulo de 90º, es más que suficiente para permitir una entrada cómoda y segura al interior del habitáculo.

Una vez situados en el puesto de conducción notaremos que este camión está más cercano a lo que entendemos por gran ruta que a un camión puro de distribución. El asiento neumático, con los ajustes necesarios nos permitirá encontrar una cómoda postura para conducir.

De las gamas superiores este LF también ha heredado un nuevo volante con un diseño más llamativo y, más importante, con algunos sistemas integrados en el mismo. El hecho de llevar los mandos para manejar mecanismos como el control de velocidad crucero, el freno motor o el limitador de velocidad, reduce el riesgo de accidente ya que la atención que tiene que prestar el conductor para activar estos mandos es mínima y además puede hacerlo sin apartar la vista de la carretera. Como equipo extra, cabe la posibilidad de integrar también en el volante los interruptores para el manos libres del teléfono.

Los automatismos en este vehículo no permiten el uso simultáneo del freno motor y el control de velocidad, es decir, si mientras tenemos conectado el freno motor accionamos el acelerador automático, el primero se desactivará.

Para los controles de tiempo y las funciones relacionadas con el mismo, el LF está equipado con el VIC o Centro de Inteligencia del Vehículo, con el que de alguna forma se controlan las funciones electrónicas.

El cuadro de mandos también introduce las novedades ya conocidas por los modelos CF y XF, como nuevos relojes con acabados en aluminio y la pantalla de cristal líquido que preside el tablero. Al igual que ocurre en las otras gamas, la visión de esta pantalla con el sol de cara se hace complicada debido a los colores de la misma.

Cambio automatizado

También en los motores el constructor holandés ha tomado como modelos a los camiones superiores de la gama, sobre todo en lo que se refiere al sistema de alimentación que es igual que en los modelos de 9 y 13 litros.

Para motorizar el LF probado, DAF ha optado por una ingeniería PACCAR desarrollada por Cummins de seis pistones en línea, una capacidad cúbica de 6,7 litros y con cuatro válvulas por cilindro. La arquitectura desarrollada por el fabricante norteamericano es la misma para los dos motores que equipan a los camiones pequeños de la marca holandesa. Cada pistón desarrolla una carrera de 124 mm y tiene un diámetro de 107 mm. Estas medidas determinan un volumen de 4,5 litros para los motores de cuatro cilindros y de casi siete litros para los de seis cilindros como ocurre con el camión que nos ocupa.

El sistema de alimentación se basa en la conocida tecnología del Common Rail controlada electrónicamente y con la que, según afirman los responsables de la marca, consiguen reducir el consumo hasta en un 4 %, comparándolo con modelos anteriores. La presión que logran con este mecanismo es de 1.600 bares.

Con estas credenciales los ingenieros de DAF han logrado un grupo propulsor capaz de rendir 224 CV a un régimen de entre 1.900 y 2.500 revoluciones y que nos entrega un par motor máximo de 86,7 mkg (850 Nm) entre las 1.200 y las 1.700 vueltas de motor.

Con todas estas prestaciones hemos encontrado al LF probado con suficiente motor para el trabajo que va a realizar, una buena respuesta en las situaciones difíciles y un freno motor que nos entrega una potencia más que aceptable, aunque con un sistema de uso que desde nuestro punto de vista es mejorable.

Para el final hemos dejado el plato fuerte, la nueva caja de cambios automatizada AS Tronic. Para muchos conductores los cambios automáticos pueden ser aburridos, pero cuando los prueban suelen cambiar de opinión y apostar por ellos. Dejando un poco de lado nuestros gustos, existe un hecho que hace que desde estas páginas nos decantemos por estos sistemas sin ningún tipo de dudas, la descarga de trabajo del conductor. Además esta razón tiene dos vertientes diferenciadas, por un lado es obvio que a menos trabajo menos fatiga y por lo tanto al estar más descansados seremos más rápidos en nuestras decisiones y reacciones. Por otro lado, si el cambio se autogestiona podemos concentrar nuestra atención en el resto de usuarios, aumentando de forma muy importante la seguridad.

Para la utilización de este sistema, los botones están situados en el túnel del motor junto al conductor. Son tres, un mando giratorio igual al usado en las gamas pesadas y dos pulsadores. Con la rueda se pasa del punto muerto al programa de conducción hacia delante o hacia atrás. Además tiene dos programas de precisión para la realización de maniobras.

Con uno de los botones podemos cambiar entre la conducción en automático o en manual, y el segundo es para cuando conducimos en manual pasar de velocidades. En este segundo caso, la ubicación del mismo hace que resulte un poco forzado su uso, aunque hemos de tener en cuenta que el programa para el que ha sido desarrollado el AS Tronic es el automático.

Para finalizar y a modo de conclusión podemos resaltar de este LF, por un lado, su nuevo motor preparado para cumplir con las actuales exigencias comunitarias en cuanto a contaminación y por otro, el cambio automatizado AS Tronic, muy útil para el transporte de distribución.