La evolución de las máquinas no deja de sorprendernos y de inquietarnos. Sorprendentes, son el nuevo concepto de espejos retrovisores y los nuevos procedimientos de ayudas a la conducción y de control de sistemas que nos presenta en este Actros 1863 del fabricante de la estrella.

Inquietante es la necesidad de actualización a la que nos obliga a los conductores para adaptarnos a estas nuevas tecnologías. Del este Actros 1863  es sobradamente conocida la capacidad de la planta de potencia con sus espectaculares 630 CV. y no lo es menos su llamativa cabina GigaSpace de piso plano.

Dentro, como en casa

Una de sus virtudes es su imponente habitabilidad gracias, entre otros, al concepto de piso plano y a la posibilidad de plegar completamente la cama inferior. Cuando se trata de un habitáculo destinado a un solo conductor, al no haber litera superior, el espacio disponible llama realmente la atención pero en este caso no es así, y aunque la superficie útil es destacable, la cama superior, que es la de mayores dimensiones de las dos, resta bastante espacio al no poderse plegar totalmente.

El puesto de trabajo lo podemos calificar, como poco, de llamativo. Choca al subir al camión que los retrovisores principales han sido sustituidos por dos cámaras alojadas en sendas aletas situadas sobre las puertas del camión. En este sentido podemos caer en una falsa sensación de que el camión es más estrecho de lo que realmente es, ya que donde van las cámaras tienen unas medidas muy similares a las de los espejos, y en los peajes, por ejemplo, pasan igual de cerca de los pórticos.

Todo lo que nos rodea lo vemos ahora a través de las "MirrorCam", dos pantallas situadas en el interior. Lo más chocante a la hora de conducir es buscar fuera el espejo, lo que nos ocurrirá de manera inconsciente, y encontrarlos mucho más próximo y dentro de la cabina con una perspectiva completamente plana. Lo normal es esperar ver más "lejos" el espejo y esta sensación es algo confusa al principio y al realizar maniobras. Nos costó más de lo normal dejar bien cuadrado el camión en el aparcamiento. Además, estamos acostumbrados a cierta curva que agranda el campo de visión, con lo que de manera errónea nos parecerá que la vista está distorsionada, contando además que la cámara hace zoom para reducir los ángulos muertos y poder ver todo el semirremolque incluso en curvas.

Después de una necesaria  adaptación empezamos a ver sus ventajas, como la posibilidad de marcar el final del camión desde la cabina, lo que nos permitirá una gran precisión al acercarnos a los muelles o los indicadores de peligro y líneas de referencia al volver a nuestro carril después de un adelantamiento, aunque hay momentos de excesos de alarmas., así como una mejora en la visión nocturna.

Llama especialmente la atención el concepto agrupar todos los indicadores, sistemas y ajustes de estos a través de las nuevas pantallas líquidas por lo que dada la gran cantidad de información que podemos obtener y manejar se hará indispensable estudiar a fondo el manual de instrucciones si realmente queremos entender y sacar el máximo rendimiento a este avanzado camión. Valga un ejemplo, durante nuestro recorrido tuvimos un tiempo el sol en contra con lo que al ponernos las gafas de sol necesitamos aumentar la luminosidad de las pantallas para poder leer la información bien, pues no pudimos hacerlo hasta que paramos a comer y fue posible buscar la información de cómo hacerlo en el manual de instrucciones.

Potencia y tecnología

Empecemos por el OM 473. Aunque ya conocida por anteriores pruebas, se trata de una planta de potencia en continua evolución que no solo sorprende por su espectacular potencia y par motor, sino que ha mejorado sus resultados en este nuevo test.

En los ascensos va sobrado, siempre que sea posible utilizar todo su potencial, lo que en algunas ocasiones no lo es ya que no estamos solos en la carretera. Al subir el Guadarrama en el primer tramo fue un compañero que se quedó en el carril del medio y no nos dejó adelantar y a la vuelta fue la obligación de tomar el carril central de la AP-6 en el que la velocidad está limitada a 80 km/h. y está prohibido adelantar. Así que en el territorio más propicio de esta máquina no pudimos gozar de todo su potencial. Ahora sí, nos resarcimos en el Caloco, subiendo con 40 toneladas casi a la misma velocidad que los camiones que circulaban vacíos.

Buena parte de la respuesta que hemos sentido en este camión se la debemos al sistema de Control de Crucero Adaptativo. Continúa evolucionando y con su soporte de mapas en tres dimensiones la tolerancia de error ahora es solo de un metro mejorando el resultado con un ahorro de hasta el 5% según afirman los responsables de la marca.

Durante la conducción sí se nota un cambio cualitativo sobre todo en el uso que hace el sistema del EcoRoll mucho más activo, y el aprovechamiento de la inercia un poco por encima de 90 km/h. como mucho durante 45 segundos, con lo que nos cargamos con algo más de velocidad antes de enfrentarnos a un ascenso. Aunque sobre este punto hay que resaltar que nos marcó un pico de velocidad con el sistema en automático, algo que, en teoría, no debería haber pasado. Con todo, la sensación es de un mejor aprovechamiento de las marchas, con menos cambios y un uso del neutro más preciso con el PPC activo y muy eficiente con él desactivado, incluso en alguna ocasión pensamos que el control de crucero continuaba activo cuando no era así.

Otro de los elementos que ha cambiado es la dirección con el nuevo sistema de ayuda al guiado de la dirección. Para que este pueda activarse es necesario que el ACC esté conectado y nos aparecerá el símbolo del sistema en color azul, al igual que los símbolos que representan las rayas de la carretera. Hay que tener en cuenta que el Control de Crucero Adaptativo no es buen aliado del consumo, aunque sí hay que resaltar sus virtudes en cuanto a confort y seguridad.

Con el sistema activo, podemos elegir el tipo de reacción de la dirección y la separación de las líneas, es decir si preferimos una conducción más centrada o cercana al centro de la carretera o del arcén, a partir de ahí cada vez que nos acerquemos a las líneas el camión reaccionará para devolvernos a la posición elegida.

Es lógico pensar que acabaremos cayendo la tentación de soltar el volante, pero en seguida aparecerá un aviso recordándonos que no debemos conducir así. No acabamos de acostumbrarnos a este sistema y la sensación que nos transmitió es que en algunas ocasiones parecía que nos “peleábamos” con el mismo, por lo que buena parte del camino nos conformamos con el LWS mejorado que no solo nos avisa de que pisamos una línea sino que hace reaccionar a la dirección para llamar nuestra atención y volver al centro lo antes posible. Nos pareció que la estridente bocina sonó en exceso, lo que crea un aumento del estrés que en algunos casos acaba desembocando en la desactivación del sistema. También probamos el PCC en población pero decidimos finalmente desconectarlo porque en los pueblos reacciona un tanto brusco y sin tener en cuenta los obstáculos o resaltes.

Velocidad media       81,966

Consumo medio   30,597 l/100 km

Coeficiente comercial         2,0263

"EN CORTA"Hay que leer

La experiencia ganada a pulso en la carretera puede crear una sensación de que quedan pocas cosas por aprender y esto es un error y más actualmente con la tecnología que equipan los camiones como el que hemos probado hoy. Hasta hace unos años los modelos evolucionaban pero no lo hacía la forma de conducir, sólo había que conocer el cambio y adaptarnos a nuevas potencias, esto ya no es así.

El Actros 1863 ya no tiene relojes analógicos y los sistemas no se activan con un botón, ahora es necesario entrar en el programa, que está en una de las pantallas del cuadro de mandos, elegir cómo queremos que actúe y conectarlo. Ya quedan pocos botones, que acabarán desapareciendo, y también podemos accionar los equipos que regulan a través de la pantalla táctil, y para aprender a controlar todo esto no tendremos otra que estudiar a fondo el libro de instrucciones.