Los peligros de la conducción en invierno
Aunque este invierno está siendo benévolo climatológicamente hablando, no debemos bajar la guardia y debemos seguir tomando las precauciones necesarias para no sufrir un incidente en la carretera.
Anticipación y prevención son las dos premisas básicas para realizar una conducción eficiente y segura en cualquier época del año. Con la llegada del invierno y con él el frío, la lluvia, la nieve…, conceptos básicos como distancia de seguridad, adecuación de la velocidad al estado de la vía y de la circulación, visibilidad, etc., que en situaciones normales tienen ya una gran relevancia si queremos desplazarnos con unas condiciones de seguridad óptimas, cobran ahora con el mal tiempo una mayor importancia si cabe.
El conductor de un vehículo siempre debe estar preparado para reaccionar ante cualquier imprevisto que se produzca a su alrededor, y si las condiciones meteorológicas son malas, estos imprevistos es más probable que se produzcan y también suelen ser bastante peligrosos. Para prevenir estas situaciones de riesgo o limitar sus efectos es fundamental la anticipación: observar el entorno, fijando la atención lo más lejos posible, ya que la visión periférica nos permite “ver sin mirar” la zona que queda dentro de nuestro campo visual y apreciaremos los movimientos que se produzcan dentro del mismo. Por otra parte, debemos advertir con antelación las maniobras que vayamos a realizar y efectuarlas evitando las brusquedades y las indecisiones.
Con la anticipación ganamos tiempo y espacio de reacción, para lo que es muy importante, entre otras cuestiones, pensar de forma desconfiada frente a las posibles acciones de otros conductores o peatones, o prestar una atención especial en cruces e incorporaciones.
Preparar la cabina
Un detalle que tiene más importancia de la que parece es el de las condiciones en el interior de la cabina. Tanto en verano como en invierno, la temperatura ideal para conducir está entre los 20 y los 22ºC. Mantener una temperatura superior en la cabina puede producirnos fatiga y somnolencia, afectando a nuestra capacidad de atención sobre la circulación y de reacción frente a situaciones imprevistas. Y, por supuesto, no debemos olvidarnos de nosotros mismos: provisiones, ropa adecuada, que debe incluir guantes y calzado adecuado por si tenemos que salir a la intemperie a solucionar algún problemilla, … y algún pasatiempo que nos ayude a entretener la espera si nos vemos obligados a esperar que el temporal amaine.
Y aunque ya lo hemos hecho en otras ocasiones, nunca está de más recordar de nuevo algunas medidas e indicaciones que nos pueden ayudar a no sufrir un percance debido a las inclemencias meteorológicas.
El empuje del viento
Un fenómeno no específico del invierno es el viento, que puede provocar desplazamientos laterales e incluso el vuelco. Como medidas de precaución hay que reducir la velocidad y no circular utilizando marchas excesivamente largas; y sujetar firmemente el volante para corregir las desviaciones que se pueden producir cuando se pasa de una zona protegida, como un talud, un grupo de árboles o a la salida de un túnel, a una desprotegida, o viceversa, ya que el golpe de viento o el cese repentino de la fuerza que ejerce el mismo puede provocar un movimiento brusco del vehículo. En España hay zonas en las que son habituales las rachas fuertes de viento, como el Delta del Ebro, en Tarragona, donde conviene extremar las precauciones.
Asfalto mojado
Con el firme con agua, la pérdida de adherencia de los neumáticos y el alargamiento de la distancia de frenada son los riesgos más característicos, a los que hay que sumar la reducción de la visibilidad cuando la lluvia hace acto de presencia y el cansancio en los ojos si se prolonga en el tiempo, ya que el movimiento de los limpiaparabrisas hace que la vista se canse antes, por lo que conviene recurrir a fraccionar las pausas obligadas que impone el tacógrafo. Cuando empieza a llover ya empieza el peligro, ya que las primeras gotas se mezclan con las sustancias que impregnan la superficie de la calzada creando una película que puede hacer que la distancia de frenado se multiplique por dos.
Con el asfalto mojado, hay que incrementar la distancia de seguridad y reducir la velocidad en función de la intensidad de la lluvia; encender las luces, incluso las antiniebla si llueve con mucha intensidad, para ver y que nos vean.
Además, hay que efectuar toques cortes y suaves con el freno para eliminar la humedad en las zonas de contacto, ya que puede perjudicar su eficacia si nos vemos en un apuro.
Por otra parte, con firmes deslizantes, conviene desactivar los automatismos del sistema de frenado vinculados a ayudas auxiliares como el retárder, que sólo actúa sobre el eje de tracción. Si entra en acción de una bajada, puede provocar un desequilibrio en el movimiento general del vehículo y desencadenar una “tijera”. En los vehículos modernos con ABS y EBS, estas ayudas desconectan el retárder si detectan que vamos a hacer la “tijera”. Con lluvia, nieve o hielo es más aconsejable recurrir al freno de servicio, siempre con prudencia, porque trabaja sobre todas las ruedas.
El velo blanco
Cuando la niebla hace acto de presencia, el peligro principal es la disminución de la visibilidad y no debe subestimarse la fatiga visual que provoca conducir durante mucho tiempo bajo una niebla densa.
Las recomendaciones: encender las luces, reducir la velocidad, aumentar la distancia de seguridad y no adelantar. Prestar una atención especial a las líneas longitudinales, además de accionar el limpiaparabrisas con regularidad y activar la ventilación del vehículo en cuanto notemos que las lunas se empañan.
Y el manto blanco
Pérdida de adherencia de los neumáticos, alargamiento de la distancia de frenada y falta de visibilidad en caso de precipitaciones intensas son los principales riesgos de la nieve.
Al circular sobre nieve, lo mejor es que todos los neumáticos, en la medida de lo posible, rueden sobre terreno en las mismas condiciones. Las rodadas dejadas por otros vehículos deben evitarse si en las mismas hay hielo.
En llano y en pendientes ascendentes se debe engranar la marcha más alta posible y llevar el motor lo menos revolucionado posible. En las pendientes descendentes se debe ir con marchas cortas para evitar “tocar” el freno.
Para arrancar sobre nieve, lo mejor es poner las ruedas rectas, colocar la marcha más alta posible, soltar muy despacio el embrague y no mover la dirección hasta que el vehículo esté en movimiento. Al aparcar, no se debe activar el freno de mano para evitar que las pastillas se peguen al disco por congelación. Es preferible colocar un calzo y dejar una marcha engranada. También es recomendable levantar los limpiaparabrisas ya que el peso de la nieve los puede averiar.
El peligro invisible
Uno de los riesgos más traicioneros del invierno es el hielo, porque no siempre se le ve venir. Por eso, al entrar en zonas de riesgo, como las curvas en zonas sombrías, debemos tener en cuenta que puede estar esperándonos ahí. El hielo puede provocar la pérdida total de la adherencia, multiplicando por diez la distancia de frenado. Si patinamos, se debe actuar sobre el volante, el acelerador y el freno con mucha suavidad y engranar la marcha más alta posible, también al iniciar la marcha. Para frenar, lo mejor es utilizar el motor como freno reduciendo de marcha. En las curvas, no hay que tocar el freno ni el embrague, conviene girar el volante y acelerar suavemente. En caso de pérdida de control, debe levantarse suavemente el pie del acelerador y dirigir el volante hacia el lado a donde se vaya la parte trasera del vehículo.
Clases de neumáticos de invierno y problemas legales, diferencias en las normativas europeas
Cada vez hay más países europeos que exigen el uso de neumáticos de invierno en vehículos comerciales, no sólo cuando la meteorología se pone dura, sino obligatoriamente mientras dura esta estación. Esta falta de uniformidad entre las diferentes legislaciones europeas supone que haya que estar bien informado de las exigencias propias de cada país e, incluso, de cada región, si vamos a ir con nuestro camión por Europa, ya que el incumplimiento de estas normas puede suponer la inmovilización del vehículo hasta que no se monten los neumáticos exigidos, a lo que se le puede sumar una sanción económica. Además, pueden existir requisitos adicionales, como una profundidad mínima de la banda durante el invierno.
Con o sin examen
Para rizar más el rizo, a esta dispersión legislativa, hay que añadirle las diferentes definiciones de neumáticos de invierno para vehículos comerciales existentes en Europa. El símbolo M+S, también llamado MS, M&S, M-S, que responde a las siglas de “mud and snow” (barro y nieve), ha sido tradicionalmente la base de las normativas nacionales sobre neumáticos de invierno. Pero estos neumáticos no pasan un ensayo específico para obtener este marcado, es una diferenciación que fija el fabricante.
Pero a finales de 2012 la UE introdujo un nuevo símbolo específico para los neumáticos de invierno para camión: el de la montaña de tres picos con copo de nieve (3PMSF). Este nuevo símbolo sólo puede ser usado legalmente si el neumático ha superado una prueba estándar.
Por otra parte, en el mercado también se pueden encontrar neumáticos específicamente diseñados para invierno. Estos neumáticos de camión concebidos para el invierno, además de lucir los dos símbolos, se han diseñado para hacer frente a las condiciones invernales más extremas. Es decir, ofrecen unas prestaciones que están por encima de las contempladas por estas especificaciones. Los neumáticos de invierno, además de llevar un dibujo especial para ganar en adherencia, en su fabricación se utilizan compuestos de caucho que ofrecen un mejor rendimiento a bajas temperaturas, normalmente por debajo de los 7-5ºC. Las prestaciones de los neumáticos de verano comienzan a descender a partir de esta temperatura; es decir, sólo con el frío, sin necesidad de que haya agua o nieve, sus prestaciones se ven disminuidas. Con nieve, la distancia de frenado de un neumático normal frente a uno de invierno puede ser incrementarse en más de 35 metros.
Volviendo al marcado, el símbolo 3PMSF no excluye el uso del M+S, ni lo sustituye en las diferentes legislaciones europeas sobre neumáticos de invierno para camión. Las dos marcas siguen siendo válidas. Algunos países ya han adaptado o modificado su legislación para hacer referencia a los neumáticos para vehículos comerciales marcados con el símbolo 3PMSF, mientras que otros siguen aceptando todos los neumáticos con la marca M+S, con o sin 3PMSF.
Dispersión normativa
Según Goodyear, los países que reconocen el nuevo símbolo son Noruega, Suecia, Turquía y Rusia, mientras que Austria, Alemania, Croacia e Italia siguen refiriéndose únicamente a la marca M+S en sus legislaciones sobre neumáticos de invierno. Hay países europeos que no cuentan con una normativa específica sobre neumáticos de invierno para camión, como Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Hungría, Irlanda, el Reino Unido y Polonia. Este fabricante de neumáticos ha identificado 28 países europeos que cuentan con normativas específicas para los neumáticos de invierno de vehículos comerciales. En algunos de ellos hay requisitos locales concretos, otros exigen el uso de neumáticos de invierno en todas las carreteras en función de las circunstancias y algunos tienen normas de obligado cumplimiento durante un período determinado, al margen de las condiciones que se estén dando.
Operaciones de mantenimiento
Efectuar un buen mantenimiento del vehículo es siempre importante, pero en invierno es fundamental poner una atención especial sobre algunos elementos.
- Neumáticos. Hay que llevar la presión correcta y contar con un buen dibujo en la banda de rodadura para contar con una buena adherencia.
- Batería. La batería por lo general no avisa, por eso, antes de que apriete el invierno conviene asegurarse de cuál es su estado, ya que se hace un uso más intenso de este elemento.
- Circuito de refrigeración. Debemos tener en cuenta la última vez que lo cambiamos y si vamos a salir de ruta hacia el norte de Europa, conviene utilizar uno que soporte temperaturas extremas.se puede llegar en esas latitudes. Por otra parte, con el frío los manguitos pueden “encoger”, por lo que no está de más echarles un vistazo, por si hace falta apretarlos un poco para evitar pérdidas.
- Limpiaparabrisas. Comprobar su estado y limpiarlos. Llevar el depósito del agua lleno y si vamos a lugares muy fríos, rellenarlo con algún producto específico para evitar que se congele.
- Luces. Comprobar que llevamos todas las bombillas de los faros en buen estado y limpiar las ópticas antes de iniciar la marcha. También verificaremos que los retrovisores exteriores no están cubiertos de agua o empañados.
Campaña de vialidad invernal del Ministerio de Fomento, más capacidad de almacenamiento de fundentes
Fomento mantiene el presupuesto de años anteriores para la campaña de viabilidad invernal 2015-2016, destinando 65,1 millones de euros, lo que no le ha impedido incrementar la capacidad de almacenamiento de fundentes, con un mayor número de silos y almacenes de fundentes en puntos estratégicos, según aseguran desde el ministerio. 1.334 máquinas quitanieves y 240.877 toneladas de fundentes, principalmente sal, distribuidas en 354 almacenes y 520 silos son los medios con los que intentará mantener las carreteras estatales abiertas al tráfico, dando prioridad a aquellas vías con mayor intensidad media de tráfico (IMD), así como a las autopistas y autovías que comunican las capitales de provincia y las poblaciones de más de 20.000 habitantes. Asimismo, para facilitar y hacer más operativo el establecimiento de restricciones a la circulación de vehículos pesados, la Red de Carreteras del Estado cuenta con 36 aparcamientos de emergencia situados estratégicamente.
Y como desde al año 2009, cuando se puso en marcha el Protocolo para la “Coordinación de actuaciones de los órganos de la Administración General del Estado ante nevadas y otras situaciones meteorológicas extremas que puedan afectar a la red de carreteras del Estado”, el desarrollo de la campaña de vialidad invernal se seguirá trabajando para mejorar la coordinación entre los órganos de la Administración General del Estado, así como con las Comunidades Autónomas y las autoridades locales. A través de este protocolo se establecen mecanismos de alerta y respuesta más eficaces y eficientes ante emergencias, se definen las responsabilidades de los diferentes involucrados y se establecen los criterios a tener en cuenta en la elaboración de los protocolos territoriales.
Este artículo, completo
publicado en la revista Truck
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Numero 99 - enero 2016
Pedro García
Periodista especializado en el sector de transporte de mercancías por carretera desde el año 1998.
Redactor de la Revista del Transporte Truck
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