Los capitonés de Toribio y Facundo

Los capitonés de Toribio y Facundo Camion Actualidad

Reportajes Escrito por Joan Garriga Lunes, 18 Marzo 2019 10:41 tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente 0

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Los grandes furgones con carrocería integral, especialmente utilizados en el transporte de muebles y mudanzas, han pasado ya a la historia, pero hubo un tiempo en que fueron muy populares, pues sus carrocerías artesanales permitían ofrecer además del máximo volumen de carga la máxima habitabilidad en una cabina poco común para la época.

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Gracias a la pasión de dos conocidos coleccionistas leoneses de vehículos clásicos, nos referimos a José Cerezales y Rafa Rodríguez, hemos podido reunir dos ejemplos de un tipo de camión prácticamente desaparecido en la actualidad. Nos referimos a los grandes furgones capitoné, especialmente adaptados al transporte de muebles y muy apreciados en el sector de las mudanzas. Actualmente si hablamos de vehículos carrozados como furgón integral prácticamente ello es sinónimo de furgonetas en el ámbito de las 3,5 toneladas de MMA, o algunas variantes pesadas que llegan a las 5 o 7 toneladas. Pero en camiones pesados estás configuraciones se dan en carrocerías especiales, como los construidos para los equipos de competición del motor o las de hípica.

Furgón Capitoné
Nada que ver con el gran furgón capitoné, que siempre fue un camión especialmente caro, que solía crearse carrozando un chasis de autocar con una estructura integral que tanto incluía el habitáculo en su parte frontal como la gran bodega de carga posterior.
Normalmente un capitoné se identifica como una carrocería furgón, casi siempre con un espacio de carga también situado sobre la cabina de conducción, pero si recurrimos al diccionario el origen galo de la expresión “capitoné” se refiere al acolchado. En origen ello era un tipo de acolchado especialmente utilizado por los tapiceros en los sofás, pero después en los carruajes de mudanzas se empezó a forrar las paredes con ese tipo de acolchado para procurar no dañar los muebles transportados y finalmente las carrocerías de mudanzas así equipadas en su interior pasaron a denominarse capitonés.

Especialista Ackermann
En la Europa de caminos de tierra y ferrocarriles a vapor, entre finales de los siglos XIX e inicios del XX, cualquiera que necesitara trasladar todas sus pertenencias a lo largo de una distancia de importancia sólo tenía dos alternativas: bien encontrar a un profesional de las mudanzas que dispusiera de un buen capitoné con su correspondiente acolchado interior o simplemente despedirse de cualquier elemento frágil como cristalería y porcelanas que hubiera entre sus pertenencias.
Precisamente un carrocero alemán, todavía activo en la fabricación de remolques y carrocerías, Ackermann, nacía en la actual Wupperthal hacia 1850, con el que la empresa Toribio y Facundo, poco más de un siglo después llegaría a un acuerdo para fabricar sus furgones en el mercado español.

Pegaso versus Avia
En este caso, los dos furgones que nuestros amigos José y Rafa han conservado con primor hasta nuestros días no tienen en común más que el buen trabajo que el carrocero segoviano Toribio y Facundo hiciera sobre ellos. Si nos fijamos en el pequeño Avia, que nos muestran José y Azucena, es un modelo de 3.500 kilogramos que originalmente perteneció a una tienda de muebles murciana.
Este pequeño camión furgón, sin embargo, ofrece una cabina espaciosa para cuatro plazas, con unos asientos traseros que además podían transformarse en dos literas. Así era posible realizar un largo desplazamiento o bien trasladar a todo el equipo de montadores de muebles necesario para el trabajo. La amplia cabina era de gran confort para hace más de cuarenta años, lo cual resulta de lo más conveniente teniendo en cuenta que su motor diésel Perkins no disponía más que de 71 CV. Opcionalmente en estos modelos Avia permitía elegir entre una caja de cambios manual de 4 o 5 relaciones.
Uno de los puntos más delicados de estos vehículos, con gran carrocería y que por tanto resultaba fácil sobrecargarlos, era su equipo de frenado, con un sistema hidráulico de servofreno más propio de un turismo que no de un vehículo industrial, por lo cual sufrir fugas y calentamientos en los forros de las zapatas era bastante frecuente.
El grandullón de esta pareja de capitonés, realizado sobre chasis Pegaso de autocar 5063 para 16 toneladas de peso total, es propiedad de Rafa Rodríguez y nos lo muestra acompañado por su esposa Ana. Tannto el Pegaso como el Avia, son habituales de las concentraciones de vehículos clásicos pesados en todo el país. No en vano estamos ante dos miembros bien activos de la Asociación de Clásicos Pesados de Castilla y León.
Centrándonos en el furgón Pegaso,de nuevo , es una unidad carrozada por Toribio y Facundo, en este caso en 1985, sobre n chasis para autocar Pegaso, pero con motor delantero. Ello era la base idónea para crear un gran camión de mudanzas, que en función del reparto de pesos y distancia entre ejes elegida veía oscilar su PMA, peso máximo autorizado como se denominaba antiguamente, entre las 16 y 17 toneladas. Mecánicamente se recurría a uno de los valores más fiables de ENASA, su conocido motor de seis cilindros en línea y 6,5 litros que era la base mecánica de la serie Comet. Este motor, que en versión aspirada ofrecía 125 CV en versiones tardías, como la del espectacular furgón pesado que aquí nos ocupa, disponía de turbo, como en los llamados Super Comet, con lo cual se obtenían 165 CV y unas prestaciones ruteras de lo más puntero.
En este caso, un desarrollo largo en el eje trasero motriz junto a una caja de velocidades de seis relaciones hacia adelante permitía ofrecer una alta velocidad máxima, no en vano en los tiempos previos al tacógrafo y el limitador no era raro que un vehículo así equipado aprovechase las rectas para lanzarse a más de 100 km/h. Como complemento necesario a las prestaciones de un auténtico gran ruta, este Pegaso solía equipar el depósito de 200 litros, con lo cual se aseguraba una buena autonomía
En su cabina, los dos asientos delanteros quedaban separados por el abultado capot interno del motor, mientras que en los laterales del panel delantero y trasero se disponía de armarios y un espacio de almacenaje muy superior a lo que cualquier otro camionero de la época podía encontrar en su cabina.
La doble cabina con que se solía rematar este tipo de carrozados era muy útil para las empresas de mudanzas. Así el asiento corrido trasero podía alojar a los mozos necesarios para el trabajo o bien, mediante unas cadenas y fijaciones en el techo, colgar el respaldo del asiento trasero en el techo para así junto a la parte del asiento formar dos camas para los desplazamientos más largos. Esto en las rutas de cuatro décadas atrás era un auténtico lujo. Algo que hoy podemos apreciar gracias a la pasión conservadora por la historia del transporte de unos amigos como en este caso son Rafa, Ana, José y Azucena. Todo un placer compartir una jornada en esta compañía y con esas joyas mecánicas.

Toribio y Facundo
A estas alturas, quienes hayáis decidido seguir leyendo estas líneas quizás os preguntéis qué tiene que ver esta historia de capitonés
y carroceros alemanes con los camiones clásicos Avia y Pegaso que ilustran este reportaje.
Pues bien, en España si hubo un carrocero conocido por su buen trabajo en el campo de los furgones capitoné con carrocería integral ese fue el segoviano Toribio y Facundo. Empresa ya desaparecida pero que durante algunos años trabajó con patentes alemanas de Ackermann para la creación de sus carrocerías capitoné. Aunque los avatares del mercado harían primero que abandonase la patente alemana y finalmente que la firma desapareciera.