La ubicación del Área 103, los servicios que ofrece a los transportistas y, sobre todo, su menú para camioneros son motivos más que suficientes para justificar la presencia de tantos camiones en sus aparcamientos. Pero hay algo más, y es que la vinculación de la familia que regenta este establecimiento con el mundo de la carretera va mucho más allá de una simple relación comercial.

La historia de la familia Rebollo y del Área 103 empieza “allá por el año 1889, fecha en la que se hizo cargo de la Venta de Almadrones la bisabuela Celestina. Continuaron con el negocio familiar la abuela Cayetana y el abuelo Mariano, a los que les sucedieron la Nieves y el Antonio, que es como se conoce cariñosamente a mis padres dentro del mundillo del camión”, explica Ramón Rebollo, uno de sus tres hijos y sobre el que recae parte de la gestión del negocio en la actualidad.

Ramón nos comenta que el gran inspirador de lo que hoy es el Área 103 ha sido su padre, Antonio Rebollo, un camionero que realizaba con frecuencia “la ruta de Zaragoza” y tenía por costumbre parar en la Venta de Almadrones. Fruto de esas paradas, se inició una relación, que terminó en matrimonio, entre Nieves, hija de los propietarios de la Venta de Almadrones, y Antonio. Esta misma circunstancia, el matrimonio entre la hija de los hosteleros y un camionero, se ha vuelto a repetir, ya que Ana, hija de Antonio y Nieves, también se ha casado con un transportista: Javier Ruiz, un riojano (el actual presidente de la asociación Atradis La Rioja) que, como su suegro, tenía la costumbre de parar habitualmente en este punto de la carretera. Verdaderamente, no resulta extraño que a lo largo de los años se haya establecido una relación tan especial entre este establecimiento y los profesionales de la ruta.

Poco a poco, Antonio va dejando el camión y se dedica en cuerpo y alma a impulsar el Área 103, pero sin olvidar sus orígenes. Ramón asegura que su padre siempre ha mimado mucho al camionero, ayudándole en lo que ha podido. Recuerda cómo durante las grandes nevadas de antaño, su padre iba con “una furgonetilla a llevar bocadillos y algo de beber a los que se quedaban bloqueados en la carretera, porque él conocía perfectamente las penurias que se pasaban, y se pasan, en esta profesión”.

“Pero el puntal de esta casa ha sido mi madre. La Nieves ha sido como una madre para los camioneros, ha luchado mucho por ellos. Ella sigue estando en el negocio, mi padre ya no, está fastidiado. Los habituales lo saben y siempre preguntan por él. Y es que mantenemos una relación más que de amistad, casi de familia con muchos de ellos” asegura Ramón. “Nos llamamos para felicitarnos por el cumpleaños, para interesarnos por una familiar enfermo, sabemos cuando hacen la comunión sus hijos”.

“Tenemos clientes de toda la vida, continúa Ramón, que paraban los padres y ahora lo hacen sus hijos. Lo normal es que conozcamos por su nombre a tres cuartas partes de los que están en el comedor. Es más, muchos de ellos no tienen ni que pedir el primero porque los camareros ya saben lo que van a tomar”.

Otra peculiaridad del 103 es su condición de punto de información. Cuando las cosas se complican en la carretera, cada camionero que pasa comenta qué se ha encontrado por el camino y se informa de cómo esta la ruta que le queda por delante. Por otro lado, ahora que cada vez les resulta más difícil coincidir en sus paradas, se enteran de las incidencias que han podido tener los viejos conocidos.

A diario, se sirven normalmente entre 450 y 500 comidas y cenas en los comedores, más concurrido el que está ubicado en dirección a Zaragoza al mediodía, mientras que el que está en sentido Madrid despliega algo más de actividad por la noche. Además, se sirven entre unas 100 y 120 comidas directamente en la barra.

En el Area 103, se puede parar a comer a cualquier hora del día. De siempre, se podían pedir las típicas raciones, pero desde hace 4 ó 5 años “la cocina está abierta todo el día, desde las 8 de la mañana hasta la 1 de la noche”, nos comenta Ramón Rebollo. “A las 5 de la tarde puedes pedir, por ejemplo, que te sirvan en la barra un plato de alubias y un filete”. Este cambio estuvo motivado por las necesidades de los camioneros; ahora los transportistas están muy condicionados por los horarios de los clientes y por el disco. “Hoy te puedes encontrar a un camionero comiendo a las 11 y media, y por la tarde, cuando se abre el comedor a los 8 y media, en la barra ya se han podido servir hasta 50 cenas a camioneros que, probablemente, tengan que descargar a partir de las 10 de la noche en plataformas logísticas. Y la gran mayoría de los bares y restaurantes de ese tipo de polígonos cierran a media tarde”, apostilla Ramón.

Aproximadamente, el 75% de los clientes del 103 son camioneros. “También notamos cuando se celebra una feria importante en Ifema (los recintos feriales de Madrid) o los fines de semana que el Real Madrid juega en casa, por los autobuses de las peñas” comenta Ramón.

Camino del parking, le preguntamos a un camionero si nos puede decir algún establecimiento parecido al 103. “Así, de pronto, no sé qué decirte”, responde. “Que paren muchos camiones hay muchísimos, pero que estén tan bien puestos para nosotros como éste, ahora no se me ocurre ninguno”.

AREA 103

Situación: Autovía A-2 Km. 103 Almadrones. Guadalajara

Establecimiento Restaurante-Cafetería: Servicio restaurante:

• Carta
• Menú normal (3 primeros y 3 segundos): 15 euros
• Menú camionero (20 primeros y 20 segundos): 8,75 euros
• Especialidades: Judías con chorizo y oreja, codillo asado, merluza al ajillo.

Servicios: Gasolinera, Hotel, Tiendas, Salas de descanso, Servicio de neumáticos, Parking vigilado y Salón de juego

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