De las siete medidas presentadas, la que afecta a las furgonetas concretamente se centrará en la realización de controles de velocidad en las rutas que más frecuentan este tipo de vehículos. En estos controles se realizarán también pruebas de alcohol y drogas y se comprobará la documentación (ITV, etc.). El objetivo es reducir en 10 el número de fallecidos, en relación con los 68 ocupantes de furgonetas que perdieron la vida a bordo de uno de estos vehículos.

En cuanto a las otras medidas, se destinarán 5 millones de euros para instalar bandas rugosas para delimitar “sonoramente” los carriles de los 3.000 kilómetros de vías convencionales calificados como especialmente peligrosos. El objetivo es reducir las salidas de vía y las colisiones frontales por desplazamiento al carril contrario.

También se revisará las zonas en las que se puede adelantar en 1.000 kilómetros de carreteras, repintando las carreteras o incluso instalando balizas (presupuesto: 1 millón de euros). Igualmente, se mejorará el tratamiento en 40 intersecciones peligrosas, instalando un sistema de señalización dinámica preventiva (luminosa). Además, se señalizarán tramos con elevado número de peatones, se controlará la velocidad y distancia de seguridad en autovías y autopistas y se intensificará la vigilancia sobre las motos, que en 2015 vieron aumentar su siniestralidad, con 49 fallecidos más que el año anterior.

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