Comisión de Parets Independiente para el Transporte
En una época en la que no se oyen más que lamentaciones y quejas por parte de la mayoría de los diversos estamentos, resulta gratificador iniciativas como la de este grupo de transportistas catalanes.
La crisis está castigando duramente al transporte, y dentro de él, los autónomos y las pequeñas flotas son las que más se están resintiendo ante la falta de financiación, su escasa capacidad de negociación, y la poca representatividad que tienen ante la Administración. Por ello, un grupo de transportistas de la provincia de Barcelona ha decidido actuar frente a la situación de crisis generalizada y los modos en que se producen las relaciones dentro del sector del transporte.
Su gran objetivo es recuperar para el pequeño transportista la capacidad de acceder directamente a la comercialización del transporte, reclamando la representatividad adecuada ante el Comité Nacional del Transporte. Su fuerza aún es escasa, pero están llenos de ilusiones y ganas. “La actual situación del transporte es caótica, nos dice Juan Sánchez, los pequeños transportistas si queremos sobrevivir debemos unirnos, no sólo para reivindicar mejoras sino para comercializar nuestro servicio de transporte en común y así poder acceder directamente a los grandes cargadores”.
Juan Sánchez es uno de los miembros de la Comisión de Parets Independiente para el Transporte (CPIT), como así se denomina esta iniciativa, a quien conocemos en las oficinas de la asociación en una zona industrial de Parets del Vallés, Barcelona. “Tras años de cultura subcontratadora donde la cadena de intermediación es cada vez mayor –señala el portavoz de la Comisión-, el transportista se encuentra con un gran problema, pues no tiene relación directa con el cliente final de su trabajo. Cualquier empresa que renuncie a controlar la venta de su producto puede ver amenazada su existencia y ese es el principal problema que sufrimos la mayoría de transportistas de este país. Podríamos hablar del coste del gasóleo y de la competencia de precios que realizan transportistas del Este, pero el principal problema que actualmente amenaza la actividad del transportista autónomo y la pyme tradicional de toda la vida en nuestro país es la cadena de intermediación que comporta una subasta continua y a la baja del trabajo para quien efectivamente realiza la acción del transporte”.
Modelo de negocio viable
La CPIT nace en 2011 como iniciativa de un grupo de pequeños empresarios y autónomos del transporte. Para conocer un poco más de ellos hemos mantenido una reunión en su sede, y allí nos encontramos, junto a Sanchez, con Félix Molina, Elena Molina y Juan Antonio Hernández, cuatro de sus miembros.
En todos los casos se trata de transportistas con varias décadas de experiencia, unos dedicados a la logística, otros al movimiento de tierras, otros al internacional…, pero que tienen en común una enorme voluntad de unirse para salir adelante y tienen claro que a través de su acción el autónomo y el pequeño transportista tienen todavía mucho que decir:
“El autónomo y la pyme representan un modelo de negocio muy viable incluso en la situación actual. En un momento en que los precios del trabajo van a la baja y la situación se ha convertido en compleja para muchos transportistas incluso de gran entidad, el único que está dispuesto a invertir en renovar material y mantener su negocio al día es el pequeño empresario quien si conviene arriesga todo su patrimonio personal para conseguir una financiación”.
Lejos de ideas preconcebidas, tan en boga entre la clase política europea, que busca potenciar modos de transporte como el ferrocarril en las mercancías pese a su manifiesta incapacidad de competir frente a la flexibilidad que ofrece la carretera, lo cierto es que desde la CPIT se confía en las posibilidades que los transportistas de toda la vida tienen para salir adelante en esta difícil situación, aunque se es plenamente consciente de los peligros de la actual situación.
El llanero solitario
“El único modo de trabajar rentablemente en el transporte es hacerlo directamente con el cargador, accediendo a la carga sin pasar por una larga cadena de intermediación que conlleva para el transportista una sensible disminución de ingresos, a la vez que un retraso en el período de cobro, que en lugar de los deseados 30 ó 45 días cada vez están más cerca de los 300 días. Lograr eso trabajando por libre para un autónomo es imposible, no se puede ir como si fueses el llanero solitario”.
Nuestros cuatro interlocutores se esfuerzan en hacernos ver cuales son sus propósitos. “Tenemos que unirnos y por ello creamos está organización de pymes y autónomos, abierta a colaborar con cualquier empresa u organización del sector que comparta nuestros objetivos. A los miembros que quieran participar les exigimos que se trate de transportistas en activo con toda su documentación en regla. Es decir, que se trate de empresas con la adecuada capacitación y tarjetas de transporte. Nuestro objetivo es ir contra el intrusismo en el sector que tanto perjudica a los auténticos transportistas. Eso tanto se refiere a eliminar formas de trabajo ajenas al transporte como es el caso de falsos autónomos que no disponen de vehículos a su nombre ni cumplen los requisitos que la LOT marca para la capacitación profesional del transporte, pero también significa lograr para nuestro colectivo la adecuada representación en el Comité Nacional del Transporte”.
Este artículo, completo Numero 57 - Marzo 2012 |
Joan Garriga
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