Las distintas interrupciones en las cadenas de producción debido primero a la pandemia, después la crisis de los semiconductores, que aun perdura, y ahora el confinamiento de Shanghái en China, está provocando un colapso entre los fabricantes al no poder atender los pedidos que les llegan desde los clientes.

El riesgo de crear un efecto burbuja si los pedidos no se traducen en ventas definitivas, fue advertido por Fernando Agustí, director de negocio de vehículo industrial de CaixaBank Payments &Consumer en el seno del I Observatorio del Vehículo Industrial de la Distribución, organizado por Faconauto en el marco de Motortec.

Agustí anunció un período inflacionista largo que repercutirá en el precio de los camiones en torno a un 10%, al mismo tiempo que pintaba un panorama algo desolador por la reducción del PIB que generará menor demanda y, por consiguiente menor necesidad de transporte, unido al aumento registrado en los tipos de interés debido al cese de las ayudas por parte del Banco Central europeo.

Una situación que ha llevado a los fabricantes a no aceptar más pedidos hasta que el mercado se normalice, a pesar de la necesidad que tiene muchas empresas de renovar flota,  dada la dificultad que existe para poder fijar los precios de vehículos que tienen más de un año de plazo de entrega.

En el caso de los usados, Agustí destacó cómo las marcas han ido reduciendo los stocks, en algunos casos por la imposibilidad de acceder a un camión nuevo, y también porque muchos de los contratos de recompra están siendo prorrogados por la falta de camiones.